La liraglutida para adelgazar demuestra ser segura y eficaz en niños

Un ensayo que ha demostrado la eficacia y seguridad de Saxenda (Liraglutida) en niños de entre 6 y 12 años, en los que ha logrado reducir el IMC y controlar la presión arterial y la glucemia, ofrece una nueva esperanza para tratar la obesidad infantil.
Niña con obesidad sujeta con tristeza una báscula

La obesidad infantil es uno de los problemas de salud más alarmantes del siglo XXI, y es mucho más que un problema estético o de sobrepeso, con implicaciones serias tanto en la infancia como en la edad adulta, ya que está asociada a un riesgo significativamente elevado de desarrollar enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, hipertensión y problemas cardiovasculares. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el número de niños con sobrepeso u obesidad en el mundo ha alcanzado proporciones epidémicas, con más de 390 millones de menores de 5 a 19 años afectados. A pesar de los esfuerzos globales por frenar su avance, las herramientas terapéuticas dirigidas a los más pequeños son limitadas. Actualmente, no existen medicamentos aprobados para el tratamiento de la obesidad no monogénica y no sindrómica en niños menores de 12 años. Sin embargo, un reciente estudio arroja luz sobre el potencial de la liraglutida, un medicamento que ha demostrado ser eficaz en adultos y adolescentes, para combatir la obesidad en niños de entre 6 y 12 años.

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El tratamiento de la obesidad infantil se ha basado tradicionalmente en cambios en el estilo de vida: dieta equilibrada, actividad física y modificaciones conductuales. No obstante, la respuesta a estos cambios puede ser insuficiente para algunos niños, y es aquí donde entran en juego los fármacos. Aunque la liraglutida ha sido aprobada para el tratamiento de la obesidad en adolescentes y adultos, su eficacia y seguridad en la población pediátrica aún no se había probado. Un reciente ensayo clínico de fase 3a busca cambiar esta situación. El estudio se ha presentado en la reunión anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD) en Madrid, celebrada del 9-13 de septiembre, y sus resultados se han publicado en el New England Journal of Medicine. Demuestran que los niños de 6 a 12 años que tomaron liraglutida durante poco más de un año experimentaron una reducción del IMC del 7,4% en comparación con el placebo y experimentaron mejoras en el control de la presión arterial y el azúcar en sangre.

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Un ensayo clínico con resultados prometedores para la obesidad infantil

La liraglutida es un agonista del receptor del péptido similar al glucagón-1 (GLP-1). Imita la acción de una hormona llamada GLP-1 para reducir el apetito y la sensación de hambre, ralentizar la liberación de alimentos del estómago y aumentar la sensación de saciedad después de comer y se administra diariamente, como una inyección.

El ensayo de fase 3, que fue financiado por el fabricante de Saxenda (liraglutida) Novo Nordisk, y que fue realizado a lo largo de 56 semanas con un seguimiento adicional de 26 semanas, evaluó la eficacia de la liraglutida en 82 niños con obesidad (53,7% varones) de entre 6 y 12 años. Al inicio, la edad promedio era de 10 años, el IMC era de 31,0 kg/m2 y el peso corporal era de 70,2 kg. El 54,9% de los niños tenían al menos una complicación relacionada con la obesidad, como resistencia a la insulina o pubertad precoz. Los participantes fueron asignados de manera aleatoria en una proporción de 2:1 para recibir una dosis diaria de liraglutida subcutánea de 3,0 mg (o la máxima dosis tolerada) o una inyección placebo. Todos los participantes recibieron asesoramiento individualizado en cada visita para fomentar la adherencia a una dieta saludable y la actividad física regular (con el objetivo de hacer 60 minutos al día de ejercicio de intensidad moderada a alta).

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Los niños de esta edad están en constante crecimiento, por lo que se esperaría que el peso corporal aumentara a lo largo de un año. El criterio principal de valoración fue el cambio porcentual en el índice de masa corporal (IMC), una métrica que tiene en cuenta la altura, así como el peso, y por lo tanto es más informativo para la evaluación del sobrepeso y la obesidad, según apuntan los investigadores. Los resultados fueron contundentes: los niños tratados con liraglutida mostraron una reducción media del 5,8% en su IMC, frente a un aumento del 1,6% en el grupo placebo. Esto representa una diferencia de 7,4 puntos porcentuales entre ambos grupos, una cifra significativa desde el punto de vista estadístico y clínico.

Además, se observaron otras mejoras notables: el peso corporal disminuyó en un promedio del 1,6% en el grupo de liraglutida, mientras que en el grupo placebo aumentó un 10%. Además, el 46% de los niños que recibieron liraglutida experimentaron una reducción de al menos un 5% en su IMC, en comparación con solo el 9% en el grupo placebo. Estos resultados son alentadores, ya que demuestran que el medicamento puede ser una herramienta efectiva para reducir el peso en niños con obesidad.

