Dormir bien compensa el riesgo genético de enfermedad cardiovascular
20/12/2019
Las personas que tienen un alto riesgo genético de enfermedades cardiacas y de accidentes cerebrovasculares si duermen bien a menudo pueden compensar dicho riesgo y reducen así las posibilidades de sufrir estas patologías, según un estudio realizado en el Centro de Investigación de Obesidad de la Universidad de Tulane, en Nueva Orleans (EE.UU.), que ha sido publicado en el European Heart Journal.
Para llegar a estas conclusiones los investigadores analizaron en muestras de sangre de 385.292 participantes sanos del Biobank del Reino Unido unas variaciones genéticas muy frecuentes en el genoma humano, llamadas polimorfismos de un solo nucleótido (SNP por sus siglas en inglés), que están relacionadas con la hipertensión, la obesidad y la enfermedad arterial coronaria, entre otras. Los resultados se puntuaron en alto, medio o bajo riesgo de enfermedades cardiovasculares. Los investigadores siguieron a los participantes durante un promedio de 8,5 años. Durante ese tiempo hubo 4.667 casos de enfermedad coronaria y 2.650 derrames cerebrales.
También puntuaron de 0 a 5 los hábitos de sueño. Para ello preguntaron a los participantes si dormían de noche o por el día, cuántas horas, si sufrían insomnio, ronquidos y somnolencia frecuente diurna. Obtuvieron la máxima calificación aquellos que se despertaban temprano, dormían entre 7 y 8 horas al día, sin insomnio, ronquidos o somnolencia por el día.
Descubrieron que los participantes con una puntuación de 5 respecto a sus hábitos de sueño tenían un 35% menos de riesgo de enfermedad cardiovascular y un 34% menos de probabilidades de sufrir un derrame cerebral en comparación con los individuos con unos patrones de sueño de 0 a 1. Es decir, entre los que obtuvieron 5 puntos, hubo casi 7 casos menos de enfermedad coronaria por cada 1.000 personas al año comparados con aquellos cuyas rutinas a la hora de dormir alcanzaron menores puntuaciones.
Asociación entre los hábitos de sueño y la susceptibilidad genética
Cuando en el siguiente paso, los científicos cruzaron los datos del riesgo genético y los hábitos de sueño hallaron que los participantes con alto riesgo genético y unos malos hábitos de sueño tenían un 2,5 más de riesgo de patología coronaria y un 1,5% más de ictus.
En cambio, una persona con alta susceptibilidad genética, pero con buenos hábitos de sueño estas posibilidades disminuían: tenía un riesgo 2,1 veces más de enfermedad cardiaca y de 1,3 más de accidente cerebrovascular que los que tenían bajo riesgo y buenos hábitos. Y cuando las rutinas de sueño no eran las adecuadas, aunque la persona tuviese por su genética pocas posibilidades de infarto o apoplejia, tenía un riesgo 1,7 mayor de enfermedad cardiaca y 1,6 mayor de ictus.
Según los investigadores aunque estos hallazgos son observacionales, los resultados demuestran que hay una asociación y no excluyen que dormir mal sea precisamente un síntoma de algún problema de salud no diagnosticado que podría estar relacionado con la enfermedad cardiovascular.
Actualizado: 4 de mayo de 2023