Revelan por qué los pelirrojos tienen diferentes umbrales de dolor
06/04/2021
Un nuevo estudio que han liderado científicos del Hospital General de Massachusetts (MGH) ha descubierto por qué las personas pelirrojas y los ratones con pelo rojo muestran una sensibilidad alterada a ciertos tipos de dolor. En concreto, su estudio revela que sus melanocitos –las células que se encargan de producir melanina, el pigmento responsable del color de piel y cabello– carecen de la función de cierto receptor y que esto genera cambios que interfieren en el equilibrio entre la sensibilidad y la tolerancia al dolor, unos hallazgos que puede ayudar a desarrollar nuevos tratamientos contra el dolor.
Según el nuevo estudio, que se ha publicado en Science Advances, los melanocitos contienen una forma variante del receptor de melanocortina 1 (MC1R), que si se activa por las hormonas circulantes denominadas melanocortinas, hace que el melanocito pase de generar pigmento de melanina amarillo/rojo a producir pigmento de melanina marrón/negro.
Un trabajo previo del Dr. David E. Fisher, director del Programa de Melanoma del Mass General Cancer Center y director del Centro de Investigación de Biología Cutánea del MGH, demostró que el hecho de que las personas pelirrojas no sean capaces de broncearse ni que el pigmento de su piel se oscurezca está determinado por variantes inactivas de este receptor.
Mecanismos de los umbrales de dolor en personas pelirrojas
Los investigadores estudiaron a una cepa de ratones pelirrojos que al igual que ocurre en los seres humanos con este color de pelo contiene una variante que tampoco tiene la función del receptor de melanocortina 1 y cuyos umbrales de dolor son también más altos.
Los resultados del estudio sugieren nuevas formas de manipular los procesos del organismo que controlan la percepción del dolor
Descubrieron así que en los ratones pelirrojos la pérdida de la función del receptor de melanocortina 1 hizo que los melanocitos de los animales secretaran menor cantidad de la molécula POMC (proopiomelanocortina), que después se corta en diferentes hormonas, incluyendo una que sensibiliza al dolor, y otra que lo bloquea. La presencia de estas hormonas permite que haya un equilibrio entre los receptores opioides que inhiben el dolor y los receptores de melanocortina 4 que mejoran la percepción del dolor.
En los ratones de pelo rojo (y, por lo tanto, posiblemente en los humanos), aparentemente los niveles bajos de ambas hormonas harían que se anularan entre sí. Sin embargo, el organismo produce factores adicionales que no están relacionados con los melanocitos y que activan los receptores opioides que intervienen en el bloqueo del dolor. Por lo tanto, el efecto neto de tener niveles más bajos de hormonas relacionadas con los melanocitos es más señales de opioides, lo que eleva el umbral del dolor.
Nuevas formas de controlar la percepción del dolor
Fisher afirma que “estos hallazgos describen la base mecanicista detrás de la evidencia anterior que sugiere umbrales de dolor variados en diferentes antecedentes de pigmentación”, y que “la comprensión de este mecanismo proporciona la validación de esta evidencia anterior y un reconocimiento valioso para el personal médico cuando atiende a pacientes cuya sensibilidad al dolor puede variar”.
El experto añade que los resultados del estudio sugieren nuevas formas de manipular los procesos del organismo que controlan la percepción del dolor, por ejemplo, desarrollando nuevos fármacos que inhiban los receptores de melanocortina 4 implicados en la detección del dolor.
“Nuestro trabajo en curso se centra en dilucidar cómo las señales adicionales derivadas de la piel regulan el dolor y la señalización de los opioides”, explica el Dr. Lajos V. Kemény, investigador en Dermatología del MGH y coautor principal. “Comprender estas vías en profundidad puede conducir a la identificación de nuevas estrategias moduladoras del dolor”.
Actualizado: 5 de mayo de 2023