Qué es la esponja anticonceptiva y cómo se coloca
Actualizado: 23 de marzo de 2023
La esponja anticonceptiva es un método de anticoncepción de barrera femenino que “es poco conocido y usado". Lo cierto es que empleado como recurso único para evitar el embarazo no tiene gran efectividad, pero “asociado al preservativo tiene alta eficacia”, tal y como nos explica el doctor Modesto Rey, ginecólogo y portavoz de la Sociedad Española de Contracepción (SEC)
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Como otros sistemas para evitar el embarazo, una vez conocidas sus características, ventajas y desventajas puede ser una opción a considerar por la mujer. Eso sí, hay que tener presente que en España no se vende en las farmacias y solo se puede conseguir a través de internet (un paquete con tres unidades cuesta unos 15€).
Cómo es la esponja anticonceptiva
“Es una especie de esponja con espermicida que se introduce en el interior de la vagina”, nos explica Gemma Castro, responsable de proyectos del área de intervención social de la Federación de Planificación Familiar Estatal. Con forma de disco, está fabricada en espuma de poliuretano y posee dos caras diferenciadas: una con una concavidad en el centro, y la otra con una cinta adherida que va de lado a lado del disco y cuya misión es facilitar su extracción una vez que la esponja ha concluido su función.
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Según el doctor Modesto Rey esta esponja anticonceptiva vaginal “tiene tres efectos”:
- Libera un espermicida, el Nonoxidol 9.
- Como esponja, absorbe el semen.
- Bloquea el canal cervical e impide que los espermatozoides lleguen hasta el óvulo.
Tiene una sola talla (a diferencia del diafragma vaginal), “se pliega como un aro para su colocación”, explica el doctor Rey. Es de un solo uso, es decir, que una vez utilizada se tiene que tirar a la basura, nunca por el inodoro.
Cuál es su eficacia como método anticonceptivo
Su eficacia como método anticonceptivo no es elevada y deja bastante que desear. “Difiere si la mujer ha tenido ya hijos, o no. En mujeres que no han sido madres el riesgo de embarazo es del 4%, pero en mujeres que ya tienen hijos el fallo se sitúa entre el 21% y el 26%, porque el cuello del útero está más dilatado”, explica el doctor Modesto Rey.
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Otra circunstancia que también reduce su eficacia es su uso incorrecto, porque hay que colocarla perfectamente para que el canal cervical quede completamente sellado, y si no se inserta de forma adecuada pueden colarse espermatozoides.
No protege de ETS
A diferencia de otros métodos anticonceptivos de barrera, como el preservativo masculino y femenino, la esponja “no protege de las enfermedades de transmisión sexual”, comenta Gemma Castro, porque “pone en contacto las secreciones”. Tampoco evita el contagio del sida, e incluso puede contribuir a la propagación de bacterias. Como nos comenta el doctor Modesto Rey, el espermicida que contiene puede “provocar irritación y producir heridas que favorecen las infecciones vaginales y las enfermedades de transmisión sexual”.
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Cómo se usa la esponja anticonceptiva
Antes de empezar a usar la esponja anticonceptiva conviene leer detenidamente las instrucciones, y si se tienen dudas consultar con algún profesional sanitario que explique cómo se debe utilizar, porque una colocación incorrecta disminuye significativamente su eficacia. Estas son las pautas que debes seguir:
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Una vez extraída del envase “se tiene que humedecer con agua y escurrir hasta que sale un poco de espuma”, nos explica el doctor Modesto Rey, ginecólogo y portavoz de la Sociedad Española de Contracepción (SEC). De esta forma se activa el espermicida que contiene.
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Para introducir la esponja anticonceptiva vaginal lo mejor es colocarse en posición de cuclillas con las piernas separadas, o en una postura similar a la que se emplea para insertar un tampón.
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La cara que tiene el centro deprimido hacia dentro debe estar hacia arriba, mientras que la cara que cuenta con la cinta ha de situarse hacia abajo. “Es un disco que se pliega como un aro”, apunta el doctor Modesto Rey. Una vez doblado se introduce en la vagina y con la ayuda de los dedos se empuja lo más profundo que se pueda.
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Una vez mantenidas las relaciones sexuales debe permanecer en el interior de la vagina al menos seis horas. “Si se retira antes pierde eficacia”, señala el Dr. Rey, porque pueden quedar espermatozoides en la fracción del cuello uterino sin protección.
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Una vez introducida dentro de la vagina “puede permanecer durante 24 horas”, nos explica este especialista. “En ningún caso ese tiempo debe sobrepasar las 30 horas”, añade. Si se supera ese tiempo se incrementan las posibilidades de desarrollar algún tipo de infección vaginal.
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Para retirarla hay que volver a introducir los dedos en la vagina y tirar de la cinta que quedó dentro.
Creado: 18 de febrero de 2020