Las muertes asociadas al cambio climático pueden aumentar un 50% en Europa

Revelan que a finales de siglo en Europa se podrían producir 2,3 millones de muertes relacionadas con las temperaturas si no se adoptan medidas urgentes para combatir el cambio climático, sobre todo en países del sur del continente como España, con Barcelona a la cabeza.
Concepto de calentamiento global

27/01/2025

Catástrofes como la DANA que asoló varios pueblos de la Comunidad Valenciana a finales de octubre del año pasado, o los más recientes incendios de Los Ángeles, son solo una muestra de los problemas relacionados con el cambio climático que tienen graves consecuencias tanto para la salud de la población, como para el medioambiente.

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Ahora, un nuevo estudio dirigido por la London School of Hygiene & Tropical Medicine en el que participa la Estación Biológica de Doñana-CSIC ha advertido que los fallecimientos relacionados con la temperatura pueden aumentar hasta un 50% a finales de este siglo y que las previsiones de mortalidad son mayores en el caso de países que, como España, se encuentran en el sur del continente.

El equipo internacional de investigadores ha analizado datos de temperatura y mortalidad en 854 ciudades de Europa. Los resultados se han publicado en la revista Nature Medicine e indican que si no se adoptan medidas urgentes que permitan reducir las emisiones de carbono las alteraciones climáticas podrían provocar directamente más de 2,3 millones de muertes adicionales en las áreas evaluadas. Sin embargo, hay lugar para la esperanza, ya que destacan que hasta el 70% de estas muertes se podrían evitar si se toman medidas con rapidez.

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Mayor riesgo en la región mediterránea, Europa Central y los Balcanes

Aunque los estudios previos sobre el impacto de las temperaturas en la salud en Europa han demostrado que el frío provoca muchas más muertes que el calor, el nuevo trabajo muestra que el cambio climático podría causar un aumento significativo de las muertes por calor en toda Europa, superando sustancialmente cualquier disminución de las muertes relacionadas con el frío. Esta tendencia persiste en todos los escenarios de cambio climático e incluso con una elevada adaptación al calor.

El estudio sugiere que, aunque se hicieran enormes esfuerzos para adaptar las ciudades al cambio de temperaturas, esto no bastaría para equilibrar el aumento de los riesgos para la salud debidos a la exposición al calor, especialmente en las zonas más vulnerables, como la región mediterránea, Europa Central y los Balcanes. Sólo una reducción rápida de las emisiones de carbono que mantuviera bajas las temperaturas reduciría el número de muertes por calor extremo.

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“Nuestros resultados subrayan la urgente necesidad de perseguir enérgicamente tanto la mitigación del cambio climático como la adaptación al aumento del calor. Esto es especialmente crítico en la zona mediterránea, donde, si no se hace nada, las consecuencias podrían ser nefastas. Pero, siguiendo una senda más sostenible, podríamos evitar millones de muertes antes de que acabe el siglo”, ha declarado Pierre Masselot, uno de los autores principales del estudio e investigador en el Laboratorio de Modelización Medioambiental y Sanitaria (EHM-Lab) de la London School of Hygiene & Tropical Medicine en una nota publicada por el centro.

“Con el cambio climático viviremos un aumento en la mortalidad derivada por las olas de calor y una disminución de la inducida por el frío, de manera que las muertes por canícula superarán a los fallecimientos por congelación”

En el caso de los peores escenarios, como el SSP3-7.0 (que implica pocas medidas para reducir emisiones y adaptarse al cambio climático), se estima que las muertes relacionadas con el cambio climático podrían aumentar un 49,9%. Esto significaría, entre 2015 y 2099, un total acumulado de 2.345.410 muertes adicionales (con un rango de estimación de 327.603 a 4.775.853). Incluso si las medidas de adaptación logran reducir el impacto del calor en un 50%, este aumento en las muertes seguiría siendo significativo bajo el escenario SSP3-7.0.

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España y el sur de Europa las más damnificadas

A nivel regional, el panorama varía: en los países del norte de Europa podría haber una leve reducción en las tasas de mortalidad relacionadas con la temperatura, pero las regiones mediterráneas y del este de Europa son especialmente vulnerables y afrontarán un impacto mucho mayor.

