Cristina López del Burgo
12 de septiembre de 2024
Cristina López del Burgo es médica especialista en medicina familiar y comunitaria. Deseaba tener hijos, pero no pudo cumplir ese sueño porque la vida le tenía marcado otro camino. En ese camino, López del Burgo empezó a investigar profundamente sobre la infertilidad. 15 años de estudio que ahora ha volcado en las páginas de El camino de la infertilidad (Planeta, 2024), un libro en el que transita de forma rigurosa por todas las complicaciones (biológicas, personales, familiares y sociales) relacionadas con el hecho de no poder tener hijos y en el que ofrece desde su experiencia consejos para parejas que inicien en la actualidad su propio camino de la infertilidad. “Según los estudios, aproximadamente un 30% de los casos de infertilidad son de origen femenino, otro 30% masculino y otro 30% mixto (es decir, se encuentran causas en ambos miembros de la pareja). El 10% restante se suele etiquetar como origen desconocido”, señala la experta, que reconoce que el sentimiento de culpa ante un diagnóstico, las incomprensiones del entorno, los reproches, las decepciones ante el fracaso de los tratamientos, “pueden desgastar mucho y pasar factura a la vida de pareja”
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¿Aún nos cuesta hablar abiertamente de la infertilidad?
Sí, aunque cada vez somos más quienes hablamos sobre ella. Entiendo que no se quiera o que cueste hablar, porque es un tema que afecta a la intimidad. Sin embargo, creo que puede hablarse de muchos aspectos de la infertilidad sin invadir esa intimidad. No hace falta dar detalles de lo que ocurre en la pareja, pero sí se puede hablar de cómo puede afectar, qué sufrimientos conlleva, etcétera.
¿Qué papel tiene la educación sexual en el conocimiento sobre nuestra fertilidad?
Habitualmente en los programas de educación sexual se pone mucho énfasis en enseñar cómo evitar el embarazo. Se acaba transmitiendo la idea de que la fertilidad es algo negativo, que hay que anular por todos los medios.
Habitualmente en los programas de educación sexual se pone mucho énfasis en enseñar cómo evitar el embarazo, se acaba transmitiendo la idea de que la fertilidad es algo negativo
No se suele enseñar la belleza de la fertilidad, lo asombroso que es nuestro cuerpo. Si no conocemos cómo es nuestra fertilidad, es difícil que la admiremos y la cuidemos.
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Sobre esta idea de evitar el embarazo durante la juventud. ¿Afecta el uso de anticonceptivos hormonales a la fertilidad?
De manera indirecta. Si una mujer ha estado tomando anticonceptivos hasta los 35 años, probablemente le costará más tiempo quedarse embarazada que si los hubiese dejado a los 30. Es la edad la que disminuye la fertilidad. Por otro lado, suelen recetarse anticonceptivos para, supuestamente, regular el ciclo, o para tratar alguna alteración ginecológica.
Pero, en realidad, los anticonceptivos son un tratamiento sintomático, no etiológico (controlan los síntomas, pero no solucionan la causa de esas alteraciones) y, además, anulan el ciclo. Por eso, cuando se dejan de tomar, el problema sigue estando ahí. La dificultad para lograr el embarazo en estos casos tiene más que ver con la enfermedad que motivó que se tomaran los anticonceptivos, que por los anticonceptivos en sí.
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El porqué de la infertilidad: causas y prevención
¿Cuáles son los principales motivos de la infertilidad en la actualidad?
Por una parte, el retraso de la edad de la maternidad. En la mujer la fertilidad empieza a decaer a partir de los 30 años y en el varón algo más tarde, aunque en ellos el descenso no es tan acusado. Por otra parte, el estilo de vida actual (el estrés crónico, la falta de sueño, el sedentarismo, el consumo de alcohol y tabaco, o dietas poco saludables) también repercute en la fertilidad.
Si una mujer ha estado tomando anticonceptivos hasta los 35 años, probablemente le costará más tiempo quedarse embarazada que si los hubiese dejado a los 30. Es la edad la que disminuye la fertilidad
En cuanto a enfermedades del aparato reproductor, los trastornos de la ovulación, la endometriosis o la obstrucción de las trompas son causas frecuentes en la mujer. En el hombre, la alteración en la producción de los espermatozoides o en su transporte (por ejemplo, por problemas hormonales, testiculares como un varicocele o una infección, etcétera).
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¿Afecta de forma diferente a hombres que a mujeres? ¿En qué género hay una mayor prevalencia?
La prevalencia es similar. Según los estudios, aproximadamente un 30% son de origen femenino, otro 30% masculino, y otro 30% mixto (es decir, se encuentran causas en ambos miembros de la pareja). El 10% restante se suele etiquetar como origen desconocido, aunque ese porcentaje realmente es menor si se hace un estudio exhaustivo de las posibles causas de la infertilidad.
¿Hay factores que podrían ser solucionables en la cuestión de la infertilidad?
Sí, por supuesto. Lo primero de todo es hacer un buen diagnóstico de todo lo que pueda estar afectando a la fertilidad. Actualmente contamos con tratamientos médicos y quirúrgicos para tratar múltiples patologías, como por ejemplo los trastornos hormonales, las obstrucciones tubáricas o la endometriosis, entre otros.
Afrontar el diagnóstico o tomar la decisión de dejar de intentarlo son dos grandes retos
También los cambios en el estilo de vida pueden ayudar (llevar una dieta mediterránea, evitar el tabaco y el alcohol, hacer ejercicio, etcétera). No obstante, la medicina tiene sus límites y en ocasiones no se consigue restaurar la fertilidad.
