Comer a ciertas horas aumenta el riesgo de obesidad en los adolescentes
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18/02/2025
No solo los alimentos que comemos son determinantes en la ganancia de peso, sino que la hora del día a la que los ingerimos también influye en las probabilidades de desarrollar obesidad, e incluso en el riesgo de sufrir otro tipo de enfermedades, como señaló un reciente estudio que encontró que cenar tarde podría perjudicar la salud cardiovascular1.
Esto resalta la importancia de los hábitos de vida para mantenernos saludables, sobre todo si tenemos en cuenta que en España es bastante habitual cenar pasadas las 9 de la noche. Ahora, un nuevo estudio realizado por investigadores del Mass General Brigham y la Escuela de Medicina Warren Alpert de la Universidad de Brown2 ha encontrado una relación evidente entre los ritmos circadianos, el peso y los hábitos dietéticos en los adolescentes, ya que sus patrones de alimentación influirán en su salud a lo largo de toda la vida.
En concreto, los investigadores comprobaron que los adolescentes obesos comían más tarde en el día que sus compañeros con un peso saludable, y que sus conductas alimentarias estaban fuertemente influenciadas por su reloj biológico interno. El estudio 'Independent effects of the human circadian system and sleep/eating cycles on caloric intake in adolescents vary by weight status' se ha publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences3.
Más ingesta de alimentos al final de la tarde y principio de la noche
El sistema circadiano está compuesto por billones de relojes presentes en prácticamente todos los órganos, tejidos y células, que preparan nuestra biología y comportamiento para las demandas cambiantes a lo largo del ciclo día/noche. La influencia del sistema circadiano difiere en cada persona porque depende de una combinación de factores genéticos, conductuales y ambientales.
En la investigación participaron 51 adolescentes de ambos sexos y de edades comprendidas entre los 12 y los 18 años (edad media de 13,7 años), que fueron divididos en tres grupos en función de su índice de masa corporal (IMC): 24 pertenecían al grupo de peso saludable, 13 al grupo de sobrepeso y 14 al grupo de obesidad.
Todos ellos experimentaron siete ciclos de sueño y vigilia de 28 horas, permaneciendo en un entorno controlado de luz tenue mientras estaban despiertos y en completa oscuridad durante el sueño. Los participantes permanecieron en el mismo espacio durante todo el estudio. Para controlar las influencias externas sobre el ritmo circadiano, los investigadores eliminaron todas las señales externas de tiempo del entorno del laboratorio, incluidos los relojes y el acceso a la luz exterior.
Los participantes tuvieron seis oportunidades de comer en horarios fijos durante el episodio de vigilia, con un menú estandarizado, y podían consumir tantos alimentos como quisieran durante cada comida. Los investigadores registraron los alimentos consumidos y la ingesta calórica. Además, a lo largo del día podían participar en una variedad de actividades, incluyendo manualidades, ver películas (con las luces de la pantalla atenuadas) y jugar juegos sociales.
El reloj biológico del cuerpo influye directamente en la cantidad de alimentos que comemos en diferentes momentos del día
Los resultados mostraron que los cambios en el sistema circadiano a lo largo del día y la noche influyeron significativamente en el consumo de alimentos de todos los participantes. En los tres grupos, la ingesta de alimentos alcanzó su punto máximo al final de la tarde y al principio de la noche y fue más baja por la mañana, incluso después de tener en cuenta factores ambientales y de comportamiento, lo que demuestra que el reloj biológico del cuerpo influye directamente en la cantidad de alimentos que comemos en diferentes momentos del día.
Los adolescentes de los grupos de obesidad y sobrepeso consumieron una cantidad de calorías significativamente mayor en el horario circadiano vespertino en comparación con los del grupo con un peso saludable. Los investigadores no encontraron diferencias significativas en el tiempo total de sueño entre los grupos o dentro de ellos en todos los ciclos de sueño.
Aunque el estudio demostró el impacto del sistema circadiano en la ingesta de alimentos y reveló diferencias entre los grupos en función del peso, no puede poner a prueba la cuestión del "huevo y la gallina" de qué ocurre primero. Se necesitan estudios futuros para determinar si influir sobre el control circadiano de la ingesta de alimentos contribuye a los cambios de peso, si los cambios de peso afectan al control circadiano de la ingesta de alimentos, o se trata de una combinación de ambos.
El objetivo de los autores del trabajo es continuar investigando para comprender en profundidad las interacciones entre la dieta, el sistema circadiano y el metabolismo, los mecanismos biológicos subyacentes a estas relaciones y las implicaciones para el desarrollo de intervenciones dietéticas cronometradas para mejorar la salud de los adolescentes.
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- 1Anna Palomar-Cros, Valentina A. Andreeva, Léopold K. Fezeu, Chantal Julia, y Alice Bellicha. «Dietary Circadian Rhythms and Cardiovascular Disease Risk in the Prospective NutriNet-Santé Cohort». Nature Communications, vol. 14, n.º 1, Springer Science and Business Media LLC, 2023, doi:10.1038/s41467-023-43444-3.
- 2«Biological Clock Plays Critical Role in Driving teens’ Late-Day Eating Habits». Brown University, vol. 122, n.º 8, Proceedings of the National Academy of Sciences, https://www.brown.edu/news/2025-02-17/biological-clock-eating-behavior.
- 3David H. Barker, Mary A. Carskadon, Caroline Gredvig-Ardito, Chantelle N. Hart, y Hollie A. Raynor. «Independent Effects of the Human Circadian System and Sleep Eating Cycles on Caloric Intake in Adolescents Vary by Weight Status». Proceedings of the National Academy of Sciences, vol. 122, n.º 8, Proceedings of the National Academy of Sciences, 2025, doi:10.1073/pnas.2407907122.
Actualizado: 18 de febrero de 2025