La exposición al gas radón puede aumentar el riesgo cerebrovascular
02/02/2024
El gas radón está considerado un factor de riesgo clave para desarrollar cáncer de pulmón, pero una nueva investigación ha encontrado que incluso una exposición moderada a este gas invisible e inodoro también se asocia a un mayor riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular. Los resultados del estudio se han publicado en Neurology, la revista médica de la Academia Estadounidense de Neurología, y no prueban que la exposición al radón provoque un accidente cerebrovascular, sino que solo muestran una asociación.
El radón es un gas radiactivo natural que se produce cuando metales como el uranio o el radio se descomponen en las rocas y el suelo. El gas se puede introducir en las casas a través de grietas en las paredes y suelos del sótano, juntas de construcción y huecos alrededor de las tuberías, y se convierte así en un contaminante del aire interior de las viviendas, que solo se puede detectar mediante pruebas que midan las concentraciones del gas en los hogares, ha explicado el Dr. Eric A. Whitsel de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill y autor del estudio.
“Nuestra investigación encontró un mayor riesgo de accidente cerebrovascular entre los participantes expuestos a concentraciones de radón superiores (y hasta dos picocurios por litro (pCi/L) inferiores) que generalmente desencadenan las recomendaciones de la Agencia de Protección Ambiental para instalar un sistema de reducción de radón en el hogar”.
Los investigadores analizaron el impacto de exposiciones en la mediana edad en las mujeres mayores que participaron en el estudio y encontraron un mayor riesgo de accidente cerebrovascular entre las que se habían expuesto a concentraciones altas e incluso moderadas del gas, en comparación con las que se habían expuesto a concentraciones más bajas.
Un nuevo factor de riesgo del accidente cerebrovascular
En la investigación participaron 158.910 mujeres con una edad promedio de 63 años que no habían sufrido ningún accidente cerebrovascular al inicio del estudio, y que fueron seguidas durante un promedio de 13 años. Durante el estudio, se produjeron 6.979 accidentes cerebrovasculares entre las participantes.
Para determinar las exposiciones de radón, los investigadores vincularon las direcciones de estas mujeres a los datos de concentración de radón del Servicio Geológico de EE. UU. y la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. (EPA). La EPA recomienda que las concentraciones medias de radón en espacios interiores no superen los cuatro picocuries por litro (pCi/L). Para las concentraciones tan altas, la EPA recomienda instalar un sistema de reducción de radón para disminuir los niveles de este gas en el hogar.
Las participantes del grupo con la exposición más elevada a radón tenían un 14% más de riesgo de accidente cerebrovascular en comparación con las del grupo más bajo
Las participantes se dividieron en tres grupos. El grupo más alto tenía sus hogares en áreas donde las concentraciones medias de radón eran más de cuatro pCi/L. El grupo medio vivía en áreas con concentraciones medias, entre dos y cuatro pCi/L. El grupo más bajo vivía en zonas con concentraciones medias inferiores a dos pCi/L.
En el grupo con mayores exposiciones de radón, hubo 349 ataques cerebrovasculares por cada 100.000 personas-año en comparación con 343 ataques en el grupo medio y 333 ataques en el grupo con la exposición más baja. Los años-persona representan tanto el número de personas en el estudio, como la cantidad de tiempo que cada persona pasa en el estudio.
Tras ajustar por factores como el tabaquismo, la diabetes y la hipertensión, los investigadores observaron que las participantes en el grupo de exposición más alta al radón tenían un 14% más de riesgo de accidente cerebrovascular en comparación con las del grupo más bajo. Las del grupo medio tenían un riesgo un 6% mayor.
“Es importante señalar que encontramos un mayor riesgo de accidente cerebrovascular entre aquellas expuestas a concentraciones de radón de hasta dos pCi/L por debajo del umbral actual basado en el cáncer de pulmón para recomendar la reducción del radón”, dijo Whitsel. “Se necesitan más estudios para confirmar nuestros hallazgos. La confirmación ofrecería una oportunidad para mejorar la salud pública al abordar un factor de riesgo emergente de accidente cerebrovascular”.
Actualizado: 2 de febrero de 2024