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¿Aquí también es importante la prevención?
Claro. En primer lugar, es fundamental conocer la propia fertilidad. En el caso de las mujeres, si sabemos interpretar los cambios cíclicos de nuestro cuerpo, podremos identificar precozmente si algo no va bien e intentar solucionarlo antes de que empeore. Por otra parte, llevar un estilo de vida saludable nos ayudará a preservar o mejorar la fertilidad.
Cómo afecta la infertilidad a la relación de pareja
¿Qué impacto tiene en la pareja el diagnóstico de infertilidad?
Una de las áreas que se ve afectada es la sexualidad. Al estrés porque «toca tener relaciones» en el periodo fértil, se le suma la ansiedad de las pruebas, los altibajos emocionales de los tratamientos hormonales y la pérdida de intimidad de la vida sexual (el personal sanitario está al tanto de cuándo se tienen relaciones). Todo ello puede disminuir el deseo sexual y provocar problemas a la hora de tener relaciones sexuales y no es infrecuente que aparezcan los reproches.
El sentimiento de culpa ante un diagnóstico, las incomprensiones del entorno, los reproches, las decepciones ante el fracaso de los tratamientos…, desgastan mucho y eso pasa factura a la vida de pareja
Por otra parte, hombres y mujeres vivimos la infertilidad de distinta manera y si la pareja no habla sobre cómo se siente, se puede malinterpretar lo que hace o deja de hacer el otro e ir levantándose un muro entre los dos. El sentimiento de culpa ante un diagnóstico, las incomprensiones del entorno, los reproches, las decepciones ante el fracaso de los tratamientos, etcétera, desgastan mucho y eso pasa factura a la vida de pareja.
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¿Qué recursos pueden servirles de ayuda a la hora de aceptar este nuevo camino?
Puede ser de gran ayuda compartir su vivencia con otras parejas que están transitando por el mismo camino. Se dan cuenta de que no están solos y de que nadie les va a juzgar por expresar lo que sienten. En ocasiones, puede venir bien la ayuda psicológica (hay psicólogas especializadas en infertilidad o en duelo).
Otros recursos como los libros, los podcasts o los testimonios en redes sociales de personas que están pasando por lo mismo también pueden ser de ayuda. Sin embargo, la “sobreinformación” puede terminar provocando más ansiedad. Cada persona tendrá que valorar qué recursos son los más adecuados para su situación.
¿Cuál dirías que es el mayor reto?
Depende de la etapa que estés transitando y de cómo seas. Afrontar el diagnóstico o tomar la decisión de dejar de intentarlo creo que son dos grandes retos. Aunque quizás el mayor reto sea enfrentarse a la posibilidad de una vida sin hijos, ser consciente de que no siempre conseguimos todo lo que nos proponemos pero que, a pesar de ello, podemos ser felices.
¿Cuándo sería necesario buscar ayuda psicológica?
Cuando vemos que la infertilidad está paralizando toda nuestra vida o cuando sentimos que estamos al borde del abismo, que no sabemos por dónde seguir. También si la relación de pareja está empeorando. Pero no hace falta llegar a “tocar fondo” para pedir ayuda. Por ejemplo, si vemos que nos está resultando difícil manejar la ansiedad ante los resultados de las pruebas o de los tratamientos, o no sabemos cómo hacer frente a las relaciones sociales o familiares, puede venir bien la orientación de los profesionales.
Es importante evitar hacer comentarios del tipo ‘seguro que lo conseguís’, ‘lo que tenéis que hacer es relajaros’, ‘podéis adoptar’
Los comentarios que se lanzan a una pareja en torno a tener o no tener hijos suelen ser muy desafortunados. ¿Puede la infertilidad abrir una brecha o poner fin a amistades que se encuentran en otro plano?
Puede ocurrir, sobre todo cuando se está en pleno proceso de búsqueda del embarazo o transitando el duelo. Es fácil sentirse excluido en un entorno en el que solo se habla de embarazos y niños. Lo mejor es hablarlo con tus amigos, que sepan cómo te sientes y que puede que necesites estar un tiempo alejada. Muchas amistades siguen perdurando después, pero otras se pierden y eso también tenemos que aprender a aceptarlo. Hay amistades que solo nos acompañarán un tramo del camino.
¿Cómo apoyar a una pareja que esté en este proceso? Supongo que a veces por no saber cómo acompañar este duelo, acabamos entorpeciendo.
Reconociendo su dolor y no juzgándoles. La mayoría de las veces no hace falta decir nada. Basta con estar a su lado, y que sepan que estás ahí para lo que necesiten. Es importante evitar hacer comentarios del tipo “seguro que lo conseguís”, “lo que tenéis que hacer es relajaros”, “podéis adoptar”, etcétera. Muchos de esos comentarios se hacen con buena intención, pero, en vez de aliviar, aumentan el dolor.
¿Qué consejos darías a alguien que está luchando con la decisión de buscar tratamientos de fertilidad o aceptar una vida sin hijos?
Que hablen. Que cada uno ponga sobre la mesa por qué quiere tener un hijo (¿es para llenar un vacío emocional, para sentirse realizada/o…?), cuáles son sus límites, si hay alguna línea roja que no quieren traspasar. Y que hablen también de sus miedos.
A veces se tiene miedo a una vida sin hijos porque pensamos que va a estar llena de tristeza o de soledad. Pero no es así. Como muestro en mi libro, con mi testimonio y el de otras parejas, se puede ser feliz sin hijos, aunque los hayas deseado con toda el alma.