Científicos vinculan la intensidad de la DANA de Valencia al cambio climático

Dos estudios científicos atribuyen la extrema intensidad de la DANA que ha azotado Valencia a los efectos del cambio climático que han provocado el aumento de temperaturas del aire y del Mediterráneo e intensificado las lluvias extremas, y advierten que estos eventos serán cada vez más frecuentes.
Coches amontonados por la riada en una calle de un pueblo de Valencia
Foto: d13 / Shutterstock.com

05/11/2024

La probabilidad de que se hubiera producido la DANA que ha asolado diferentes áreas de Valencia se habría reducido a la mitad si no estuviéramos inmersos en el actual contexto de cambio climático. No es una conjetura, sino una opinión de los expertos en metereología, ya que han empezado a aparecer los primeros estudios científicos que relacionan directamente este evento de lluvias torrenciales con el cambio climático, aunque es necesario llevar a cabo análisis más detallados para confirmarlo con precisión.

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El primer estudio preliminar que ha vinculado esta catástrofe con la situación de calentamiento global procede de la organización World Weather Attribution (WWA), que señala que el cambio climático es, probablemente, el principal factor responsable de este fenómeno. La razón parece estar en dos factores clave, que en ambos casos están asociados a un aumento global promedio de temperatura de +1,3°C en comparación con la era preindustrial y cuyas consecuencias son:

  • Aire “tropicalizado” y más cálido: las temperaturas del aire en el Mediterráneo están aumentando a un ritmo un 20% superior al promedio global. Justo antes de las lluvias intensas en Valencia, una masa de aire cálido subtropical proveniente de Túnez se desplazó hacia el norte, entrando en contacto con el Mediterráneo.
  • Un mar Mediterráneo sobrecalentado: en los últimos dos veranos, las temperaturas del Mediterráneo han alcanzado niveles récord, con máximos de entre 28°C y 30°C. Aunque actualmente son algo más bajas, siguen estando por encima de lo habitual. En particular, el sábado, la boya de Valencia registraba 21,9°C en superficie. El aire cargado de humedad favorece lluvias torrenciales en el interior cuando es arrastrado por vientos de levante hacia las sierras del prelitoral, donde se forma la tormenta.

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“La presencia de aire cálido cerca de la superficie alimentado por el exceso de humedad del mar Mediterráneo, aún caliente, y la inestabilidad generada por el conflicto con el aire frío de la atmósfera superior dan lugar a grandes nubes convectivas con fuertes aguaceros e inundaciones repentinas”, ha explicado Omar Baddour, jefe de Vigilancia del Clima de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

Los resultados del estudio se basan en datos observacionales, pero están en línea con la evidencia existente de señales del cambio climático en eventos de lluvia extrema similares en toda Europa. También coinciden con principios físicos básicos y la relación de Clausius-Clapeyron, que establece que una atmósfera más cálida puede contener más humedad, resultando en un aumento del 7% en la precipitación intensa con un incremento de 1°C en la temperatura. Por ello sus autores dicen estar seguros de que los cambios en la lluvia intensa son impulsados por el cambio climático provocado por el ser humano.

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Cómo influye el cambio climático en la intensidad de una DANA

El fenómeno DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) lleva ya la marca del cambio climático. Un estudio realizado por miembros del proyecto ClimaMeter concluye que “depresiones similares a la DANA que causan inundaciones en el sureste de España son hasta 7 mm/día (un aumento de hasta el 15%) más húmedas sobre la costa mediterránea de España en la actualidad de lo que habrían sido en el pasado. Además, las condiciones son hasta 3°C más cálidas en el presente en comparación con el pasado, lo que favorece la formación de tormentas sobre la cuenca mediterránea durante los eventos DANA”.

La interpretación de estos expertos es que esta DANA ha sido impulsada por excepcionales condiciones meteorológicas cuyas características se pueden atribuir en su mayoría al cambio climático promovido por la actividad humana.

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Dominic Royé, responsable de Ciencia de datos en la Fundación para la Investigación del Clima (FIClima), que no ha participado en ninguno de estos estudios ha declarado a SMC España que “este segundo estudio es coherente con el publicado por la WWA. Desde mi punto de vista, no hay duda de que eventos extremos de este tipo son más probables ahora con el cambio climático antropogénico que si no hubiera. Sabemos que con cada 1 ºC de aumento de temperatura global la cantidad de vapor de agua en la atmósfera puede incrementar alrededor de un 7 %. Cuanto más vapor de agua, más intensidad pueden llegar a tener estos tipos de eventos”. Y añade que “la sequía y las precipitaciones extremas son las caras de la misma moneda. Las temperaturas más cálidas aumentan la evaporación, lo que reduce el agua superficial y seca los suelos y la vegetación”.

Las condiciones son hasta 3°C más cálidas en el presente en comparación con el pasado, lo que favorece la formación de tormentas sobre la cuenca mediterránea durante los eventos DANA

En declaraciones al mismo medio, la investigadora y profesora titular en el Departamento de Ciencia y Tecnología de Materiales y Fluidos de la Universidad de Zaragoza, Pilar Brufau, ha señalado algunas limitaciones del estudio: “Los propios autores reconocen que la confianza en la solidez de este enfoque es baja debido a la excepcionalidad del evento en el registro histórico de datos. Para compensar esta falta de comparabilidad directa, han tenido que ampliar el análisis a eventos análogos que, aunque similares, no comparten exactamente las mismas características. Esta limitación en la disponibilidad de datos históricos específicos reduce la precisión con la que se puede atribuir el evento exclusivamente al cambio climático antropogénico. Asimismo, la complejidad de factores como la Oscilación Multidecadal del Atlántico introduce incertidumbre sobre si el evento responde solo a variabilidad climática natural o a la influencia directa del calentamiento global”.

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Por otra parte, Markus Donat, Profesor ICREA, colíder del grupo de Variabilidad y Cambio Climático del Barcelona Supercomputing Center, también está de acuerdo en que “dado que la situación meteorológica del reciente evento DANA fue bastante específica, puede que no haya suficientes situaciones meteorológicas similares en el registro histórico para permitir un análisis robusto de cómo se comportaría esta tormenta bajo condiciones climáticas más frías y más cálidas”.

Y concluye: “Si bien puede ser difícil detectar cambios en la frecuencia de tales situaciones meteorológicas, es seguro asumir que cuando estas situaciones meteorológicas ocurren en un clima más cálido, pueden causar aguaceros más fuertes. Una atmósfera más cálida puede contener más vapor de agua, y un Atlántico y un Mediterráneo más cálidos pueden suministrar más humedad a la atmósfera a través de la evaporación. Más agua en la atmósfera significa lluvias más fuertes asociadas con sistemas de tormentas como la DANA que afectó a numerosas zonas de España la semana pasada”.

Actualizado: 5 de noviembre de 2024

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