Las Google Glass, útiles para ayudar a niños con autismo
01/07/2016
Se calcula que uno de cada 160 niños padece algún tipo de trastorno del espectro autista (TEA), unas alteraciones neuropsiquiátricas cuya prevalencia va en aumento, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Para hacer frente a la dificultad que tienen los afectados de reconocer las emociones en los demás, una de las principales causas del aislamiento social que caracteriza a este colectivo, investigadores de la Universidad de Stanford, en California, han puesto en marcha la segunda fase de su experimento, llamado Autism Glass Project, en el que la herramienta principal son las gafas inteligentes de Google.
El fundador de este proyecto, Catalin Voss, describe esta iniciativa como una experiencia interactiva de aprendizaje, ya que gracias a un software creado para las Google Glass se reconocen las caras y sus emociones. Esto es posible porque las gafas inteligentes capturan las expresiones de la persona y analizan su comportamiento gracias a unos patrones de su base de datos, para luego mostrárselo al niño en la pantalla del dispositivo. De esta manera, los niños con autismo pueden interactuar normalmente con los que les rodean.
Gracias a las gafas ‘inteligentes’ de Google los niños con autismo pueden llegar a diferenciar hasta siete expresiones faciales, y sus emociones asociadas, mejorando la interacción con los demás
La segunda fase del estudio ha durado cuatro meses, en los que diariamente 100 niños con autismo debían acudir con sus familiares a sesiones que rondaban los 20 minutos. En ellas realizaban labores del día a día e interactuaban entre ellos con juegos o conversaciones. Todo lo que los pequeños veían a través de las gafas inteligentes quedaba reflejado en una aplicación móvil creada por el equipo de investigadores, con la finalidad de que los padres revisen más tarde las grabaciones con los niños y describan mediante colores las sensaciones que habían tenido en cada momento. Con este juego se consigue crear en el niño una memoria de sensaciones plasmadas en colores, que le permitirá tener una experiencia de cómo actúan los demás en base a los sentimientos que tienen.
Según el investigador principal, Dennis Wall, el gran objetivo de este programa es que los niños con algún trastorno del espectro autista sean capaces de diferenciar hasta siete tipos distintos de expresiones faciales. Otra de sus finalidades es comprender mejor el importante papel que tiene el reconocimiento visual en la detección de emociones, así como mejorar el diagnóstico precoz de este trastorno.
Actualizado: 17 de octubre de 2017