Una dieta baja en carbohidratos reduce el riesgo cardiometabólico

Las personas con sobrepeso que siguen dietas bajas en carbohidratos, aunque más altas en grasas saturadas, mejoran sus perfiles cardiovasculares y metabólicos, y reducen los factores de riesgo asociados a estas patologías.
Alimentación baja en carbohidratos protege el corazón

01/10/2021

Las personas con obesidad a menudo recurren a dietas bajas en carbohidratos como estrategia para bajar de peso, y también los pacientes con diabetes deben limitar la ingesta de estos nutrientes pero, por lo general, este tipo de dietas van acompañadas de una ingesta mayor de grasas saturadas (como carne roja, mantequilla…) y por ello durante años los profesionales de la medicina y la salud pública han desaconsejado seguirlas, ya que este tipo de grasas pueden incrementar la aparición de factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares, como el aumento de los niveles de colesterol.

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Un nuevo ensayo clínico dirigido por el Boston Children's Hospital y publicado en American Journal of Clinical Nutrition contradice este criterio, al demostrar que las dietas bajas en carbohidratos, aunque más altas en grasas saturadas, contribuyen más a mejorar los perfiles cardiovasculares y metabólicos si se tiene sobrepeso, que las dietas bajas en grasas y altas en carbohidratos. “Sorprendentemente, la dieta baja en carbohidratos no afectó negativamente al colesterol LDL ('malo'), a pesar de tener niveles de grasas saturadas muy por encima de las recomendaciones actuales”, ha declarado el Dr. David Ludwig, que ha dirigido el estudio junto con la Dra. Cara Ebbeling.

Además de la hipercolesterolemia, existen otros factores de riesgo asociados a las patologías cardíacas y a la diabetes, como los elevados niveles de triglicéridos y azúcar en sangre, el colesterol HDL ('bueno') bajo, la hipertensión, la inflamación crónica, el hígado graso y la tendencia a la coagulación de la sangre, que son signos característicos del síndrome metabólico, cuya aparición se atribuye a la resistencia a la insulina. Una de las razones por las que este síndrome está aumentando es que muchas personas están siguiendo dietas bajas en grasas e incrementando el consumo de carbohidratos.

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Dietas bajas en carbohidratos versus dietas bajas en grasas

Para comprobar si una dieta baja en carbohidratos mejoraría los perfiles de riesgo cardiometabólico en comparación con una dieta baja en grasas, los investigadores se asociaron con la Universidad Estatal de Framingham y reclutaron a 164 adultos con obesidad o sobrepeso que habían perdido del 10 al 14% de su peso corporal con una dieta baja en calorías. De forma aleatoria fueron asignados a seguir durante cinco meses una de estas dietas de mantenimiento para bajar de peso:

  • Dieta baja en carbohidratos (20% de carbohidratos, 60% de grasas, 20% de proteínas).
  • Dieta moderada en carbohidratos (40% de carbohidratos, 40% de grasas, 20% de proteínas).
  • Dieta alta en carbohidratos (60% de carbohidratos, 20% de grasas, 20% de proteínas).

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Ebbeling ha explicado que ofrecieron “un servicio de comida comercial que proporcionó más de 100,000 comidas, adaptadas a las necesidades calóricas de cada participante”, y que “las comidas se diseñaron para mantener a los participantes con el mismo peso durante los cinco meses, de modo que todo lo que vimos en este estudio fuera independiente de la pérdida de peso”.

“La dieta baja en carbohidratos no afectó adversamente el colesterol LDL ('malo'), a pesar de tener niveles de grasas saturadas muy por encima de las recomendaciones actuales”

En todos los casos, el 35% de la grasa que consumieron los participantes era grasa saturada, lo que significa que la dieta baja en carbohidratos contenía el triple de grasas saturadas que la dieta alta en carbohidratos (21% frente al 7%), lo que está muy por encima de las actuales recomendaciones, aunque la dieta baja en carbohidratos no era una dieta cetogénica, que es muy alta en grasas y en la que los carbohidratos por lo general suponen menos del 10% del total de calorías.

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Beneficios de limitar el consumo de carbohidratos

La dieta baja en carbohidratos mejoró los perfiles de diversos tipos de lípidos en sangre que se relacionan con las enfermedades cardiovasculares y la resistencia a la insulina, y aumentó la adiponectina, una hormona que producen las células grasas que favorece la sensibilidad a la insulina y protege contra la aterosclerosis (acumulación de placas de grasa en las arterias).

“También encontramos que la dieta baja en carbohidratos redujo la lipoproteína (a), un factor de riesgo subestimado de aterosclerosis, enfermedad cardíaca y accidente cerebrovascular que anteriormente no se pensaba que estuviera influenciado por la dieta”, señala Ludwig. La lipoproteína (a), en concreto, disminuyó un promedio de casi un 15% con la dieta baja en carbohidratos en comparación con una reducción del 2% con la dieta moderada en carbohidratos y un ligero aumento del 0,2% con la dieta alta en carbohidratos.

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Ludwig, Ebbeling, y sus colegas han publicado recientemente un comentario en el que aseguran que son los carbohidratos refinados, y no el exceso de calorías, los que están promoviendo la epidemia de obesidad, y que alimentos como el pan blanco, el arroz blanco, la mayoría de los cereales para el desayuno y ciertos productos ultraprocesados ​​provocan picos de azúcar en la sangre y la insulina que enlentecen el metabolismo, incrementan la sensación de hambre, y contribuyen al aumento de peso.

Actualizado: 5 de mayo de 2023

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