“A lo largo de las últimas décadas hemos vivido olas de calor, como las del 2003 o 2022, donde más de 60.000 personas perdieron la vida en Europa. Sin embargo, el frío mata en la actualidad a más personas que el calor. Este nuevo estudio indica cómo esta tendencia se invertiría en toda Europa, con la única excepción de Escandinavia. Esto es, con el cambio climático viviremos un aumento en la mortalidad derivada por las olas de calor y una disminución de la inducida por el frío, de manera que las muertes por canícula superarán a los fallecimientos por congelación. Esta tendencia será particularmente acusada en el sur de Europa, y en España se espera que casi 1 de cada 3.000 habitantes fallezcan por calor anualmente a finales de siglo” ha opinado Víctor Resco de Dios, profesor de Ingeniería forestal y Cambio global de la Universidad de Lleida, que no ha participado en el estudio, en declaraciones a SMC España.

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Un estudio de modelización ha señalado que, en el peor escenario, tres ciudades españolas —Barcelona, Madrid y Valencia— se encuentran entre las diez urbes europeas donde se espera un mayor número de muertes relacionadas con la temperatura para finales de siglo. Barcelona lidera esta lista negra con más de 246.000 muertes adicionales estimadas. Madrid, por su parte, alcanzaría cerca de 130.000, mientras que en Valencia se calculan aproximadamente 67.500 fallecimientos adicionales.

Italia también destaca por su vulnerabilidad, con cuatro ciudades en este listado: Roma y Nápoles, cada una con alrededor de 147.000 muertes estimadas, Milán con 110.000 y Génova con unas 36.000. A este grupo se suman Atenas, con cerca de 87.000 muertes previstas, y Bucarest, con alrededor de 47.000.

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Fuera de la región mediterránea, los impactos se prevén menos severos. En ciudades como París, las muertes acumuladas por frío y calor ascenderían a unas 13.515, un aumento significativo pero más moderado. En contraste, en muchas ciudades de las Islas Británicas y Escandinavia, podría registrarse un descenso neto en las muertes, como en Londres, donde se estiman 27.455. No obstante, este descenso quedaría eclipsado por el notable aumento de fallecimientos en el resto de Europa.

Soluciones para que las ciudades se adapten al calor y se eviten muertes

No obstante, los expertos insisten en el poder de la prevención. Para Resco de Dios "La buena noticia es que nos podemos adaptar. La adaptación empieza por soluciones relativamente sencillas, aunque no gratuitas, como la instalación de aires acondicionados o la habilitación de espacios climatizados que sirvan de refugios climáticos (centros comerciales, piscinas, etcétera). Pero también debemos abordar soluciones más complejas, como aumentar las zonas verdes en las ciudades, para mitigar la isla de calor urbana, y adaptar los sistemas de salud a estos cambios epidemiológicos”.

“A medida que el cambio climático provoque más episodios de calor extremo, se prevé que aumente el número de muertes relacionadas con el calor, lo que supondrá una presión adicional para los sistemas sanitarios. Los grupos vulnerables, como los adultos mayores, las personas con enfermedades crónicas y las comunidades con bajos ingresos, serán los más expuestos. Sin fuertes medidas de adaptación, los sistemas de salud pública podrían tener dificultades para hacer frente al aumento de la demanda de servicios de urgencias e ingresos hospitalarios”, ha señalado Raquel Nunes, catedrática adjunta de Salud y Medio Ambiente de la facultad de Medicina de la Universidad de Warwick (Reino Unido), en declaraciones al mismo medio.

“Para proteger la salud pública, los gobiernos y los responsables políticos deben invertir en sistemas de alerta temprana, campañas de educación pública y mejoras de las infraestructuras para ayudar a las personas a mantenerse frescas y seguras. Los profesionales de la salud también deben recibir formación para reconocer y responder a las enfermedades relacionadas con el calor. Además, las políticas sociales de apoyo a las poblaciones vulnerables, como el acceso a centros de refrigeración y asistencia sanitaria asequible, serán esenciales para reducir el impacto de las temperaturas extremas”, propone.

“Este estudio pone de relieve la urgente necesidad de una respuesta coordinada de la salud pública al cambio climático, centrada en la prevención, la preparación y la adaptación para reducir los futuros riesgos para la salud. Una proporción significativa de las enfermedades y muertes actuales y futuras relacionadas con el calor son evitables. Lo esencial ahora es el desarrollo y la aplicación de políticas y acciones dirigidas a minimizar tanto la morbilidad como la mortalidad”, concluye.

Actualizado: 27 de enero de 2025

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