Confirman la asociación entre la exposición al DDT y el autismo

Las embarazadas con altos niveles del insecticida DDT en la sangre tienen más del doble de probabilidades de que su hijo padezca autismo, según un estudio en el que se han analizado más de 700 casos.
Persona fumigando con DDT

© AlexOakenman / stock.adobe.com

20/08/2018

El DDT (dicloro difenil tricloroetano), un insecticida empleado sobre todo para combatir las plagas que afectaban a los cultivos agrícolas, y cuyo uso se prohibió hace más de 30 años en numerosos países, ha sido relacionado con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades como el cáncer, la diabetes tipo 2 o el alzhéimer. Ahora, un nuevo estudio ha demostrado que los hijos de las mujeres que presentaron niveles elevados en sangre de esta sustancia durante su embarazo tienen más probabilidades de desarrollar autismo.

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En la investigación que ha demostrado la asociación entre la exposición al DDT y el mayor riesgo de autismo, y que se ha publicado en American Journal of Psychiatry, se analizaron los datos de más de un millón de embarazadas y de sus hijos nacidos entre 1987 y 2005, procedentes del 'Finnish Prenatal Study of Autism', entre los que se identificaron 778 casos de autismo infantil.

Los autores del trabajo, investigadores de la Escuela de Salud Pública y el Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Columbia, midieron los niveles de DDT en muestras de sangre de las embarazadas, y tuvieron en cuenta otros factores que podrían aumentar el riesgo de autismo como la edad de los padres y los antecedentes familiares de trastornos mentales.

Aunque el DDT ya no se utilice, sigue presente en el ambiente y en nuestro organismo, y las embarazadas pueden transmitir este tóxico al feto en desarrollo

La exposición prenatal al DDT aumenta el riesgo de autismo

Comprobaron que si en la sangre de las futuras mamás había niveles de un metabolito del DDT superiores a lo normal, tenían el doble de probabilidades de que su hijo sufriera  autismo, en comparación con las mujeres del grupo control cuyos descendientes no se habían visto afectados por este trastorno. Otras sustancias químicas tóxicas, como los bifenilos policlorados (PCB) no tuvieron ningún efecto sobre el autismo u otros problemas relacionados con las funciones cerebrales de los niños.

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Alann S. Brown, el investigador principal, ha declarado que sus hallazgos proporcionan la primera prueba que ha demostrado la relación entre la exposición materna a este contaminante orgánico y el incremento del riesgo de autismo en sus descendientes, mediante un marcador biológico detectado en la sangre de la gestante, ya que los estudios anteriores se habían basado, por ejemplo, en la proximidad de la residencia de la embarazada a lugares contaminados con este tóxico.

El científico ha explicado que aunque el DDT ya no se utilice, todavía está presente en el ambiente y en la sangre y los tejidos de los seres humanos, y las mujeres embarazadas pueden transmitir el tóxico al feto en desarrollo, por lo que considera que junto a otros factores genéticos y ambientales, la exposición prenatal al DDT puede constituir un desencadenante del autismo.

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Actualizado: 4 de mayo de 2023

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