Cada escolar estará expuesto a 800 personas tras dos días de clase
16/06/2020
Esta vuelta al cole en septiembre va a ser diferente a todas las anteriores. Aunque se está hablando mucho de la fecha en la que comenzarán las clases después de verano, los científicos de la Universidad de Granada (UGR) advierten que no se está prestando la misma atención a planificar cómo se va a retomar la escolaridad desde el punto de vista de reducir el riesgo de contagio por coronavirus.
Para poder mostrar el riesgo inherente a las relaciones interpersonales entre los niños, estos investigadores han analizado los contactos sin mascarillas y sin distanciamiento en los colectivos de educación infantil y en los cuatro primeros cursos de educación primaria, pues la propia ministra de educación, Isabel Celaá, expuso que las clases deberían ser tratadas como grupos a modo de familia o convivientes, lo que ampliaría la movilidad de estos alumnos sin necesidad de mantener la distancia de seguridad establecida en 1,5 metros.
En contacto con las familias de los compañeros indirectamente
Alberto Aragón, científico de la UGR ha recordado que los niños no solo estarán en contacto con sus compañeros de clase, sino también de manera indirecta con sus familiares, lo que amplia la posible exposición al SARS-CoV-2. Concretamente, los pequeños podrían llegar a estar expuestos a 74 personas en su primer día de colegio y hasta a 808 en el segundo día, teniendo en cuenta que en la clase hubiese 20 escolares en los que la mitad convivan con sus progenitores y un hermano, y la otra mitad solo con los padres, un reflejo de la media española.
En las clases que cuentan con 25 alumnos, cada uno de ellos estaría expuesto de manera directa e indirecta a 91 personas el primer día escolar
Si las clases tuviesen 25 alumnos, como es el caso de algunas autonomías, el número de exposiciones aumentaría a 91 con los compañeros de clase y a 1.228 personas si se suman los contactos de los hermanos. Por todo ello, los miembros de la UGR creen que se deberían plantear posibles escenarios con los recursos necesarios en cada uno de ellos por si hiciera falta llegado el momento.
Si uno de los alumnos o alguno de sus familiares se contagiase, esto conllevaría un riesgo automático para todo el grupo estudiantil, algo que, según los científicos, podría implicar el cierre de la clase o incluso de todo el colegio si se han compartido estancias comunes a todos los estudiantes o docentes.
Eulogio Cordón, director del departamento de Organización de Empresas II de la UGR, ha explicado que “sin vacuna, la mayoría de las clases probablemente acaben volviendo a un escenario remoto a lo largo del próximo otoño cuando confluyan los efectos de la COVID19 y la gripe estacional. Por ello, es muy importante que todos los agentes estén preparados para esa posibilidad”.
Los especialistas creen que sería buena idea que se ofrezca un horario de clases online similar al de las presenciales, dejando a un lado el formato de deberes para toda la semana que se ha utilizado en la mayoría de los colegios durante el confinamiento.
Las clases universitarias podrían acoger a 24 estudiantes como máximo
En el caso de las universidades se ha propuesto un modelo diferente basado en los turnos rotatorios, que según los expertos de la UGR sería más conveniente para los colegios que para las aulas universitarias. También han calculado cómo deberían sentarse los alumnos en las clases, obteniendo así el número de estudiantes que pueden entrar en cada una de las estancias manteniendo las normas de seguridad previstas.
Por ejemplo, un aula de 92 plazas con pupitres anclados solo podría acogerá entre 16 y 24 estudiantes si se mantiene la distancia de 1,5 metros entre ellos, lo que sería inviable. Una de las soluciones que plantean es que la clase sea grabada para todos aquellos que no puedan acudir, aunque también plantea serios problemas tecnológicos que se deberán solventar. Se deberá seguir investigando cuál es la mejor manera de impartir clase sin riesgos.
Actualizado: 5 de mayo de 2023