Un vaso y medio de leche al día aumenta el riesgo de cardiopatía en mujeres
08/11/2024
Los lácteos aportan nutrientes clave para el organismo, como el calcio, que es esencial para tener unos huesos sanos y prevenir enfermedades como la osteoporosis. Sin embargo, un estudio ha alertado sobre los posibles riesgos asociados al consumo de leche no fermentada para las mujeres, ya que ha encontrado que las que toman más de 300 mililitros –el equivalente a un vaso y medio– diarios pueden tener más probabilidades de sufrir enfermedades cardíacas isquémicas o un infarto de miocardio.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Uppsala (Suecia) decidió analizar la relación entre el consumo de leche no fermentada y fermentada –como yogures o kéfir– en relación con estas enfermedades, e investigar también cómo el consumo de leche se relaciona con proteínas plasmáticas vinculadas a la salud cardiometabólica.
La investigación se ha basado en dos grandes estudios prospectivos realizados en Suecia que incluyeron a 59.998 mujeres y 40.777 hombres sin antecedentes de enfermedades cardíacas ni cáncer al inicio. Los participantes proporcionaron información sobre su dieta y estilo de vida, y en dos subgrupos se midieron los niveles de proteínas plasmáticas relacionadas con el metabolismo cardiovascular. A lo largo de un seguimiento de hasta 33 años, se registraron 17.896 casos de cardiopatía isquémica, de los que 10.714 fueron infartos de miocardio.
Los resultados se han publicado en BMC Medicine y han revelado diferencias significativas entre hombre y mujeres en el caso de la leche no fermentada. En las mujeres se encontró que a medida que aumentaba el consumo de leche no fermentada por encima de 1,5 vasos diarios, el riesgo de cardiopatía isquémica o infarto de miocardio también aumentaba gradualmente.
No se observaron efectos dañinos en los lácteos fermentados
Comparando un consumo de 0,5 vaso (100 ml) al día, el consumo de 2 vasos al día en mujeres estaba asociado a un aumento del riesgo de cardiopatía isquémica, que seguía incrementándose con tres y cuatro vasos al día, con independencia de si la leche era entera, semidesnatada o desnatada. Sin embargo, en los hombres no se observaron riesgos más altos de cardiopatía isquémica con el aumento del consumo de leche. En cuanto a la leche fermentada, su consumo no se relacionó con un aumento del riesgo de cardiopatía isquémica ni en hombres, ni en mujeres.
“El aumento del riesgo del consumo elevado de leche solo afectó a las mujeres del estudio, pero no a los hombres. Aparentemente, esto sólo era perceptible a partir de cantidades de consumo superiores a 300 mililitros al día. Cuanto mayor era el volumen de consumo, mayor era el riesgo: en comparación con las mujeres que bebían 100 mililitros de leche al día, las mujeres que consumían 400 mililitros tenían un riesgo un 5% mayor, y con 800 mililitros (cuatro vasos) un riesgo un 21% mayor. Por tanto, no se puede descartar que un consumo muy elevado de leche aumente el riesgo de cardiopatías en las mujeres”, ha señalado Matthias Schulze, jefe del departamento de Epidemiología Molecular del Instituto Alemán de Nutrición Humana (DIfE) en Potsdam-Rehbrücke (Alemania), que no ha participado en el estudio, en declaraciones a SMC España.
“En comparación con las mujeres que bebían 100 mililitros de leche al día, las que consumían 400 mililitros tenían un riesgo un 5% mayor [de cardiopatía], y con 800 mililitros (cuatro vasos) un riesgo un 21% mayor”
Este experto señala, sin embargo, que “dado que el aumento del riesgo solo se observó con niveles de consumo muy elevados, que son más frecuentes en Escandinavia que en otros lugares, es probable que los resultados no afecten a la mayoría de las consumidoras de otros países europeos”.
Esther López-García, catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad Autónoma de Madrid y miembro del Grupo de Nutrición de la Sociedad Española de Epidemiología, ha destacado en declaraciones a la misma plataforma las propiedades beneficiosas de los lácteos que se han encontrado en estudios previos: “Dos metaanálisis recientes de estudios observacionales concluyeron que el consumo de lácteos se asociaba a menor riesgo de hipertensión, diabetes, enfermedad coronaria e ictus. En particular, el consumo de lácteos fermentados tenía un efecto más beneficioso”.
El nuevo estudio, sin embargo, “llega a conclusiones contrarias a la evidencia anterior”, y la experta indica que “una posible explicación a estos resultados puede ser que el alto consumo de lácteos en este país escandinavo permita observar efectos perjudiciales que no han sido posibles observar en países con consumos menores”.
Y concluye que “más que fijarse en estos resultados, conviene adherirse a las actuales recomendaciones dietéticas para la población española publicadas por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, que sugieren un consumo de hasta tres productos lácteos al día, fermentados si existe intolerancia a la lactosa, como fuente de proteínas y calcio, evitado aquellos con azúcares añadidos y alto contenido en sal”.
Actualizado: 8 de noviembre de 2024