La mitad de las calorías que ingieren los niños procede de ultraprocesados

Los niños que consumen más alimentos ultraprocesados llegan a obtener casi la mitad de las calorías diarias de estos productos, lo que incrementa la ingesta de azúcar y sal y supone un riesgo para su salud y sus hábitos dietéticos futuros.
Niños comiendo en un establecimiento de comida rápida

04/10/2024

Los ultraprocesados son alimentos generalmente producidos a nivel industrial que contienen ingredientes que no se utilizan o rara vez se utilizan en la cocina casera, como emulsionantes, colorantes y edulcorantes. Abusar de ellos puede perjudicar la salud, por lo que se recomienda restringir su consumo y tomarlos solo de forma ocasional. Sin embargo, un nuevo estudio ha llegado a la alarmante conclusión de que algunos niños pequeños obtienen más de la mitad de sus calorías diarias de los alimentos ultraprocesados. 

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En el estudio se han analizado los datos 2.591 niños nacidos en el Reino Unido en 2007 y 2008, cuyos padres registraron lo que comían y bebían sus hijos durante tres días. Sus resultados se han publicado en el European Journal of Nutrition, y aunque los alimentos ultraprocesados (UPFs) más comunes consumidos por los niños de 21 meses cuando sus padres registraron sus dietas incluían yogures con sabor y cereales integrales para el desayuno, que generalmente se consideran saludables, para cuando los niños alcanzaban los siete años los UPFs más comunes eran cereales dulces, pan blanco y postres.

“Los alimentos ultraprocesados no son del todo perjudiciales para nuestra salud, y los productos que los niños pequeños de nuestro estudio consumían a menudo se ven como opciones bastante saludables. Sin embargo, algunos cereales integrales y yogures con sabor contienen altos niveles de azúcar y sal añadidos, y nuestro estudio encontró que los niños que consumían más UPFs también ingerían más de estos ingredientes”, ha declarado la Dra. Rana Conway, miembro del Instituto de Epidemiología y Atención Sanitaria de la UCL y autora principal del estudio.

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Malos hábitos dietéticos que se pueden mantener toda la vida

Este hallazgo es preocupante, especialmente porque en general los niños pequeños tienden a consumir más azúcar y sal de lo recomendado. Además del azúcar y la sal, una dieta rica en alimentos ultraprocesados puede dificultar que los niños se acostumbren a los sabores naturales de los alimentos integrales, lo que puede reducir la probabilidad de adoptar hábitos alimentarios saludables más adelante en la vida.

“Los patrones de alimentación en los primeros años de vida son importantes, ya que ayudan a establecer hábitos que pueden perdurar en la infancia y la edad adulta. Esto se reflejó en nuestros resultados, donde los niños de 21 meses que consumían más UPFs también eran más propensos a ser grandes consumidores de estos alimentos a los siete años”, ha destacado la profesora Clare Llewellyn, coautora del estudio.

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El equipo de investigación analizó datos del estudio de la cohorte de gemelos Gemini, utilizando la clasificación Nova para dividir los alimentos y bebidas en cuatro grupos: alimentos sin procesar o mínimamente procesados (como huevos, leche, vegetales, pescado y frutas); ingredientes culinarios procesados (sal, mantequilla y aceite); alimentos procesados (pescado enlatado, mantequilla de maní y queso); y ultraprocesados (cereales, yogures, pan industrial, galletas, salchichas, patatas fritas).

Los niños fueron divididos en cinco grupos según su consumo de alimentos ultraprocesados. El equipo descubrió que los niños en el grupo con menor consumo de UPFs obtenían el 28% de sus calorías de estos alimentos, mientras que en el grupo con mayor consumo este porcentaje ascendía al 69%.

“A pesar de las etiquetas que sugieren que son una opción saludable, los alimentos ultraprocesados dirigidos a niños suelen tener un exceso de azúcar y sal”

También se observó que el consumo de UPFs a los 21 meses predecía el consumo de estos alimentos a los siete años. Los niños que más ultraprocesados consumían tenían 9,4 veces más probabilidades de seguir siendo grandes consumidores a los siete años, en comparación con aquellos que consumían menos. Esto podría estar relacionado con el carácter hiperpalatable de los UPFs, que suelen ser ricos en grasa, azúcar o sal.

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En todos los grupos, el consumo de azúcares libres por parte de los niños superó el máximo recomendado por el gobierno del Reino Unido, que es del 5% de la ingesta calórica diaria. En los dos grupos con mayor consumo de UPFs, el azúcar añadido representaba más del 10% de las calorías totales en promedio.

Los investigadores pidieron implementar políticas que equilibren la dieta infantil hacia una menor proporción de alimentos ultraprocesados, como restringir la promoción de alimentos poco saludables dirigidos a niños, añadir etiquetas de advertencia a productos con alto contenido de azúcar y subvencionar alimentos frescos y mínimamente procesados.

“No es fácil alimentar a los niños de manera saludable en el entorno alimentario actual. Los alimentos altamente procesados a menudo son más baratos que aquellos que los padres preferirían ofrecer, como frutas y verduras frescas. Además, a pesar de las etiquetas que sugieren que son una opción saludable, los alimentos ultraprocesados dirigidos a niños suelen tener un exceso de azúcar y sal, lo que dificulta aún más la toma de decisiones saludables para los padres”, concluye la doctora Conway.

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En el estudio también se mencionó que algunos productos comerciales destinados a los niños pequeños, que no se clasificarían como UPFs por no contener los ingredientes típicos de estos, imitaban los UPFs en términos de texturas. Estos incluyen snacks como palitos de vegetales o productos similares a galletas. La exposición temprana a estos alimentos, aunque saludables en cuanto a contenido nutricional, podría no fomentar el consumo de vegetales en los niños.

Actualizado: 4 de octubre de 2024

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