Triclosán, de la pasta de dientes a la lucha contra la malaria
25/01/2018
Algunas de las pastas de dientes que se encuentran en el mercado contienen triclosán, un ingrediente que puede ayudar a crear un fármaco para tratar la malaria en los casos en que las cepas de parásitos de la enfermedad se han hecho resistentes a los fármacos convencionales, según ha dado a conocer un grupo de científicos de la Universidad de Cambridge, de Reino Unido, en la revista Scientific Reports.
El principal uso que se le suele dar al triclosán es como conservante de productos como maquillaje o desodorante, y como protección contra las infecciones bacterianas, por lo que es normal encontrarlo en pastas de dientes, productos de limpieza, o enjuagues bucales. Pero en este estudio se ha descubierto un nuevo uso de este compuesto y es que, según afirman, puede ayudar a evitar la resistencia al tratamiento contra la malaria.
El triclosán inhibe el crecimiento de la enzima DHFR incluso en personas que presentan resistencia al tratamiento convencional contra la malaria
El triclosán es capaz de inhibir la enzima DHFR, lo que evita el crecimiento del parásito Plasmodium durante la fase en la que está en la sangre. La pirimetamina, el tratamiento convencional para la malaria, tiene como objetivo afectar a la DHFR, pero cada vez son más los casos de resistencia a estos medicamentos. Sin embargo, el triclosán es efectivo incluso en las personas que tienen una resistencia a la pirimetamina, por lo que podría marcar un antes y un después en la lucha contra la esta enfermedad infecciosa, incluso en la fase en la que los parásitos están en el hígado.
La cara negativa del triclosán
No obstante, el triclosán no está exento de polémica. Esto es así porque, según algunos expertos, este compuesto puede acumularse en los cepillos de dientes y causar una alteración en las hormonas, e incluso un problema medioambiental. Por ello, en la Unión Europea se ha limitado la cantidad máxima a 0,3% en las pastas de dientes, jabones, desodorantes o maquillajes, y 0,2% en los colutorios.
El pasado octubre, además, se publicó un estudio de la Universidad de Massachussets Amherst, en Estados Unidos, que aseguraba que los cepillos de dientes podían multiplicar por siete y hasta por 12 veces la dosis límite recomendada, con el riesgo asociado de que se reduzcan algunas de las hormonas tiroideas que se encargan de regular el metabolismo, especialmente sobre los estrógenos, y también puede ser peligroso para el medioambiente si se tiran a la basura los cepillos contaminados.
Para que no se produzcan estos efectos adversos en la actividad endocrina, los investigadores recomiendan evitar los productos que tengan demasiado triclosán y, si son imprescindibles, usarlos durante el tiempo estrictamente necesario, además de limpiar bien el cepillo después de cada cepillado, para evitar su acumulación.
Actualizado: 4 de mayo de 2023