Los antibióticos en la infancia interfieren en el desarrollo cerebral
16/07/2021
La penicilina y los medicamentos como la ampicilina y la amoxicilina son algunos de los antibióticos más usados en niños en todo el mundo. Ahora, un reciente estudio, llevado a cabo por la Universidad de Rutgers (EE.UU.), ha demostrado que estar expuesto a estos medicamentos en edades tempranas puede interferir en el correcto desarrollo del cerebro, concretamente en las zonas que se encargan de las funciones cognitivas y emocionales.
La investigación, que se ha publicado en la revista iScience, ha encontrado qué la penicilina y sus derivados tienen la capacidad de cambiar el microbioma, es decir, los microorganismos beneficiosos que viven en nuestro organismo, y esta exposición en el útero o en neonatos altera el desarrollo del cerebro, justo en el momento en el que se está formando.
Los ratones que estuvieron expuestos al antibiótico tenían alterada la microbiota y la expresión génica de la corteza frontal y la amígdala
Las pruebas del estudio se hicieron en ratones, que fueron expuestos a dosis bajas de penicilina en el útero o justo después del nacimiento, y se compararon con los que no tuvieron contacto con este antibiótico. Los resultados mostraron que los que sí habían recibido el medicamento tenían alterada la microbiota y la expresión génica de la corteza frontal y la amígdala, las dos áreas cerebrales encargadas de la memoria, estrés y miedo.
La importancia del eje intestino-cerebro
Este estudio corrobora la relación entre el tracto intestinal y el cerebro, algo que ya se ha descrito por investigaciones anteriores como eje intestino-cerebro. Además, advierten que los cambios que se producen en esta vía pueden alterar de manera permanente la estructura y función del cerebro, lo que causaría trastornos neurodegenerativos o neuropsiquiátricos tanto en la infancia como en la vida adulta.
“La vida temprana es un período crítico para el desarrollo neurológico. En las últimas décadas ha habido un aumento en la incidencia de trastornos del neurodesarrollo infantil, incluido el trastorno del espectro autista, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y las discapacidades del aprendizaje. Aunque es probable que el aumento de la conciencia y el diagnóstico sean factores contribuyentes, las alteraciones en la expresión de genes cerebrales en las primeras etapas del desarrollo también podría ser responsables”, indica Martin Blaser, principal autor del trabajo.
Actualizado: 5 de mayo de 2023