El director de la OMS recomienda evitar saludarse con el codo

Son muchos los hábitos sociales que hemos tenido que cambiar por la pandemia de COVID-19, entre ellos dejar de dar la mano o dos besos como método de saludo. Chocar los codos fue la alternativa recomendada por los expertos para evitar el riesgo de contagio por SARS-CoV-2 derivado de tocar las manos de otra persona o acercar la cara a la suya –que podría contener restos de aerosoles de saliva o mucosas virales–. Sin embargo, este peculiar saludo tampoco resultaría seguro.

Así lo expuso Tedros Adhanom, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en un tuit el 7 de marzo que ha vuelto a ser noticia después de que el experto retuiteara una publicación de la economista Diana Ortega en el que se recordaba que esta práctica no era del todo segura con sus porqués.

Saludar llevándose la mano al pecho a la altura del corazón permite demostrar el cariño manteniendo la distancia de seguridad y reduciendo el riesgo de contagio del COVID-19

Al parecer, y según explicó Adhanom en su primera publicación en la red social del pájaro azul, cuando chocamos los codos en un gesto amable para saludarnos nos colocamos sin pretenderlo a un metro de la otra persona, lo que no cumple con la distancia mínima de seguridad interpersonal, establecida en al menos 1,5 metros.

Alternativas para un saludo seguro durante la pandemia por COVID-19

Como alternativa a este ya tan popular gesto entre la población, Tedros recomienda llevar la mano al pecho a la altura del corazón como gesto de saludo, respeto y afecto, que permite demostrar el cariño manteniendo la distancia de seguridad entre las personas y reduciendo así el riesgo de contagio por COVID-19.

Otro saludo que también se desaconseja es el que llevan a cabo los futbolistas cuando salen al terreno de juego, chocando sus botas como símbolo de saludo y respeto, pues al hacerlo tampoco se pueden mantener esos 1,5 metros de separación. Como alternativa a todos estos saludos que requieren de contacto, se puede saludar agitando la mano o, para los más espirituales, juntándolas en el pecho emulando el famoso namasté.