La dieta occidental en el embarazo aumenta el riesgo de TDAH y autismo

La buena salud y la longevidad dependen de varios factores, pero nuestro estilo de vida en general, y la dieta en particular, resultan clave. En el caso de las embarazadas, hace tiempo que se conoce el impacto negativo del tabaquismo, el alcohol y las dietas poco saludables sobre el desarrollo fetal, pero ahora un nuevo estudio realizado en Dinamarca ha puesto de manifiesto hasta qué punto puede influir la alimentación de la madre en el bienestar del futuro bebé.

La investigación ha sido realizada por la Universidad de Copenhague1 y los Estudios Prospectivos de Copenhague sobre el Asma en la Infancia (COPSAC) del Centro de Asma Pediátrico Danés, Hospital Herlev y Gentofte, y ha revelado que seguir una dieta occidental rica en grasas y azúcares y con un bajo contenido de alimentos frescos durante el embarazo aumenta el riesgo de trastornos del desarrollo neurológico, como el TDAH y el autismo en los hijos.

"Cuanto mayor sea la adherencia de una mujer a una dieta occidental durante el embarazo (rica en grasas, azúcar y productos refinados y baja en pescado, verduras y frutas), mayor parece ser el riesgo de que su hijo desarrolle TDAH o autismo", ha afirmado el Dr. David Horner, autor principal, en una nota publicada por la universidad.

El estudio identificó un patrón alimentario occidental mediante un análisis basado en datos que reveló que incluso cambios moderados en este espectro alimentario se asociaron con un riesgo significativamente mayor. Por ejemplo, ligeras desviaciones hacia una dieta más occidental se vincularon con un riesgo un 66% mayor de TDAH y un riesgo un 122% mayor de autismo.

Los hallazgos se han publicado en la revista Nature Metabolism2 y en opinión de los autores, sin embargo, también constituyen una oportunidad, ya que incluso pequeños cambios en la dieta que se diferencien del patrón occidental podrían reducir potencialmente el riesgo de trastornos del desarrollo neurológico.

Pautas dietéticas para beneficiar el desarrollo del cerebro fetal

Los investigadores analizaron los patrones alimentarios, las muestras de sangre y los diagnósticos de TDAH en cuatro grandes cohortes independientes de Dinamarca y Estados Unidos, que abarcaban más de 60.000 parejas madre-hijo. Las muestras de sangre se analizaron mediante metabolómica, lo que proporcionó información sobre los mecanismos biológicos que vinculan la dieta con los trastornos del desarrollo neurológico y sirvió como método de validación de los resultados.

El vínculo entre los patrones alimentarios occidentales y el TDAH se observó en las cuatro cohortes y se validó en tres de ellas utilizando tres métodos diferentes, lo que refuerza la credibilidad del estudio, según el Dr. Horner. Para garantizar la fiabilidad de los resultados, los investigadores tuvieron en cuenta diversos factores, incluida la genética, que desempeña un papel importante en los trastornos del desarrollo neurológico, pero se mantuvo una clara asociación entre la dieta occidental materna y el riesgo de TDAH y autismo.

"Observamos las asociaciones más fuertes en el primer y segundo trimestre, lo que sugiere que el desarrollo del cerebro durante este período es particularmente sensible a las influencias nutricionales maternas"

Los investigadores demostraron también que la asociación entre la dieta y el riesgo de TDAH era más fuerte en las primeras etapas y en la mitad del embarazo. "Al comparar entre cohortes, observamos las asociaciones más fuertes en el primer y segundo trimestre, lo que sugiere que el desarrollo del cerebro durante este período es particularmente sensible a las influencias nutricionales maternas", explica el autor principal, el profesor Morten Arendt Rasmussen de la Universidad de Copenhague.

Los investigadores identificaron 43 metabolitos específicos en la sangre materna que estaban relacionados con una dieta occidental y podrían ayudar a explicar la conexión entre la dieta y los trastornos del desarrollo neurológico. "Hemos descubierto que 15 de estos 43 metabolitos estaban especialmente relacionados con el aumento del riesgo de TDAH. Muchos de estos metabolitos se derivan de la ingesta alimentaria y desempeñan un papel fundamental en la regulación de la inflamación y el estrés oxidativo, factores que se cree que son fundamentales en el desarrollo neurológico temprano", afirma el Dr. Horner.

"Sabemos que las necesidades nutricionales aumentan durante el embarazo y nuestro estudio pone de relieve lo crucial que es la composición de la dieta para el desarrollo fetal. Aunque la dieta nórdica suele considerarse saludable, nuestros datos muestran que muchas mujeres embarazadas siguen patrones alimentarios que podrían optimizarse para favorecer mejor el desarrollo de su hijo. Este estudio plantea la cuestión de si las recomendaciones dietéticas existentes se siguen lo suficiente durante el embarazo y si tienen el impacto deseado en la salud del niño", afirma el Dr. Horner.

"Nuestro análisis no sólo confirma un fuerte vínculo entre la dieta y el riesgo de TDAH, sino que también identifica nutrientes y alimentos específicos que podrían servir como base para mejorar las pautas dietéticas y las estrategias preventivas. Al comprender cómo la dieta materna influye en el desarrollo fetal, podemos identificar mejor los nutrientes clave y los ajustes dietéticos necesarios para reducir el riesgo de trastornos del desarrollo neurológico. Esto abre nuevas posibilidades para refinar las recomendaciones dietéticas y promover resultados más saludables para las generaciones futuras", concluye.