La respuesta inmune más rápida de los niños les protege del COVID-19

Hallan que los niños que se infectan con el SARS-CoV-2 no suelen desarrollar síntomas graves de COVID-19 gracias a diferencias en su sistema inmune que hacen que sea más eficaz para combatir el coronavirus que el de los adultos.
Los niños se defienden mejor frente al COVID-19

Desde que comenzó la pandemia por SARS-CoV-2 se ha observado que los niños rara vez experimentaban síntomas graves de COVID-19, y que esto se mantenía a medida que el coronavirus desarrollaba diferentes mutaciones, incluidas las preocupantes como delta u ómicron. Ahora, un nuevo estudio ha encontrado diferencias clave en la respuesta inmunológica de adultos y niños que pueden ayudar a explicar por qué los menores corren menos riesgo de sufrir un COVID-19 grave.

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En la investigación, que ha sido realizada por científicos del Instituto Wellcome Sanger, el University College London y sus colaboradores y se ha publicado en Nature, se ha comparado la infección por SARS-CoV-2 en adultos y niños en diferentes órganos. Los resultados muestran que en las vías respiratorias de los niños se producía una respuesta inmune 'innata' más potente, que se caracterizaba por el rápido despliegue de interferones, y que ayudaba a reducir la replicación viral desde el principio. La respuesta inmunitaria más lenta en los adultos, sin embargo, permitía que el virus invadiese con más facilidad otras zonas del organismo donde la infección era más difícil de controlar.

Diferencias en el sistema inmune de niños y adultos

El sistema inmunológico 'innato' de los niños tiene una mayor capacidad para reconocer de forma automática virus o bacterias peligrosos, lo que activa células B y T que se pueden adaptar a la amenaza. Los adultos, por su parte, tienen un sistema inmunológico más “adaptativo” que incluye un gran repertorio de tipos de células B y T de “memoria”, que se han entrenado previamente mediante la exposición a los patógenos para responder a una amenaza en concreto. Aunque este sistema inmunológico de los adultos tiene también una respuesta innata, esta es más activa en los niños.

“El sistema inmunológico innato de los niños es más flexible y está mejor capacitado para responder a las nuevas amenazas”

En ambos casos, existe un grupo de proteínas con una potente actividad antiviral llamadas interferones que se liberan en presencia de virus o bacterias e indican a las células cercanas que fortalezcan sus defensas. La producción de estas proteínas contribuye a que se activen las células B y T, que se encargan de eliminar las células infectadas y evitan que el patógeno se propague más.

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Para llevar a cabo la investigación, sus autores obtuvieron y procesaron muestras de sangre y de vías respiratorias de 19 pacientes pediátricos y 18 adultos con COVID-19, entre los que había desde individuos asintomáticos, a otros con síntomas graves, e incluyeron también en el análisis muestras de un grupo de control formado por 41 pacientes sanos (niños y adultos).

La secuenciación unicelular de las muestras reveló que los interferones se expresaban con mayor fuerza en los niños sanos en comparación con los adultos, con una respuesta inmunológica más rápida a las infecciones en las vías respiratorias de los niños. Esto ayudaría a limitar la replicación del virus desde el inicio y proporcionaría a los menores una ventaja para evitar que el coronavirus infecte la sangre y otros órganos.

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Los investigadores comprobaron también cómo el sistema inmunológico de los adultos, debido a su elevado número de células inmunes “asesinas” como las células B y T, puede actuar contra el cuerpo del pacientes una vez que el SARS-CoV-2 se ha propagado a otras zonas de su organismo.

Identificar a los pacientes con mayor riesgo de COVID grave

“Debido a que el SARS-CoV-2 es un virus nuevo, no es algo a lo que el sistema inmunológico adaptativo de los adultos haya aprendido a responder. El sistema inmunológico innato de los niños es más flexible y está mejor capacitado para responder a las nuevas amenazas. Lo que vimos a nivel molecular son altos niveles de interferones y una respuesta inmune muy rápida en los niños que ayuda a explicar por qué se ven menos afectados por COVID-19 que los adultos”, ha explicado el Dr. Masahiro Yoshida, del University College London.

“Algunas de las diferencias que observamos entre niños y adultos pueden ayudarnos a pensar en cómo evaluamos el riesgo personal de los adultos como una forma de mitigar una enfermedad grave y la muerte”

“En comparación con los niños, la sangre adulta tiene una mayor cantidad y variedad de células inmunes citotóxicas, que están diseñadas para matar las células infectadas para prevenir la propagación de una infección. Pero hay una delgada línea entre ayudar y obstaculizar. Una vez que el virus se ha propagado a varias áreas del cuerpo, el daño a los órganos puede ser causado por el sistema inmunológico que intenta y no controla la infección. Nuestro estudio muestra que no solo los niños responden mejor inicialmente, si el virus entra en la sangre, la respuesta citotóxica es menos contundente”, afirma el Dr. Marko Nikolić, también del University College London.

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“En pocas palabras, la respuesta inmune innata es mejor para combatir el COVID-19 y los niños tienen una inmunidad innata más fuerte, pero la inmunidad también es un ballet complejo que involucra a muchos tipos de células. El momento y los tipos de células que se activan influirán en cómo se desarrolla una infección, y esto variará entre las personas por todo tipo de razones, además de la edad. Algunas de las diferencias que observamos entre niños y adultos pueden ayudarnos a pensar en cómo evaluamos el riesgo personal de los adultos como una forma de mitigar una enfermedad grave y la muerte”, concluye la Dra. Kerstin Meyer, del Instituto Wellcome Sanger.

Los hallazgos contribuirán a predecir el riesgo de enfermedad grave en los infectados por SARS-CoV-2, ya que se podría utilizar un hisopo nasal para medir la respuesta inmune en adultos recién infectados e identificar así a los que tengan más riesgo y a los que se les podría administrar el tratamiento preventivo con anticuerpos monoclonales o la inhalación de interferones que, como han sugerido estudios recientes, podría ser una terapia apropiada en estos casos.

Actualizado: 5 de mayo de 2023

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