La difteria podría convertirse en una amenaza para la salud global
09/03/2021
La difteria es una enfermedad infecciosa bastante fácil de prevenir, ya que existe una vacuna que se administra a los niños. Sin embargo, el número de casos detectados en todo el mundo está aumentando progresivamente. Así, mientras el promedio anual entre los años 1996 y 2017 fue de 8.105 casos, en 2018 se notificaron 16.651 casos, más del doble, lo que constituye la incidencia más alta en los últimos 22 años.
Un equipo de investigadores de India y Reino Unido dirigido por científicos de la Universidad de Cambridge ha advertido, además, que esta infección está evolucionando y se está volviendo resistente a varias clases de antibióticos, y que esto podría provocar que en un futuro la vacuna también dejara de ser efectiva, por lo que se convertiría en una nueva amenaza para la salud a nivel mundial, según las conclusiones de su estudio, que se ha publicado en Nature Communications.
El genoma de la bacteria C. Diphtheriae está desarrollando resistencia a antibióticos que ni siquiera se usan para tratar la difteria
Estos expertos han señalado que la pandemia por COVID-19 está afectando negativamente a los programas de vacunación infantil contra la difteria. Esta enfermedad es muy contagiosa, afecta principalmente a la nariz y a la garganta, y en ocasiones a la piel, y sin tratamiento puede causar la muerte. Aunque en los países de ingresos altos se vacuna a los bebés, en los países de medianos y bajos ingresos todavía se producen infecciones o brotes esporádicos en grupos de población que no están vacunados, o solo lo están parcialmente.
El riesgo de que la vacuna de la difteria pierda eficacia
La bacteria Corynebacterium diphtheriae es la principal causa de la difteria, que se suele transmitir a través de la tos y los estornudos de un paciente infectado o al tener un contacto estrecho con el mismo. Hay varias clases de antibióticos que se emplean en el tratamiento de la difteria, y aunque ya se había detectado C. diphtheriae resistente a los antibióticos, se desconocía el grado de resistencia.
Los autores del nuevo estudio utilizaron genómica para mapear infecciones y lograron diseñar un árbol filogenético (un “árbol genealógico” genético) analizando los genomas de 61 bacterias aisladas de pacientes y combinándolas con 441 genomas disponibles públicamente. Pudieron así observar cómo se relacionan las infecciones y comprender la forma en que se propagan. Además, utilizaron los dtos para evaluar la presencia de genes de resistencia a los antimicrobianos (AMR) y la variación de toxinas.
“La vacuna contra la difteria está diseñada para neutralizar la toxina diftérica, y cualquier variante genética que cambie la estructura de la toxina podría tener un impacto en la efectividad de la vacuna”
La toxina diftérica –codificada por el gen tox– es el principal componente de C. Diphtheriae causante de enfermedad y al que se dirigen las vacunas, y los investigadores hallaron 18 variantes distintas del gen tox, varias de las cuales tenían la capacidad de modificar la estructura de la toxina.
El profesor Gordon Dougan del Instituto de Inmunología Terapéutica y Enfermedades Infecciosas de Cambridge (CITIID) ha alertado del riesgo que supone este hallazgo ya que, según ha explicado: “La vacuna contra la difteria está diseñada para neutralizar la toxina, por lo que cualquier variante genética que cambie la estructura de la toxina podría tener un impacto en la efectividad de la vacuna. Si bien nuestros datos no sugieren que la vacuna que se usa actualmente sea ineficaz, el hecho de que estamos viendo una diversidad cada vez mayor de variantes de toxinas sugiere que la vacuna y los tratamientos que se dirigen a la toxina deben evaluarse de manera regular”.
Los antibióticos que se emplean habitualmente para tratar a las personas diagnosticadas de difteria en una fase temprana de la enfermedad son la eritromicina y la penicilina, pero hay varias clases diferentes de antibióticos que combaten la infección, y los investigadores identificaron variantes resistentes a seis de estas clases en aislamientos de la década de 2010-2019, más que en cualquier otra década analizada.
Comprobaron incluso que el genoma de C. Diphtheriae está desarrollando resistencia a antibióticos que ni siquiera se usan para tratar la difteria por lo que, según ha explicado Robert Will, estudiante de doctorado en CITIID y primer autor del estudio, “debe haber otros factores en juego, como una infección asintomática y la exposición a una gran cantidad de antibióticos destinados a tratar otras enfermedades”.
El director del trabajo, el Dr. Ankur Mutreja de CITIID, ha concluido que “es más importante que nunca que entendamos cómo evoluciona y se propaga la difteria. La secuenciación del genoma nos brinda una herramienta poderosa para observar esto en tiempo real, lo que permite a las agencias de salud pública tomar medidas antes de que sea demasiado tarde”.
Actualizado: 5 de mayo de 2023