Tener la testosterona baja te hace ser mejor padre
28/06/2017
Por muchas cosas que te cuenten sobre la paternidad, nunca será como imaginabas porque, entre otras cosas, todos creemos que ser padre resultará más fácil antes de serlo. Luego llegan las noches sin dormir, el cansancio, los conflictos con el entorno en la crianza y, en muchos casos, la soledad; y es entonces cuando comienza a forjarse cómo vivirás realmente tu paternidad. Una vivencia que muchas veces se sitúa en las antípodas de aquella idea inicial de tu etapa prepaternal.
Un aspecto también desconocido de la paternidad es el de los cambios hormonales que no solo se producen en la madre, sino también en el padre; unos cambios que pueden ser positivos para la crianza, ya que tener niveles menores de testosterona podría estar relacionado con conductas menos agresivas y con una mayor empatía hacia los hijos. Algo que puede traducirse en lo que podríamos llamar “un buen padre”. Esa fue al menos la conclusión de un estudio de tipo observacional dirigido en 2015 por Brenda Volling, psicóloga especializada en desarrollo social y emocional de los bebés y niños pequeños, y el papel de las relaciones familiares, de la Universidad de Michigan (Estados Unidos).
Tener niveles menores de testosterona podría estar relacionado con conductas menos agresivas, y con una mayor empatía de los padres hacia sus hijos
Esta investigación confirmaba algo que en 2011 ya había demostrado otro estudio llevado a cabo por científicos de la universidad estadounidense de Northwestern, y que concluía que el nivel de la hormona testosterona decrece cuando un hombre se convierte en padre, lo que le volvería una persona más leal y familiar. Los autores del estudio, publicado en 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS), tomaron una muestra de más de 600 hombres a los que siguieron durante casi cinco años, antes y después de ser padres, y observaron que en cuanto un hombre tenía un bebé sus niveles de testosterona bajaban sustancialmente en comparación a su etapa anterior.
Si bien los hombres con niveles más elevados de testosterona son los que tienen una mayor probabilidad de convertirse en padres, una vez que llega el bebé el nivel de la testosterona se reduce notablemente. La cuestión era determinar qué desencadenaba esa reducción de la testosterona, y es a lo que el equipo de Brenda Volling trató de dar respuesta. La clave la han hallado en el llanto del bebé, pero también en observar al hijo en una situación que puede ser peligrosa, ya que ambas circunstancias reducían el nivel de testosterona en los varones; era entonces cuando el lloro se interpretaba como una forma de comunicación de angustia, y no como algo molesto o irritante.
La implicación del padre en la crianza, clave en el bienestar familiar
La actitud de un padre ante el lloro o el sufrimiento infantil es clave para la educación socioemocional del hijo, pero también para la relación maternofilial. Otro estudio realizado en la Universidad de Wayne, y en el que también participó la profesora Volling, mostraba que los padres suelen utilizar menos técnicas para calmar a sus hijos pero que, cuando lo hacían, todos salían beneficiados: los padres porque sintonizaban con sus hijos, y las madres porque estaban más descansadas y tendían a sentir menos rechazo hacia el llanto del niño. En otras palabras: una mayor involucración de los padres en la crianza de los hijos repercute en el bienestar general de la familia.
Actualizado: 4 de mayo de 2023