El cerebro de la embarazada cambia para estimular su instinto materno
07/02/2020
Tras el nacimiento del bebé, las madres experimentan un fuerte instinto de protección hacia su hijo y un profundo amor. “Me enamoré de mi bebé”, suelen decir la mayoría. Es lo que se llama instinto maternal. Y tiene una explicación científica: unos cambios anatómicos que se producen en el cerebro materno desde el embarazo provocados por la acción de las hormonas. Así lo ha demostrado estudio liderado por la investigadora Susana Carmona del Servicio de Medicina Experimental del Hospital Universitaria Gregorio Marañón, de Madrid, y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), con la participación de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Según la investigación, publicada en la revista Psychoneuroendocrinology, en el embarazo se modifica el núcleo accumbens, una parte del cerebro encargado del placer y la motivación, que permite que se realicen determinadas acciones para obtener placer. Por eso, cuando nace el bebé y la madre le tiene en sus brazos, ésta inicia una serie de comportamientos dirigidos a protegerle y favorecer su supervivencia. El recién nacido actúa como un estímulo.
El recién nacido actúa como un estímulo que activa una parte del cerebro materno y despierta el instinto de protección
Es un instinto primitivo que ocurre en otras hembras mamíferos. Se ha comprobado que las ratas vírgenes no muestran el menor interés por las crías y que incluso las evitan y que roedores hembras ya con camada, pero con lesiones en el área del cerebro que se encarga de la motivación, el refuerzo y el placer tampoco demuestran ninguna conducta maternal hacia sus hijos.
La resonancia magnética confirmó que el cerebro de la madre cambia
Para comprobar cómo en el embarazo el cerebro de las mujeres cambia su anatomía y la función del sistema instintivo y primitivo, se hizo una resonancia magnética a 25 mujeres primerizas antes y después del embarazo, y a otras 20 que no estaban embarazadas.
Una vez realizada esta prueba de neuroimagen, se analizaron los datos de las madres y comprobaron si se habían producido cambios volumétricos en el núcleo accumbens y si esos cambios provocaban la activación de esta región cuando contemplaban a su bebé. Observaron que el núcleo accumbens disminuía de volumen tras su primer embarazo y que cuanto más se reducía más se activaba esa área del cerebro cuando veían a su hijo.
En experimentos anteriores, realizados también por Susana Carmona, se había constatado que en la gestación el cerebro materno presenta un menor volumen de sustancia gris en las zonas responsables del pensamiento social y la empatía, y que estas modificaciones no eran circunstanciales, sino que se mantenían durante un tiempo. También verificaron que cuanto más cambia el cerebro materno mayor es el vínculo que la madre establece con su hijo recién nacido. Para Carmona, llegar a descubrir cómo cambia el cerebro durante el embarazo permitirá entender mejor qué ocurre en el cerebro de las madres con depresión o psicosis en el posparto, patologías “que ponen en riesgo no solo su salud, sino también la del recién nacido”.
Actualizado: 4 de mayo de 2023