El horario de las comidas afecta al desarrollo de obesidad y diabetes

Los horarios de las comidas influyen en la regulación de la energía, y la falta de una pauta regular en los mismos puede alterar los ritmos circadianos, y se asocia con un mayor riesgo de desarrollar obesidad o diabetes.
Reloj hecho con un plato y comida

El tejido adiposo muestra una sensibilidad a la insulina que varia en función de las horas del día.

La cronobiología lleva décadas estudiando la incidencia que nuestros ritmos biológicos, y las alteraciones que se producen en estos y en los mecanismos que los regulan, tienen en la aparición de diferentes enfermedades. En ese sentido, en España, la Doctora en Farmacia, nutricionista, y Máster en Salud pública por la Universidad de Harvard, Marta Garaulet, lleva años investigando desde la Universidad de Murcia los efectos que los horarios en los que comemos tienen en el desarrollo de la diabetes y la obesidad.

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Así, recientemente, en las XX Jornadas Nacionales de Nutrición Práctica, Garaulet explicaba en una mesa redonda titulada ‘Situación actual y nuevos retos en el tratamiento de la obesidad’, que la hora en que comemos influye de forma directa en la regulación de la energía, de forma que efectuar cambios en esos horarios puede tener influencia en el riesgo de padecer obesidad e, incluso, en las posibilidades de perder peso.

Diversos estudios han demostrado que la ausencia de una pauta regular en las horas en que llevamos a cabo las comidas favorece el desarrollo de la obesidad

Garaulet lleva desde 2010 informando de la existencia de diferentes estudios que han demostrado que la ausencia de una pauta regular en las horas en que llevamos a cabo las comidas favorece el desarrollo de la obesidad. Esto se debe a que si acostumbramos a picar entre horas, o rompemos los patrones habituales de nuestras comidas, acabamos produciendo una confusión en los ritmos circadianos internos de nuestro organismo, lo que acaba provocando también alteraciones en nuestro metabolismo y en nuestra deglución de alimentos, que se traducen en última instancia en un aumento de peso.

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La sensibilidad a la insulina varía a lo largo del día

Los horarios de las comidas no solo influyen en el riesgo de padecer obesidad, sino que un reciente estudio llevado a cabo por el Grupo de Investigación en Nutrición de la Universidad de Murcia, y encabezado por Marta Garaulet, ha demostrado también la relación existente entre estos y el desarrollo de diabetes.

Según los resultados de este estudio, presentado en Barcelona en el XXVIII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Diabetes, el cuerpo humano tiene un reloj biológico en su grasa corporal (tejido adiposo), que funciona de forma independiente, al que podríamos considerar como ‘reloj central’, que se halla situado en el hipotálamo. De esta forma, las células situadas en el tejido adiposo muestran una sensibilidad a la insulina que va variando en función de las horas del día, lo que hace que el horario en que comemos, y el tipo de alimento que ingerimos a según qué horas, se conviertan en un factor primordial a la hora de prevenir la diabetes.

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En ese sentido, la doctora en Farmacia pone el ejemplo de los carbohidratos, que recomienda ingerir por la mañana y, en todo caso, lo más lejos posible del momento en que nos vamos a dormir, cuando las células muestran mucha más resistencia a la insulina. Además, Garaulet explica que cenar y acostarnos inmediatamente tampoco es recomendable, ya que entran en conflicto dos hormonas que no trabajan bien juntas, la insulina y la melatonina, que provocan la disminución de la tolerancia del organismo a la glucosa, y favorecen el escenario para el desarrollo de diabetes.

Actualizado: 19 de julio de 2018

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