Fumar engorda
19/01/2010
La Universidad de Navarra, con la colaboración del Instituto de Salud Carlos III, ha realizado un estudio a lo largo de más de cuatro años, en el que han participado 7.500 personas, para evaluar la relación que existe entre el consumo de tabaco y el sobrepeso, dos importantes factores de riesgo cardiovascular.
Los datos obtenidos en la investigación, que se han publicado en la Revista Española de Cardiología, revelan que las personas que dejaron de fumar durante el estudio aumentaron de peso: más de un kilo y medio en el caso de los hombres, y alrededor de un kilo las mujeres. Sin embargo, el colectivo de fumadores también registró un mayor aumento de peso en comparación con aquellos que nunca habían fumado: aproximadamente 1 kilo y medio los hombres y 0,36 kilos las mujeres.
El director de esta investigación, el doctor Miguel Ángel Martínez-González, catedrático de Medicina Preventiva de la Universidad de Navarra, explica que los fumadores que engordaron posiblemente tengan menos fuerza de voluntad cuando se trata de evitar actitudes y hábitos nocivos para su salud.
El hecho de que los integrantes del estudio que continuaron fumando también aumentaran de peso, ha sorprendido mucho a este especialista. Sin embargo, considera que el que los fumadores que abandonaron el hábito ganen peso, es un inconveniente aceptable frente a los perjuicios que implica el tabaco.
Está comprobado que fumar perjudica la salud, y el tabaco se asocia a numerosas patologías y se considera uno de los principales factores de riesgo para desarrollar enfermedades cardiovasculares, sobre todo porque predispone a padecer arteriosclerosis y facilita la coagulación de la sangre, lo que favorece la formación de trombos que atascan las arterias.
Síntomas asociados a dejar de fumar
Al dejar de fumar se manifiestan una serie de síntomas asociados a la falta de nicotina, debido a que se trata de una droga que genera adicción y, cuando los adictos a esta sustancia se ven privados de la dosis habitual, sufren ansiedad, irritabilidad, trastornos digestivos, sequedad de boca, nerviosismo general, y mayores deseos de comer y beber de lo habitual, entre otros síntomas, que generalmente disminuyen de intensidad a medida que pasan las semanas.
Los beneficios que se consiguen al abandonar el tabaco son muy superiores a estas molestias que, además, son pasajeras. Desde el principio, el paciente sentirá una mejoría generalizada de su estado físico que se traduce en:
- Remiten las molestias cotidianas asociadas al tabaco, como la tos, la expectoración oscura por las mañanas, los trastornos estomacales, el cansancio…
- Respira mejor.
- Recupera el sentido del gusto y el olfato.
- Se ralentizan los signos de envejecimiento.
- Mejora el control de la tensión arterial.
- Disminuye progresivamente el riesgo de sufrir afecciones provocadas por el tabaco. Así, un año después de abandonar el hábito, se reduce a la mitad el riesgo de sufrir un infarto de miocardio o una trombosis cerebral.
Actualizado: 20 de agosto de 2018