Revelan qué incluir en la dieta para ayudar a frenar el cáncer de próstata
17/12/2024
La alimentación es muy importante en los pacientes oncológicos porque contribuye a su recuperación y les ayuda a afrontar mejor los tratamientos del cáncer, pero, además, ciertos nutrientes podrían resultar clave en la lucha contra esta enfermedad, según los resultados de un nuevo estudio que muestran que una dieta baja en ácidos grasos omega-6 y alta en ácidos grasos omega-3 y que incluya suplementos de aceite de pescado, puede reducir significativamente la tasa de crecimiento de las células del cáncer de próstata en sus etapas iniciales.
La investigación ha sido realizada por científicos del Centro Oncológico Jonsson de UCLA Health y ofrece nuevas evidencias de que introducir determinadas modificaciones en la alimentación podría reducir el crecimiento de células cancerosas en pacientes con cáncer que se encuentran bajo vigilancia activa, una estrategia que consiste en monitorear regularmente la enfermedad sin una intervención inmediata.
“Este estudio representa un avance importante para comprender cómo la dieta podría influir en la evolución del cáncer de próstata”, ha explicado el Dr. William Aronson, profesor de Urología en la Escuela de Medicina David Geffen de UCLA y autor principal del estudio en una nota publicada por el centro. “Muchos pacientes buscan adoptar cambios en su estilo de vida, como ajustar su dieta, para manejar su enfermedad y evitar su progresión. Nuestros hallazgos sugieren que algo tan sencillo como modificar la alimentación podría ralentizar el crecimiento del cáncer y retrasar la necesidad de tratamientos más agresivos”.
Reducción de la velocidad a la que se multiplican las células cancerosas
Alrededor del 50% de los hombres con cáncer de próstata de bajo riesgo que eligen la vigilancia activa acaban necesitando someterse a cirugía o radioterapia en un plazo de cinco años. Por ello, muchos pacientes buscan alternativas que permitan retrasar la intervención, como cambios en la dieta o suplementos, aunque aún no existen guías dietéticas específicas en este ámbito. Otros estudios han evaluado dietas ricas en verduras y patrones de alimentación saludables, pero hasta ahora no han encontrado impactos significativos en la progresión del cáncer.
Para analizar el papel desempeñado por la dieta en el manejo del cáncer de próstata, los investigadores llevaron a cabo un ensayo clínico denominado CAPFISH-3 con 100 hombres con cáncer de próstata de bajo riesgo o riesgo intermedio favorable bajo vigilancia activa. Los participantes fueron divididos en dos grupos de forma aleatoria para continuar con su dieta habitual o seguir una alimentación baja en omega-6 y alta en omega-3, con suplementos de aceite de pescado, durante un año.
Los varones en el grupo de intervención recibieron asesoramiento nutricional personalizado por parte de dietistas nutricionistas, ya sea de manera presencial, virtual o telefónica, que les enseñaron a optar por alternativas más saludables y bajas en grasa para sustituir alimentos altos en grasas saturadas y calorías, como aderezar ensaladas con aceite de oliva, limón o vinagre en lugar de añadir salsas comerciales.
También se les recomendó reducir el consumo de productos ricos en omega-6, como patatas fritas, galletas, mayonesa y alimentos procesados, además de incorporar pescado rico en omega-3, como el salmón, y suplementos de aceite de pescado. El objetivo fue lograr un equilibrio más favorable entre omega-6 y omega-3 y que los participantes sintieran mayor control sobre sus hábitos alimenticios. El grupo de control, sin embargo, no recibió asesoramiento nutricional, ni suplementos.
“Los cambios en la dieta podrían ralentizar el crecimiento del cáncer y, potencialmente, retrasar o evitar la necesidad de tratamientos más invasivos”
Los investigadores evaluaron los cambios en un biomarcador llamado índice Ki-67, que mide la velocidad a la que se multiplican las células cancerosas y es un factor clave para predecir la progresión, metástasis y supervivencia del cáncer. Al inicio del estudio y al cabo de un año se realizaron biopsias en las mismas áreas del tumor utilizando dispositivos de imagen avanzada para garantizar la precisión en la localización de las muestras.
Los resultados se han publicado en la revista Journal of Clinical Oncology y han mostrado que el grupo con dieta baja en omega-6 y rica en omega-3, junto con los suplementos de aceite de pescado, presentó una reducción del 15% en el índice Ki-67, mientras que el grupo de control registró un aumento del 24%.
“Esta diferencia significativa sugiere que los cambios en la dieta podrían ralentizar el crecimiento del cáncer y, potencialmente, retrasar o evitar la necesidad de tratamientos más invasivos”, señaló Aronson, quien también es jefe de Oncología Urológica en el Centro Médico de Veteranos de West Los Ángeles y miembro del Centro Oncológico Jonsson de UCLA.
Los investigadores advierten que es necesario continuar investigando para confirmar los beneficios a largo plazo de reducir los ácidos grasos omega-6 y aumentar el consumo de omega-3 en la gestión del cáncer de próstata. Estos hallazgos respaldan la necesidad de ensayos clínicos más amplios que exploren los efectos de los cambios en la dieta en la progresión del cáncer, los resultados del tratamiento y las tasas de supervivencia en hombres bajo vigilancia activa.
Actualizado: 17 de diciembre de 2024