La salud mental se deteriora en los enfermos crónicos

En las personas que padecen patologías crónicas (diabetes, asma, artritis, EPOC…), sus síntomas y los efectos secundarios al tratamiento de la enfermedad les vuelven más propensos a sufrir ansiedad o depresión.
La salud mental se deteriora en los enfermos crónicos

Las patologías crónicas nos hacen más propensos a sufrir trastornos mentales.

La cita latina mens sana in corpore sano hace referencia a la necesidad de que tanto nuestra salud física como nuestra salud mental se encuentren equilibradas, y a la interconexión que existe entre ambas. Hay numerosos estudios que prueban que llevar un estilo de vida saludable –una alimentación sana, practicar ejercicio físico, dormir las horas necesarias…– no sólo previene el desarrollo de enfermedades y alarga la esperanza de vida, sino que también contribuye a nuestro bienestar emocional.

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En el caso de las personas que padecen patologías crónicas, como enfermedades cardiovasculares, diabetes, asma, artritis, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o cáncer, entre otras, los problemas asociados al tratamiento de la enfermedad, los efectos secundarios de los medicamentos, y los síntomas que deterioran la calidad de vida de estos pacientes, les vuelven más propensos a sufrir trastornos mentales como la ansiedad o la depresión. A su vez, los problemas que afectan a la salud mental y emocional de estas personas dificultan el manejo de su enfermedad y empeoran el pronóstico de la misma.

Los afectados por patologías cardiacas, o aquellos que han sufrido un infarto o un ictus, sufren depresión con una frecuencia entre dos y tres veces mayor que el resto de la población

Así, los afectados por patologías cardiacas, o aquellos que han sufrido un infarto o un ictus, sufren depresión con una frecuencia entre dos y tres veces mayor que el resto de la población. Lo mismo ocurre con los diabéticos, mientras que los pacientes de EPOC son hasta tres veces más propensos a sufrir un trastorno de ansiedad, y presentan crisis de pánico con una frecuencia diez veces superior.

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En Reino Unido, el 30 por ciento de la población –más de 15 millones de personas- padecen en la actualidad alguna enfermedad crónica. Teniendo en cuenta que estos enfermos tienen de dos a tres veces más posibilidades de desarrollar algún trastorno mental, cuatro millones de enfermos crónicos podrían padecer además una patología mental. Ante este panorama, el informe 'Enfermedades crónicas y salud mental. El coste de la comorbilidad', elaborado por el Instituto Nacional para la Salud y la Excelencia Clínica del Reino Unido, advierte que es necesario establecer programas que faciliten la coordinación entre el trabajo de los especialistas en salud mental y el resto de profesionales que intervienen en el cuidado de los pacientes con enfermedades crónicas, con el fin de mejorar el resultado de los tratamientos sin que esto implique un coste adicional.

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El informe también señala que existe una relación causal bidireccional entre las enfermedades físicas y psíquicas; así, las personas que sufren trastornos mentales y desequilibrios emocionales, como depresión, estrés crónico o ansiedad, también tienen un riesgo mayor de desarrollar una gran variedad de enfermedades físicas, en comparación con las personas que disfrutan de una buena salud mental.

La falta de atención psicológica a los enfermos crónicos les vuelve más susceptibles a morir prematuramente a causa de su patología y, además, incrementa también los costes sanitarios porque provoca un empeoramiento de los síntomas y agrava su discapacidad, lo que aumenta las consultas médicas y los ingresos hospitalarios. Por ello, los autores del informe abogan por integrar el cuidado de la salud mental en los programas de rehabilitación de los pacientes con enfermedades crónicas.

Actualizado: 3 de julio de 2017

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