Cada 5 segundos muere un menor de 15 años en el mundo
18/09/2018
En 2017, alrededor de 6,3 millones de niños menores de 15 años murieron en el mundo por causas que en su mayoría se pueden prevenir, según el último informe sobre mortalidad infantil publicado por Unicef, la Organización Mundial de la Salud (OMS), la División de Población de las Naciones Unidas y el Grupo del Banco Mundial. Los menores de cinco años son los más vulnerables.
Complicaciones en el parto, neumonía, diarrea, sepsis neonatal y paludismo, entre otras causas, provocaron el deceso de 5,5 millones de pequeños que no habían cumplido aún los cinco años. 2,5 millones de niños fallecieron en el primer mes de vida, 1,6 millones en el primer año de vida y 1,4 millones entre uno y cuatro años. En los mayores de cinco años y adolescentes con menos de 15 años, entre las causas de muerte frecuente se encuentra el ahogamiento y los accidentes de tráfico, circunstancias ambas previsibles o, al menos, sobre las que se puede actuar.
La mayoría de las muertes infantiles podría evitarse con sencillas medidas sanitarias, como mejorar la atención al parto o el acceso a medicamentos o agua potable
Es cierto que en los últimos veinte años se ha producido un importante descenso de la mortalidad en niños y adolescentes. Desde el año 2000, la mortalidad en los niños entre 1 y 4 años disminuyó un 60%, la neonatal (en el primer mes de vida) un 41% y entre los niños entre uno y 11 meses cayó un 51%. Pero, a pesar de estos datos positivos, el informe calcula que en 2030 perderán la vida 56 millones de niños menores de cinco años, la mitad de ellos recién nacidos. Siguen siendo demasiados, sobre todo si se tiene en cuenta que muchos fallecimientos se podrían evitar con medidas tan sencillas como el acceso a vacunas, electricidad, agua potable, medicinas…
Diferencias en la mortalidad infantil según el lugar de nacimiento
Si tenemos en cuenta la geografía, el área más peligrosa para un niño es el África Subsahariana. La mitad de todas las muertes de menores de cinco años que se produjo en 2017 ocurrió en esta zona y otro 30% en Asia meridional. Un niño que nazca en estas dos zonas del mundo tiene nueve veces más probabilidades de perder la vida en el primer mes de vida que un bebé nacido en un país con altos ingresos. En el África Subsahariana, 1 de cada 13 niños perece antes de cumplir 5 años, mientras que en los países con ingresos altos fallece un niño de cada 185. Incluso, este dato es 20 veces mayor que en Australia y Nueva Zelanda. De cada 1.000 nacimientos que ocurren en el África Subsahariana, mueren 76 niños, mientras que en Europa perecen cinco. De todos los países con la mortalidad infantil más alta, seis pertenecen a esta área africana.
Pero también hay diferencias entre los propios países, por ejemplo los niños de zonas rurales tienen una tasa de mortalidad un 50% más elevada que los niños de zonas urbanas. Y lo mismo ocurre con los hijos de madres sin estudios.
Actualizado: 4 de mayo de 2023