Tratamiento de la legionella
Por: Dr. José Antonio Nuevo González
Especialista en Medicina Interna. Servicio de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón de Madrid
Actualizado: 29 de julio de 2022
Para tratar la legionella se utilizan antibióticos, habitualmente quinolonas (levofloxacina, ciprofloxacina, moxifloxacina...) y macrólidos (azitromicina, claritromicina, eritromicina).
Hoy por hoy, los estudios científicos demuestran que los antibióticos más eficaces son la azitromicina y el levofloxacino, dado que penetran mejor en las células donde se halla la Legionella a nivel pulmonar, así como un menor número de efectos secundarios que la eritromicina, que fue el primero en utilizarse.
La duración del tratamiento antibiótico suele ser de 7 a 10 días para cualquiera de los dos. Esta duración puede ampliarse en individuos con problemas inmunológicos o en trasplantados.
Dado que se trata de una neumonía, otras medidas a aplicar suelen ser el oxígeno, y analgésicos para los dolores articulares y la cefalea.
El tratamiento de la legionella debe iniciarse en cuanto se sospeche que se padece la enfermedad, ya que si se trata adecuadamente y desde el principio el pronóstico es excelente, especialmente si el paciente no presenta ninguna patología previa ni tiene el sistema inmunitario debilitado por otras razones (trasplantes, etcétera).
Sin embargo, no hay que olvidar que esta enfermedad puede ser mortal, sobre todo para las personas que padezcan otras enfermedades, o aquellas que contraigan la infección mientras permanecen hospitalizadas por una intervención quirúrgica u otras causas.
Creado: 26 de octubre de 2010