Un champú con gluten de trigo puede reparar las puntas abiertas

Un grupo de científicos ha desarrollado una nueva técnica que permite elaborar un champú que incluye gluten de trigo, y que ayuda a restaurar los enlaces de queratina en el cabello, volviéndolo menos quebradizo.
Un champú con gluten de trigo puede reparar las puntas abiertas

El gluten de trigo es un producto con gran disponibilidad y de bajo precio.

15/02/2018

Los champús que utilizamos habitualmente para eliminar la suciedad y grasa del cabello contienen sustancias que deterioran los enlaces que mantienen unida la queratina, una proteína fibrosa que es el principal componente del pelo. A consecuencia de ello, y unido al uso de planchas y secadores, y otros agentes agresivos como la radiación solar, el cabello se vuelve quebradizo y con las puntas abiertas.

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Para que la melena recupere un estado saludable es necesario aplicar una proteína que reemplace los enlaces rotos, pero esa proteína debe tener el mismo pH que el cabello para poder unirse a él, por lo que un equipo de investigadores ha decidido buscar una sustancia que les ayudara a resolver este problema, y la han encontrado nada menos que en el gluten de trigo, un producto con gran disponibilidad y bajo precio, y cuyo pH se puede modificar con el objetivo de reparar los distintos tipos de cabello.

Al observar las muestras tratadas con el champú a través del microscopio pudieron ver que el cabello aparecía más liso y menos quebradizo

Los autores del estudio, científicos de la Universidad de Jiangnan en China y de la Universidad de Nebraska en Estados Unidos, desarrollaron un método, que consistió en empapar el gluten en una enzima que descomponía sus proteínas en sus péptidos base, añadieron EDDAC –una fórmula química que aumentó el punto isoeléctrico de los péptidos para que coincidiese con el del cabello–, y después incorporaron la mezcla resultante a un champú, y lo aplicaron sobre diferentes muestras de cabello, tanto en seco como en mojado.

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Cabello más liso y menos quebradizo

Para probar la eficacia del nuevo producto, los investigadores pasaron un peine por las muestras de cabello y comprobaron que en aquellas a las que habían administrado el tratamiento se producía un 21% menos fricción cuando estaban secas, y un 50% menos en el caso de que el cabello estuviera húmedo, en comparación con muestras procedentes de la misma persona, pero sin tratar. Al observar las muestras a través de un microscopio electrónico también pudieron ver los enlaces recién formados, y que el cabello presentaba un aspecto visiblemente más liso y menos quebradizo cuando había sido tratado.

La investigación continúa en fase de pruebas, y Sarah Millar, dermatóloga especializada en el estudio del cabello en la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania, ha advertido en declaraciones a medios norteamericanos que no se ha facilitado información sobre el tipo de cabello sobre el que se realizaron las pruebas, ni sobre cómo se aseguraron los investigadores de que la fuerza del peinado resultara consistente en todos los ensayos.

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A pesar de las limitaciones del trabajo que ha señalado, esta experta también ha explicado que si los resultados de la técnica se confirman en nuevos experimentos, podría convertirse en la mejor opción de tratamiento para los consumidores que desean utilizar cosméticos cuya efectividad se haya comprobado científicamente.

Actualizado: 16 de febrero de 2018

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