Cada 4,4 segundos murió un niño o un joven menor de 24 años en 2021
11/01/2023
La mortalidad infantil y juvenil en el año 2021 que acabamos de despedir sigue constituyendo una terrible lacra, según muestra un informe del Grupo Interinstitucional de las Naciones Unidas para la Estimación de la Mortalidad Infantil (UN IGME), que estima que cinco millones de niños fallecieron antes de cumplir cinco años, mientras que otros 2,1 millones de niños y jóvenes de entre cinco y 24 años murieron a lo largo del año, y 1,9 millones de bebés nacieron muertos en este periodo de tiempo.
Un acceso equitativo a los sistemas sanitarios y una adecuada atención de salud materna –durante el embarazo, el parto y el posparto–, neonatal, infantil y adolescente habría podido evitar muchas de estas muertes. “Todos los días, demasiados padres enfrentan el trauma de perder a sus hijos, a veces incluso antes de que respiren por primera vez”, ha declarado Vidhya Ganesh, Directora de la División de Análisis, Planificación y Monitoreo de Datos de UNICEF. “Una tragedia tan generalizada y prevenible nunca debe aceptarse como inevitable. El progreso es posible con una voluntad política más fuerte y una inversión específica en el acceso equitativo a la atención primaria de la salud para todas las mujeres y niños”.
Millones de niños y jóvenes morirán si la atención médica no mejora
Los informes también revelan datos positivos, ya que a nivel mundial se ha observado un menor riesgo de muerte en todas las edades desde el año 2000. De hecho, la tasa mundial de mortalidad de menores de cinco años ha disminuido un 50% desde el comienzo del siglo, las tasas de mortalidad en niños mayores y jóvenes se redujeron en un 36%, y la tasa de mortinatalidad disminuyó en un 35%. Estos resultados se pueden atribuir al incremento en las inversiones para fortalecer los sistemas de atención primaria para beneficiar a las mujeres, los niños y los jóvenes.
“Es sumamente injusto que las posibilidades de supervivencia de un niño puedan depender únicamente de su lugar de nacimiento”
A partir del año 2010, sin embargo, las mejoras se han reducido de forma significativa, y 54 países no alcanzarán la meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para la mortalidad de menores de cinco años, y los expertos advierten que si no se adoptan medidas urgentes para mejorar los servicios de salud, casi 59 millones de niños y jóvenes morirán antes de 2030, y casi 16 millones de bebés se perderán por muerte fetal.
“Es sumamente injusto que las posibilidades de supervivencia de un niño puedan depender únicamente de su lugar de nacimiento, y que existan desigualdades tan grandes en su acceso a los servicios de salud que salvan vidas”, ha señalado el Dr. Anshu Banerjee, Director de Maternidad, Recién Nacido, Niño y Salud Adolescente y Envejecimiento en la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Los niños de todo el mundo necesitan sistemas sólidos de atención primaria de la salud que satisfagan sus necesidades y las de sus familias, para que, sin importar dónde nazcan, tengan el mejor comienzo y esperanza para el futuro”.
El lugar de nacimiento determina las oportunidades de supervivencia de la población infantil y los informes muestran que las peores condiciones se dan en el África subsahariana y el sur de Asia. Así, aunque África subsahariana tuvo solo el 29% de los nacidos vivos en el planeta, en esta región se produjeron el 56% de todas las muertes de menores de cinco años en 2021, y en el sur de Asia el 26% del total. Los niños nacidos en el África subsahariana son los que tienen el mayor riesgo de muerte infantil del mundo, 15 veces mayor que el riesgo de los niños de Europa y América del Norte.
En estas dos regiones también se da el mayor porcentaje de mortinatos a nivel mundial; en concreto, el 77% de todos los mortinatos en 2021 ocurriendo en África subsahariana y el sur de Asia. Casi la mitad de todos los mortinatos ocurrieron en el África subsahariana, donde el riesgo de que una mujer tenga un bebé muerto es siete veces más probable que en Europa y América del Norte.
La disponibilidad de atención médica de calidad y el acceso equitativo a la misma es una cuestión de vida o muerte para los niños en todo el mundo. La mayoría de las muertes infantiles se producen en los primeros cinco años, de las que la mitad ocurren dentro del primer mes de vida. El parto prematuro y las complicaciones durante el parto son las principales causas de muerte de los bebés más pequeños. Más del 40% de los mortinatos ocurren durante el parto, y la mayoría de estas muertes se pueden prevenir cuando las mujeres tienen acceso a una atención de calidad durante el embarazo y el parto. Las enfermedades infecciosas como la neumonía, la diarrea y la malaria son la mayor amenaza para los bebés que sobreviven más de 28 días.
Aunque el COVID-19 en sí mismo no supone un riesgo relevante para los niños porque los menores tienen muchas más probabilidades de superar la infección por SARS-CoV-2 sin complicaciones, la pandemia sí ha influido en las campañas de vacunación y el acceso a la atención primaria de la salud de la población infantil de los países con menos recursos, y ha provocado el mayor retroceso en la administración de vacunas en tres décadas, poniendo a los recién nacidos y niños más vulnerables en mayor riesgo de morir por enfermedades prevenibles.
“Las nuevas estimaciones destacan el notable progreso mundial desde el año 2000 en la reducción de la mortalidad entre los niños menores de 5 años”, afirma John Wilmoth, Director de la División de Población de UN DESA. “A pesar de este éxito, se necesita más trabajo para abordar las grandes diferencias persistentes en la supervivencia infantil entre países y regiones, especialmente en África subsahariana. Solo mejorando el acceso a una atención médica de calidad, especialmente en el momento del parto, podremos reducir estas desigualdades y terminar con las muertes prevenibles de recién nacidos y niños en todo el mundo”.
Fuente: UNICEF
Actualizado: 12 de enero de 2023