Cómo mejora dormir la siesta al aire libre la salud de los bebés
28/09/2017
En algunos países del norte de Europa es muy común que los niños duerman siestas al aire libre durante el día. Esta práctica, que fue fuertemente promovida en Finlandia en los años 20 del siglo pasado debido principalmente a la escasa calidad del aire de las casas mal ventiladas, se ha extendido a otros países del entorno. Tal es así que desde muchos centros educativos, webs y blogs, de países como Noruega, Suecia o Dinamarca, se anima a esta práctica bajo la promesa de que el bebé podría absorber más vitamina D, dormir mejor y ser menos susceptible a las infecciones respiratorias.
Sin embargo, hay muy poca información científica que demuestre los pros o los contras de que los bebés duerman al aire libre. En 2008, la investigadora Marjo Tourula, de la Universidad de Oulu en Finlandia, publicaba un estudio transversal en el que analizaba a través de un cuestionario las experiencias de los padres ante esta práctica, culturalmente muy instaurada en Finlandia. Por lo general, según los datos observados, comenzaba cuando el niño tenía dos semanas de edad, y se llevaba a cabo una vez al día. Se vio que las siestas al aire libre eran más largas que las tomadas en el interior. Las experiencias de los padres eran principalmente positivas, y la mayoría de ellos no se habían enfrentado a situaciones potencialmente peligrosas.
Los niños que duermen en un área tranquila con aire limpio, a temperaturas entre -17ºC y +5ºC, suelen dormir mejor y más tiempo, siempre que estén vestidos adecuadamente
Como conclusión, Tourula declaraba que tras ese estudio transversal que contenía las experiencias subjetivas, principalmente positivas, de los padres, se necesitaban medidas objetivas y un estudio más extenso. Aquello la llevó en 2011 a publicar 'La práctica infantil de dormir durante el día al aire libre en el contexto del invierno del norte de Finlandia', un resumen de todos los estudios científicos que podemos encontrar hasta el momento sobre dormir al aire libre.
No aclaraba mucho más de lo que ya sabía: los niños (finlandeses) que duermen en un área tranquila con aire limpio, a temperaturas entre -17ºC y +5ºC, suelen dormir mejor y más tiempo, siempre que estén vestidos adecuadamente. También presentaban un número menor de infecciones. Como desventaja afirmaba que con esta práctica aumentaba el riesgo de hipotermia. Pero poco más. No demostraba si dormir al aire libre era positivo para la producción de vitamina D, ni cuáles eran los efectos de que los bebés durmieran solos (con el fin de prevenir la muerte súbita del lactante se aconseja que al menos durante los primeros seis meses –mejor durante todo el primer año– se permita dormir en presencia de los padres), por lo que parece evidente que se requieren estudios más detallados sobre esta práctica.
La siesta en el exterior, una práctica extendida a otros países
Esta práctica cultural de dejar a los niños que duerman siestas durante el día en el exterior, propia de Finlandia, se ha popularizado entre los padres de otros países del entorno en los que inicialmente no era tradición. Esto ha llevado a diversas organizaciones de salud infantil a elaborar directrices para que dichas siestas sean seguras para el bebé.
Entre otras, se pide a los cuidadores que tengan en cuenta que los niños pequeños no pueden regular su temperatura de manera adecuada, y por tanto son más susceptibles a la congelación (nariz, dedos…). Por ello, se debe adecuar la ropa a la temperatura exterior y se insiste en que, ya sea dentro o fuera, se sigan cumpliendo las recomendaciones para dormir seguro: el bebé siempre de espaldas, mantenernos cerca para evitar la muerte súbita, revisar el estado del bebé cada pocos minutos, y tener en cuenta que el cochecito no debe ser un lugar permanente para que duerma.
Actualizado: 4 de mayo de 2023