Los edulcorantes sin calorías pueden alterar la señal de hambre en el cerebro

27/03/2025
Los edulcorantes sin calorías son ampliamente utilizados en todo el mundo por personas que no desean engordar o que quieren limitar su consumo de azúcar para seguir una dieta más saludable o porque padecen alguna enfermedad como la diabetes. Sin embargo, estos productos también pueden ser contraproducentes y algunos expertos han asociado su consumo a la aparición de factores de riesgo cardiometabólicos como hipertensión, diabetes, e incluso problemas cardiovasculares1.
Una nueva investigación realizada por científicos de la Escuela de Medicina Keck de la USC2 ha revelado ahora que, en comparación con el azúcar, consumir sucralosa (un popular sustituto del azúcar) aumenta la actividad en el hipotálamo, una región del cerebro que regula el apetito y el peso corporal. La sucralosa también altera la comunicación del hipotálamo con otras regiones cerebrales, incluidas las que intervienen en la motivación, según los resultados del estudio publicados en Nature Metabolism3.
La sucralosa podría afectar los antojos o la conducta alimentaria
La Dra. Kathleen Alanna Page, directora del Instituto de Investigación de Diabetes y Obesidad de la USC y codirectora de la División de Endocrinología y Diabetes de la Facultad de Medicina Keck de la USC y sus colegas diseñaron un experimento aleatorio para analizar cómo la sucralosa modifica la actividad cerebral, los niveles hormonales y el hambre.
El estudio incluyó a 75 participantes, divididos aproximadamente a partes iguales entre hombres y mujeres, y según su estado de peso (peso saludable, sobrepeso u obesidad). Los investigadores analizaron su respuesta tras consumir 300 ml de agua, una bebida endulzada con sucralosa o una bebida endulzada con azúcar y recogieron imágenes cerebrales por resonancia magnética funcional (IRMf) y muestras de sangre, registrando su nivel de hambre antes y después de ingerir la bebida.
Comprobaron así que la sucralosa aumentó el hambre y la actividad en el hipotálamo, especialmente en personas con obesidad, y también modificó la comunicación del hipotálamo con otras regiones cerebrales; en concreto, aumentó la conectividad entre el hipotálamo y varias áreas cerebrales implicadas en la motivación y el procesamiento sensorial, incluyendo la corteza cingulada anterior, que participa en la toma de decisiones. A diferencia del azúcar, la sucralosa no aumentó los niveles sanguíneos de ciertas hormonas que producen la sensación de saciedad.
"Si tu cuerpo espera una caloría debido al dulzor, pero no la obtiene, eso podría cambiar la forma en que el cerebro está preparado para anhelar esas sustancias con el tiempo"
Los hallazgos muestran cómo la sucralosa confunde al cerebro al proporcionar un sabor dulce sin la energía calórica esperada, ha señalado Page, en una nota publicada por el centro. Esta "discordancia" podría incluso provocar cambios en los antojos y la conducta alimentaria a largo plazo, ya que, "si tu cuerpo espera una caloría debido al dulzor, pero no la obtiene, eso podría cambiar la forma en que el cerebro está preparado para anhelar esas sustancias con el tiempo", dijo.
Como era de esperar, el consumo de azúcar provocó un aumento de la glucemia y de las hormonas que la regulan, como la insulina y el péptido similar al glucagón 1 (GLP-1). Por otro lado, el consumo de sucralosa no tuvo ningún efecto sobre dichas hormonas. "El cuerpo usa estas hormonas para indicarle al cerebro que se han consumido calorías y así disminuir el hambre", explicó Page. "La sucralosa no tuvo ese efecto, y las diferencias en las respuestas hormonales a la sucralosa en comparación con el azúcar fueron aún más pronunciadas en los participantes con obesidad".
Los investigadores también observaron diferencias según el sexo: las participantes femeninas mostraron mayores cambios en la actividad cerebral que los participantes masculinos, lo que sugiere que la sucralosa puede afectar a los sexos de manera diferente. Ahora han iniciado un estudio para evaluar cómo afectan los edulcorantes sin calorías al cerebro de los niños y adolescentes, que consumen más azúcar y sustitutos del azúcar que cualquier otro grupo de edad. "¿Estas sustancias provocan cambios en el cerebro en desarrollo de los niños con riesgo de obesidad? El cerebro es vulnerable en esta etapa, por lo que podría ser una oportunidad crucial para intervenir", concluye Page.
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- 1«Artificial Sweeteners and Cardiovascular Risk». Current Opinion in Cardiology, vol. 38, n.º 4, Ovid Technologies (Wolters Kluwer Health), pp. 344–351+.
- 2
Zara Abrams. “Calorie-Free Sweeteners Can Disrupt the Brain’s Appetite Signals.” Newsroom, 26 Mar. 2025, https://keck.usc.edu/news/calorie-free-sweeteners-can-disrupt-the-brains-appetite-signals/.
- 3Sandhya P. Chakravartti, Kay Jann, Ralf Veit, Hanyang Liu, y Alexandra G. Yunker. «Non-Caloric Sweetener Effects on Brain Appetite Regulation in Individuals across Varying Body Weights». Nature Metabolism, vol. 7, n.º 3, Springer Science and Business Media LLC, 2025, pp. 574–585+, doi:10.1038/s42255-025-01227-8.
Actualizado: 27 de marzo de 2025