Diseñan juguetes inteligentes que detectan problemas de desarrollo
07/12/2016
Juguetes con sensores especialmente diseñados para ayudar a la detección precoz de alteraciones en el desarrollo infantil, están siendo probados en el marco de un proyecto en el que colaboran la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), la Universidad de Alcalá (UAH), y la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), y en el que participan 60 niños de entre 2 y 6 años, procedentes de tres escuelas infantiles.
Se trata de un sonajero, una torre de cubos, una pelota, y el juego de las espigas. En el caso de la torre de cubos –que es el juguete más testado hasta ahora, y para el que ya está en marcha la solicitud de patente– los investigadores han instalado sensores en los cubos para medir el tiempo en movimiento, la velocidad y la aceleración máxima que se alcanza, así como las agitaciones que se producen al manipular los cubos para construir la torre.
Trastornos del desarrollo motor relacionados con la coordinación, la psicomotricidad fina y viso-manual, o precisión en el agarre, pueden ser un signo precoz de otros problemas de desarrollo de tipo cognitivo o sensorial
Al analizar todos estos datos y observar el juego –que se graba en vídeo– los expertos pueden detectar si existen posibilidades de que los menores sufran algún problema o dificultad de movimiento. Como ha explicado Bernardo Alarcos, portavoz del proyecto en la UAH, el tipo de juguetes que han incluido en la investigación se utilizan habitualmente en las escalas estandarizadas de las consultas psicopedagógicas para evaluar el desarrollo infantil, pero también es frecuente encontrarlos en los entornos de juego, desde el colegio, un parque, o el hogar.
El objetivo de cada uno de los juguetes es evaluar la capacidad de movimiento de niños de diferentes edades; así, mientras que la torre de cubos permite observar la movilidad de los pequeños de entre 2 y 3 años, el sonajero –que dispone de sensores que miden la presión y la aceleración– está indicado para bebés de 0 a 1 año, el juego de las espigas –que consiste en introducir palitos en un agujero– se destina a niños de entre 4 y 5 años, y la pelota es ideal para los que tienen entre 5 y 6 años de edad.
Ciertas dificultades motoras podrían ser un indicador de la presencia de otras patologías asociadas con desfases en el desarrollo; así, trastornos del desarrollo motor relacionados con la coordinación, la psicomotricidad fina y viso-manual, o precisión en el agarre, por ejemplo, pueden ser un signo precoz de otros problemas de desarrollo de tipo cognitivo o sensorial, según han advertido las profesoras Susana Núñez, experta en fisioterapia de la UAH, y Cristina Serrano, de educación especial en el centro adscrito Cardenal Cisneros. Y añaden que el diagnóstico e intervención tempranas mejorarán el pronóstico del trastorno que sufre el menor.
Actualizado: 11 de octubre de 2017