Los problemas visuales pueden derivar en fracaso escolar
09/09/2016
Comienza otro año en el colegio, libros, cuadernos, mochila nueva, pero son pocos los padres que comienzan el nuevo curso haciendo una revisión oftalmológica a sus hijos. Algo fundamental si tenemos en cuenta que se estima que uno de cada cuatro niños sufre problemas de visión que pueden condicionar su rendimiento académico, pudiendo derivar en fracaso escolar si no se detectan a tiempo. Y es que, la visión es clave en el aprendizaje, en la actividad física y en las relaciones sociales de los niños, por lo que se debe controlar periódicamente para evitar problemas.
Los problemas de fracaso escolar en España superan la media europea, según el informe PISA (Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos) de 2009 y 2012. Según datos del Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas, un tercio de los casos de fracaso escolar está directamente relacionado con problemas en la visión que no han sido corregidos y que han pasado desapercibidos como consecuencia de una adaptación visual de los pequeños estudiantes. Por ello los expertos recomiendan llevar a los niños al menos a una revisión anual con profesionales ópticos-optometristas, ya que muchos de los trastornos detectados y tratados a tiempo pueden corregirse de manera eficaz.
La miopía, hipermetropía y el ojo vago son las anomalías visuales más comunes en los niños y las responsables del 30% del fracaso escolar
Las anomalías visuales más comunes en los niños son la hipermetropía, la miopía, el astigmatismo y especialmente la ambliopía u ojo vago, que afecta sobre todo a niños menores de siete años. Para poder detectar de manera precoz estos problemas visuales, tanto los padres como los profesores deben trabajar de manera conjunta y estar atentos a algunos movimientos de los niños, con el fin de notar síntomas que hagan saltar las alarmas sobre un problema en la vista.
Alguno de estos signos de alerta son si notas que se acerca demasiado a los libros o a la televisión, se distrae mucho o no comprende todo lo que lee, así como una mala caligrafía, inversión de las letras o una visión borrosa tanto de lejos como de cerca. Ante alguno de estos indicios lo mejor es acudir a un especialista que valore la capacidad visual del niño descartando alguna posible anomalía asociada.
Actualizado: 26 de febrero de 2020