613 días positivo al coronavirus: riesgos del caso de COVID más prolongado

Un hombre inmunodeprimido ha padecido una infección activa por COVID-19 durante 20 meses, el periodo más largo registrado hasta ahora y durante el que el coronavirus experimentó más de 50 mutaciones en el organismo del paciente.
Hombre mayor con mascarilla observa el exterior a través de una ventana

22/04/2024

Si contraemos la infección por coronavirus y nuestro sistema inmunitario funciona correctamente el patógeno deja de ser detectable en el organismo al cabo de unos días. Sin embargo, un hombre inmunodeprimido de 72 años ha sufrido una infección por COVID durante un año y medio y esta infección activa ha permitido que se produjese una nueva variante del coronavirus con más de 50 mutaciones nuevas, según revela un nuevo estudio, que también muestra que varias de las mutaciones se encontraban en la proteína de pico del SARS-CoV-2, lo que indica que el virus había intentado evolucionar en torno a las vacunas actuales, según han informado los investigadores.

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Este caso excepcional de infección crónica por COVID-19 ha sido descrito por investigadores del Centro de Medicina Molecular y Experimental del Centro Médico de la Universidad de Ámsterdam (Países Bajos), que presentarán sus hallazgos durante el próximo Congreso de la Sociedad Europea de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ESCMID), que se celebrará en Barcelona entre el 27 y el 30 de abril.

Según han indicado los investigadores este paciente ha soportado la infección por COVID más larga conocida hasta la fecha, ya que estuvo luchando contra el virus durante 613 días antes de morir a causa de la enfermedad de la sangre que padecía y que había comprometido su sistema inmunológico.

Este caso destaca el riesgo que suponen las infecciones persistentes por SARS-CoV-2 en personas inmunodeprimidas, ya que pueden contribuir a la aparición de variantes virales únicas del SARS-CoV-2, ha destacado el equipo de investigación dirigido por Magda Vergouwe, que es candidata a doctorado en el Centro Médico de la Universidad de Ámsterdam en los Países Bajos.

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"Estas infecciones crónicas típicamente ocurren solo en pacientes inmunocomprometidos. En estos individuos, el sistema inmunitario no es capaz de eliminar la infección, lo que proporciona al virus una oportunidad para evolucionar en el interior del organismo del paciente", ha señalado Magda Vergouwe en declaraciones a Diario Médico.

La falta de respuesta inmune ayuda a prosperar al coronavirus

Los pacientes inmunocomprometidos que sufren infecciones persistentes proporcionan al SARS-CoV-2 la oportunidad de adaptarse y evolucionar, han explicado estos científicos. Por ejemplo, se cree que la variante omicrón surgió en un paciente inmunodeprimido inicialmente infectado con una forma anterior de COVID, añaden.

Este paciente holandés tenía 72 años cuando ingresó en el Centro Médico de la Universidad de Ámsterdam en febrero de 2022 con una infección por COVID, tras haber recibido múltiples vacunas. Sufría de síndrome de superposición mielodisplásica y mieloproliferativa, una enfermedad en la que la médula ósea produce demasiados glóbulos blancos, según el Instituto Nacional del Cáncer de EE. UU.

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Según han indicado los investigadores el hombre también había desarrollado linfoma –un cáncer de los glóbulos blancos– tras someterse a un trasplante de células madre. Un medicamento que tomó para el linfoma, rituximab, agotó todas las células inmunes que normalmente producen anticuerpos contra el COVID, añadieron.

Las infecciones persistentes por SARS-CoV-2 en personas inmunodeprimidas, ya que pueden contribuir a la aparición de variantes virales únicas del SARS-CoV-2

Para eliminar su COVID, el hombre recibió un cóctel de anticuerpos monoclonales que finalmente resultó ineficaz. De hecho, los análisis mostraron que enseguida desarrolló resistencia a sotrovimab (uno de los medicamentos que le administraron) y apenas se detectó actividad de sus células T, ni desarrolló anticuerpos contra el virus en el primer mes de la infección, lo que demostró que el sistema inmunitario no tenía capacidad para luchar frente al coronavirus.

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La secuenciación genética de 27 muestras nasales que tomaron al paciente entre febrero de 2022 y septiembre de 2023 reveló más de 50 mutaciones en el SARS-CoV-2 que lo diferenciaban de las cepas circulantes en el momento, también variantes de BA.1. Algunos de los cambios se situaban en el receptor ACE-2, la 'puerta' que usa el virus para introducirse en las células humanas, y otras de las mutaciones estaban relacionadas con el escape inmunitario. La infección prolongada ha conducido a la aparición de una nueva variante capaz de evadir al sistema inmune a causa de la amplia evolución dentro del huésped, dijeron los investigadores.

El paciente falleció en 2023 por una recaída de la enfermedad hematológica que padecía antes de contraer el COVID-19. Casos como este plantean una potencial amenaza para la salud pública a causa de la posible introducción de variantes de escape viral en la comunidad aunque, afortunadamente, tal como señalan los investigadores en un comunicado, no se detectó ninguna transmisión de la variante descrita a ninguna otra persona.

Actualizado: 22 de abril de 2024

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