Hallan la clave por la que la restricción calórica retrasa el envejecimiento

Descubren que el ácido litocólico producido por bacterias intestinales puede imitar los efectos de la restricción calórica y aumentar la longevidad, un hallazgo que podría ayudar a combatir el envejecimiento sin necesidad de seguir dietas extremas.
Mujer anciana comiendo vegetales

20/12/2024

Los investigadores han encontrado evidencias científicas que demuestran que la restricción calórica puede aumentar la longevidad de animales de laboratorio, pero trasladar esos beneficios a los seres humanos resulta complicado, sobre todo teniendo en cuenta que la mayoría de las personas tienen dificultades para seguir el tipo de dieta excesivamente restrictiva que sería necesario para conseguir prolongar la vida.

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Por ello, la ciencia continúa buscando técnicas más sencillas y accesibles que obtengan los mismos efectos de la restricción calórica en la longevidad y, en concreto, los científicos tratan de identificar los mecanismos moleculares vinculados a este fenómeno. Un nuevo estudio publicado en Nature y realizado por investigadores de la Academia China de Ciencias y la Universidad de Xiamen ha identificado un potencial imitador de la restricción calórica: un ácido biliar denominado ácido litocólico (LCA, por sus siglas en inglés).

Si los hallazgos de estos expertos se confirman en nuevos estudios se abriría la posibilidad de desarrollar fármacos capaces de simular la acción de este ácido para vivir más años de forma saludable y sin necesidad de hacer sacrificios alimenticios, ni de correr el riesgo de sufrir desnutrición o una pérdida irreversible de masa muscular.

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Mejoras en marcadores de envejecimiento saludable

Los seres humanos producimos ácidos biliares para facilitar la absorción de las grasas durante la digestión, pero tras secretarse en el intestino estas moléculas son modificadas por enzimas bacterianas y generan un amplio espectro de variantes químicas cuyo impacto apenas se comprender todavía. Uno de los metabolitos secundarios producido por bacterias intestinales a partir de los ácidos biliares es el ácido litocólico.

La idea de que el ácido litocólico pueda ofrecer beneficios para la salud ha sorprendido a algunos gastroenterólogos, ya que siempre se había considerado perjudicial porque en dosis elevadas puede dañar el hígado. Los investigadores incluso lo han utilizado en modelos animales para inducir daño hepático y estudiar tratamientos protectores. Sin embargo, estudios recientes sugieren que el LCA en concentraciones bajas puede tener efectos biológicos positivos no relacionados con su toxicidad.

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Estudios previos mostraron que ratones sometidos a una dieta baja en calorías presentaban mayor actividad de una proteína llamada AMPK en sus músculos, además de menos signos de atrofia muscular. En células cultivadas, el suero de ratones en ayuno también activa la AMPK. Los autores de la nueva investigación identificaron cientos de metabolitos que se alteran significativamente en el suero de ratones durante la restricción calórica. Tras varios procesos de filtrado y pruebas en células cultivadas, identificaron el LCA como un activador de AMPK.

Los ratones a los que se administraron pequeñas cantidades de LCA a través del agua que bebían mostraron un aumento en la actividad de AMPK, además de mejoras en marcadores de envejecimiento saludable, como una mayor fuerza de agarre y resistencia física. Los autores sugieren que niveles elevados de LCA podrían ser responsables de algunos beneficios observados en ratones sometidos a restricción calórica. Sin embargo, los resultados mostraron que, aunque el LCA prolonga la vida de moscas de la fruta y gusanos nematodos, no tuvo un efecto estadísticamente significativo en la longevidad de los ratones, lo que sugiere que aún faltan otros componentes clave.

Los hallazgos podrían considerarse “un hito que conecta la ingesta calórica con enfermedades relacionadas con el envejecimiento”

En un estudio complementario que también ha publicado la revista Nature los mismos autores exploraron cómo el LCA activa la AMPK y comprobaron que la actividad del LCA depende de las señales de las sirtuinas, una familia de enzimas asociadas al envejecimiento. Identificaron una proteína que se une al LCA y activa las sirtuinas, iniciando una vía de señalización que también activa la AMPK cuando los niveles de glucosa son bajos.

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David Sinclair, biólogo de la Escuela de Medicina de Harvard, ha afirmado en un comentario para Nature recogido por C&EN que estos hallazgos podrían considerarse “un hito que conecta la ingesta calórica con enfermedades relacionadas con el envejecimiento”. Por su parte, Vijay Yadav, investigador en longevidad y metabolismo de la Universidad de Rutgers, señaló en un correo electrónico que el LCA “podría ser un componente que media los efectos de la restricción calórica en algunos tejidos”, aunque duda que actúe por sí solo. Además, advierte que el estudio no examinó si los ratones tratados con LCA desarrollaron daño hepático.

Sheng-Cai Lin, autor principal del estudio, ha afirmado en un correo recogido por C&EN que el LCA parece actuar a través de la misma vía que el conocido fármaco metformina. Lin señaló que, dado que observaron efectos pro-salud, no estaban preocupados por un posible daño al hígado. Yadav advierte, sin embargo, que las rutas de desintoxicación del LCA varían entre especies, lo que significa que su perfil de toxicidad podría ser diferente en humanos y es necesario tomar precauciones en futuros estudios.

Actualizado: 20 de diciembre de 2024

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