Dormir menos de 5 horas eleva el riesgo de varias enfermedades crónicas
19/10/2022
Dormir bien tiene muchos beneficios para la salud como han demostrado numerosos estudios científicos, y nuestra propia experiencia así lo confirma porque nos pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo y cuando no disfrutamos de un sueño reparador al día siguiente estamos cansados y nos encontramos mal físicamente, pero también mentalmente agotados, ya que tampoco rendimos en los estudios o el trabajo y nos cuenta mucho concentrarnos y mantener la atención.
El sueño regula funciones como la cognición, el estado de ánimo, el metabolismo y la inmunidad, y en varias investigaciones se han encontrado vínculos entre la duración del sueño –corto o largo– y el desarrollo de una enfermedad crónica, incluyendo el cáncer o enfermedades cardiovasculares. Un nuevo estudio realizado por Científicos del Inserm y la Université Paris Cité ha encontrado una fuerte asociación entre dormir cinco horas o menos por noche a partir de los 50 años y un mayor riesgo de desarrollar varias enfermedades crónicas durante el envejecimiento.
Para examinar la relación entre la duración del sueño a las edades de 50, 60 y 70 años y el desarrollo de enfermedades crónicas durante el envejecimiento los investigadores emplearon datos de 7.864 hombres y mujeres británicos que se habían recogido como parte del estudio Whitehall II en el University College London, y descubrieron que existía una potente asociación entre una duración del sueño nocturno de cinco horas o menos y un mayor riesgo de multimorbilidad, según han publicado en Plos Medicine.
Las noches cortas de sueño aumentan el riesgo de aparición de una o más enfermedades crónicas que, a su vez, se asocian con una esperanza de vida más corta
Séverine Sabia, investigadora del Inserm y autora principal del estudio, ha señalado que trabajos anteriores han demostrado un vínculo entre dormir menos y desarrollar problemas de salud como diabetes, presión arterial alta, enfermedades cardiovasculares y demencia. “Sin embargo, en la vida real, las enfermedades crónicas a menudo coexisten”, –dice– “particularmente a edades más avanzadas, y no estaba claro cómo la duración del sueño se asociaba con el riesgo de multimorbilidad”.
Dormir poco también se asoció a un aumento del riesgo de muerte
Los participantes informaron sobre la duración de su sueño entre 1985 y 2019, y un grupo (4.000 personas) utilizó también un acelerómetro durante una semana, lo que permitió obtener una medición precisa de la duración del sueño y confirmar la precisión de las estimaciones. Estos datos se cruzaron con otros sobre el estado de salud de los participantes que se obtuvieron durante su seguimiento hasta marzo de 2019. El equipo de científicos analizó el vínculo entre la duración del sueño a diferentes edades, su evolución entre los 50 y los 70 años, y el riesgo de aparición de multimorbilidad.
Los primeros resultados sugieren que existe una importante asociación entre una duración del sueño corta (menor o igual a cinco horas) a las edades de 50, 60 y 70 años y un mayor riesgo de multimorbilidad; en concreto, a los 50 años, los que dormían cinco horas o menos tenían un incremento del 20% en el riesgo de desarrollar una primera enfermedad crónica y un 30% más de riesgo de multimorbilidad, en comparación con los que dormían siete horas. A los 60, los que dormían cinco horas o menos tenían un 32% más de riesgo de multimorbilidad, y a los 70 un 40% más de riesgo, en comparación con los que dormían siete horas por noche.
Estos hallazgos podrían explicar el aumento del riesgo de muerte de alrededor del 25% que se observó en las personas de 50 años cuya duración del sueño era igual o inferior a cinco horas por noche. De hecho, los investigadores observaron que las noches cortas de sueño aumentan el riesgo de aparición de una o más enfermedades crónicas que, a su vez, se asocian con una esperanza de vida más corta.
“Todos estos resultados respaldan la importancia de promover una buena higiene del sueño en las poblaciones. Para eso, es necesario apuntar a los hábitos de vida y las condiciones ambientales que afectan la duración y la calidad del sueño”, concluye Séverine Sabia.
Actualizado: 5 de mayo de 2023