La estimulación cerebral, eficaz frente a anorexia, obesidad y bulimia

Un estudio experimental demuestra que la estimulación cerebral puede modular la parte del cerebro que se encarga de la toma de decisiones (entre ellas la ingesta de alimentos), y disminuir el deseo de comer.
Mujer obesa rechaza comer

Una parte del cerebro se encarga de tomar la decisión de comer, y es sobre la que actúa este tratamiento.

La estimulación cerebral podría ser un posible tratamiento efectivo para combatir tanto la obesidad como los trastornos alimentarios (bulimia y anorexia), tal y como ha demostrado un estudio experimental realizado por especialistas de la universidad UOC de Sevilla, y que ha contado con la colaboración de expertos de la Clínica Sagrada Familia de Barcelona, y de la Universidad de Harvard (EE.UU.).

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Según los resultados de la investigación, esta terapia podría modular las áreas del cerebro encargadas de la toma de decisiones y, por tanto, modularía la ingesta de alimentos de la persona. Un hallazgo relevante, ya que si bien la bulimia y la anorexia son enfermedades distintas a la obesidad, también es cierto que las tres coinciden en un aspecto importante, y es que están relacionadas con tener alterado el proceso de la toma de decisiones sobre la ingesta de alimentos.

La obesidad, la anorexia y la bulimia, tienen en común el hecho de presentar alterado el proceso de la toma de decisiones sobre la ingesta de alimentos

En qué consiste la estimulación cerebral no invasiva

La estimulación cerebral no invasiva consiste en generar corrientes eléctricas al cerebro del paciente para provocar que las neuronas que se desea se activen de forma parecida a como lo haría el propio cerebro. En este caso, tal y como explica la investigadora principal del trabajo, Elena Muñoz Marrón, también profesora de Ciencias de la Salud de la citada universidad, la zona que se ha activado es la del córtex prefrontral dorsolateral y, además, también se ha disminuido la actividad del cerebelo mediante una corriente eléctrica muy leve. Algo novedoso pues, tal y como afirma la especialista Muñoz, “se trata de la primera vez en el mundo en la que se estudian los efectos de activar una parte del cerebro y de inhibir otra”.

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El estudio ha contado con la participación de ocho personas de entre 25 y 50 años, todos ellos pacientes de obesidad leve, es decir, con un índice de masa corporal de entre 30 y 35, que fueron sometidos a dos sesiones de estimulación durante dos días consecutivos. Los investigadores analizaron el estado de ánimo y el apetito que presentaban los participantes tras las sesiones, y observaron que, efectivamente, la estimulación cerebral no invasiva consigue disminuir el deseo de comer.

Se estudiará en pacientes con obesidad mórbida

En la segunda parte del estudio se ampliará el espectro de participantes para incluir a pacientes con obesidad mórbida u otros trastornos alimentarios, algo que no tardará en hacerse, pues la segunda fase de la investigación se llevará a cabo durante los meses de mayo y junio.

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Estos resultados, que convierten a esta terapia en una alternativa eficaz para complementar los tratamientos clásicos contra estos trastornos, han sido presentados durante la segunda edición del Congreso de Obesidad y Complicaciones Metabólicas, celebrado recientemente en Sevilla, donde se ha dado cita un gran número de especialistas en la materia.

Actualizado: 6 de octubre de 2017

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