Síntomas de un catarro y posibles complicaciones
Actualizado: 20 de diciembre de 2024
Los síntomas del catarro comienzan a volverse identificables tras un periodo de incubación que puede rondar entre 24 y 72 horas.
El resfriado suele comenzar con dolor de garganta, con la sensación de que raspa al hablar o al tragar; seguido, generalmente, de rinorrea (goteo nasal), estornudos, malestar general y obstrucción nasal. Muchas personas pueden presentar también tos.
La temperatura suele ser normal o subir unas pocas décimas de fiebre (en torno a 37,5ºC), sobre todo si los agentes causantes son rinovirus o coronavirus.
Tras un par de días, la mucosidad nasal puede aumentar de espesor y parecer purulenta. Esto es normal, debido a que el sistema inmune está combatiendo al invasor, pero no significa que haya una infección por bacterias. Por ello, salvo en casos muy excepcionales, el médico no suele prescribir antibióticos para los catarros, y nunca debemos automedicarnos con ellos.
Sin embargo, cuando el esputo (mucosidad expulsada por la boca desde el pulmón) es purulento (amarillo oscuro, verde, rojizo…) sí es un síntoma sugestivo de infección importante, y debemos acudir a un profesional sanitario en busca de consejo.
Síntomas de complicaciones del catarro
El catarro o resfriado suele ser una afección benigna. No obstante, si el paciente presenta algún tipo de patología de base, como asma, bronquitis crónica u otros tipos de afección respiratoria, puede tener más problemas para respirar durante y después de la infección. Si esto ocurre, consulte con su médico la mejor opción para aliviar estas molestias.
Igualmente si tú o alguien cercano presenta alguno de los siguientes síntomas o señales de alerta, es importante buscar atención médica para una evaluación y tratamiento adecuado:
- Fiebre alta o persistente: la fiebre es común en los primeros días de un catarro, pero si se mantiene alta (>38.5°C) o reaparece después de haber cedido, podría ser indicativo de una infección bacteriana secundaria, como una sinusitis, neumonía o faringoamigdalitis bacteriana.
- Dificultad para respirar: sensación de falta de aire, respiración acelerada o sibilancias (un sonido silbante al respirar) pueden sugerir complicaciones como una bronquitis aguda, una crisis asmática en personas con asma, o incluso una neumonía.
- Dolor torácico: el dolor en el pecho, especialmente si es persistente o empeora al respirar profundamente, puede ser un signo de pleuritis (inflamación del revestimiento pulmonar) o una infección más grave, como neumonía.
- Secreción nasal o tos con pus o sangre: la presencia de mucosidad espesa, verdosa o con sangre puede ser señal de una sinusitis bacteriana o, en casos raros, de una infección pulmonar grave.
- Dolor de oído intenso: el dolor o sensación de presión en los oídos, junto con fiebre, puede indicar una otitis media, una complicación común en niños, pero también puede presentarse en adultos.
- Dolor facial persistente: dolor alrededor de los ojos, en la frente o los pómulos, junto con mucosidad espesa, puede ser un síntoma de una sinusitis aguda.
- Fatiga extrema o confusión: un cansancio desproporcionado o confusión mental, especialmente en personas mayores, podría ser una señal de una infección más grave, como neumonía o una complicación sistémica.
- Persistencia o empeoramiento de los síntomas: si después de 10 días los síntomas no mejoran o empeoran (como tos intensa, dolor de cabeza, fiebre), esto puede indicar una complicación bacteriana que requiere tratamiento con antibióticos.
- Hinchazón o dolor en los ganglios linfáticos: ganglios inflamados y dolorosos en el cuello que persisten pueden indicar una infección más grave en la garganta o vías respiratorias.
- Cambios en el comportamiento en niños: irritabilidad, somnolencia excesiva o rechazo a alimentarse en los más pequeños pueden ser indicativos de otitis, neumonía u otra complicación.
Creado: 20 de diciembre de 2010