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La autora principal, la profesora Claudia Fox, del Centro de Medicina de la Obesidad Pediátrica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Minnesota, comenta que: "Aunque no hay consenso sobre la definición de una reducción del IMC clínicamente significativa en los niños, se ha demostrado anteriormente que una reducción del 5% está asociada con una mejora en algunas condiciones de salud relacionadas con la obesidad. En nuestro estudio, la presión arterial diastólica y la hemoglobina A1c [HbA1c], una medida del control del azúcar en sangre, mejoraron más en los niños que recibieron liraglutida que en los que recibieron placebo".

Fox afirma q "la obesidad es la enfermedad crónica más común en la infancia. Si no se trata, la obesidad infantil persiste casi universalmente hasta la edad adulta y está asociada con problemas de salud importantes, como diabetes y enfermedades cardiovasculares, y, en algunos casos, muerte prematura". Por lo tanto, la intervención temprana es fundamental.

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Seguridad y efectos adversos: un aspecto a considerar en los fármacos adelgazantes

Uno de los puntos críticos a la hora de considerar cualquier tratamiento farmacológico en niños es la seguridad. El ensayo reportó que el 89,3% de los niños que recibieron liraglutida experimentaron algún tipo de evento adverso, en comparación con el 88,5% de los que tomaron placebo. La mayoría de estos eventos fueron de carácter leve a moderado, y los efectos secundarios gastrointestinales, como náuseas, vómitos y diarrea, fueron más comunes en el grupo de liraglutida (80,4% frente a 53,8%).

Sin embargo, también se notificaron eventos adversos graves en el 12,5% de los participantes tratados con liraglutida, en comparación con el 7,7% en el grupo placebo. Cuatro de los siete efectos adversos graves en el grupo de liraglutida fueron de naturaleza gastrointestinal y el 10,7% de los pacientes del grupo de liraglutida interrumpieron el tratamiento debido a los efectos secundarios, frente a ninguno en el grupo placebo. Aunque estas cifras pueden parecer preocupantes, es importante subrayar que los beneficios potenciales del tratamiento, en términos de reducción del IMC y el riesgo asociado a la obesidad, podrían superar los riesgos, siempre que el fármaco sea administrado bajo una estricta supervisión médica. El IMC y el peso corporal aumentaron en ambos grupos después de interrumpir el tratamiento.

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“La liraglutida es un fármaco menos eficaz que otros que se utilizan actualmente para la pérdida de peso en adultos, pero presumiblemente fue elegida para su estudio por estos investigadores porque se ha utilizado durante muchos años y tiene un historial de seguridad bien establecido", opina en declaraciones a SMC Stephen O'Rahilly, profesor de Bioquímica Clínica y Medicina y director del Instituto Wellcome-MRC de Ciencias Metabólicas-Laboratorios de Investigación Metabólica de la Universidad de Cambridge. 

Implicaciones para el futuro del tratamiento de la obesidad infantil

Este ensayo supone un primer paso prometedor hacia la aprobación de la liraglutida como tratamiento para la obesidad en niños menores de 12 años, un grupo de edad hasta ahora desatendido en este campo. Aunque los resultados son alentadores, es crucial realizar más estudios a largo plazo para evaluar los efectos sostenidos del fármaco y su seguridad a medida que los niños crecen.

La liraglutida podría convertirse en una herramienta valiosa en la lucha contra la obesidad infantil, siempre y cuando se utilice como parte de un enfoque integral que incluya cambios en el estilo de vida. Este tipo de intervenciones multidimensionales son esenciales para abordar la complejidad de la obesidad, una enfermedad que no solo afecta al cuerpo, sino también a la mente y al entorno social del niño.

A medida que avancemos en la investigación, la esperanza es que surjan más opciones terapéuticas seguras y eficaces para tratar a los niños con obesidad, permitiéndoles llevar una vida más saludable y plena. Mientras tanto, la prevención sigue siendo la clave: una alimentación equilibrada, actividad física regular y un entorno que fomente hábitos saludables desde la infancia son los pilares fundamentales para combatir esta epidemia global.

Este ensayo abre nuevas posibilidades, pero también plantea preguntas sobre el equilibrio entre el riesgo y el beneficio en el uso de fármacos para tratar la obesidad infantil. Las respuestas llegarán con el tiempo y más estudios, pero lo que está claro es que la liraglutida representa una nueva herramienta en la lucha contra uno de los mayores desafíos de la salud pública moderna.

Actualizado: 11 de septiembre de 2024

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