Por qué tenemos miedo a equivocarnos
Actualizado: 5 de septiembre de 2022
El miedo a equivocarse, a cometer errores, a no poder retroceder las agujas del reloj y empezar de nuevo, es uno de los temores más frecuentes en el ser humano, y tiene dos caras. Una cara buena y protectora que nos facilita la adaptación al medio, ayudándonos a anticipar y evitar posibles peligros; y una cara mala que nos limita, que no nos permite crecer, haciendo que nos acomodemos plácidamente en nuestra zona de confort y nos convirtamos en meros espectadores de nuestra propia vida.
Una vida en la que no nos permitimos el lujo de tomar partido de forma activa, por temor a lo que pueda ocurrir después. Esta cara mala, hace que cada vez más personas acudan a la consulta de psicología por experimentar un miedo constante a cometer errores, que no les permite avanzar en sus vidas.
En muchos casos, en lugar de miedo expresan una sensación de frustración al ver como pasan los años sin que ocurra nada nuevo. Si bien para estas personas el miedo a equivocarse no es su principal motivo de consulta, al evaluar su situación encontramos que el temor a errar en su toma de decisiones es uno de los principales motivos involucrados en el origen y la continuidad del malestar emocional que les alerta de que algo en sus vidas no funciona.
Miedo al fracaso: cuáles son sus causas
El miedo es una emoción primaria –con la que nacemos, y que experimentan todos los miembros sanos de una especie– que está al servicio de nuestra supervivencia, permitiéndonos elegir la mejor forma de afrontar diferentes circunstancias. Aparece cuando interpretamos la realidad como amenazante ante un potencial daño físico (por ejemplo, una agresión) o psicológico (por ejemplo, pensamos que nos van a valorar mal).
Por lo tanto, tener miedo de cometer equivocaciones o errores es sano y normal, ya que un error puede traer consigo daños físicos (por ejemplo, un accidente) y psicológicos (por ejemplo, el rechazo de personas significativas para nosotros). Sin embargo, para algunas personas el miedo a equivocarse, lejos de ayudarles a resolver problemas, se los crea, debido a su incapacidad de tomar las riendas de su propia vida. Las principales causas de esto son:
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Interpretación pesimista y negativa del mundo y la realidad
Es el caso de personas que experimentan un verdadero estancamiento en su desarrollo personal, social, laboral, etcétera, porque el miedo a equivocarse les impide salir de su zona de confort. ¿Qué les pasa? ¿Por qué una emoción destinada a ayudarles a adaptarse tiene el efecto contrario? La clave está en la interpretación.
Desde la psicología cognitiva se considera que las interpretaciones que hacemos de la realidad, de nuestra competencia a la hora de resolver problemas, o de los resultados de nuestra conducta, son determinantes a la hora de explicar cómo interpretamos el mundo y la adversidad. Las personas con miedo a cometer errores tienden a presentar un estilo cognitivo (forma de procesar la información y de interpretar la realidad) centrado en las amenazas (todo lo que puede salir mal) y las pérdidas (todo aquello que pueden perder, olvidando lo que pueden ganar). Esta interpretación del mundo les dificulta tomar decisiones o emprender acciones debido a que experimentan elevados niveles de ansiedad cuando tienen que hacerlo.
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Evitar emociones negativas y obtener beneficios
Para evitar esta ansiedad, deciden no intentarlo, o rendirse si no consiguen resolver el problema fácilmente y con rapidez; de esta forma su ansiedad cesa y se refuerzan sus conductas de evitación o escape, a cambio de no aprender a desarrollar estrategias que les permitan gestionar su miedo al error, o darse cuenta de que, aunque se equivoquen, sabrán cómo solucionarlo.
En el mantenimiento del miedo a equivocarse patológico se conjugan aspectos cognitivos relacionados con la interpretación de la realidad, y otros puramente aprendidos. Estos últimos se refieren a conductas con las que han obtenido algún beneficio. Por ejemplo, no enfrentarse a los posibles errores (la evitación) se refuerza por el alivio de la ansiedad. Otras ganancias secundarias serían conseguir que sean otros los que afronten la tarea en su lugar, recibir más atención por parte de otras personas, bajas médicas que se prolongan…
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Baja autoestima
Este tipo de personas no solo tienen una interpretación errónea de la realidad, sino también de su propia competencia. De esta manera explican sus éxitos aludiendo a causas no controlables por ellos (como el azar), específicas (creen que les ha ido bien en una circunstancia concreta), y temporales (creen que su éxito no tiene por qué repetirse en el futuro). Por el contrario, explican sus errores aludiendo a causas internas (por ejemplo, se sienten incompetentes), generales (será así en todos los contextos), y permanentes (les irá siempre mal).
Creado: 22 de noviembre de 2019