Revelan a qué ritmo debes caminar para reducir el riesgo de arritmias

Caminar a paso ligero de forma regular podría reducir el riesgo de sufrir arritmias cardíacas, como taquicardia o bradicardia, según un estudio que relaciona esta actividad física con una mejora en los marcadores metabólicos e inflamatorios.
Un hombre y una mujer mayores sonríen mientras practican marcha nórdica

21/04/2025

El sedentarismo es muy perjudicial para la salud y está considerado como un factor de riesgo para desarrollar enfermedades cardiovasculares, cáncer o diabetes1, entre otras. Por ello, es necesario mantenerse activo durante toda la vida, sin embargo, algunos ejercicios están especialmente recomendados para personas que por su edad o sus condiciones físicas no pueden practicar deportes más exigentes, y caminar es uno de ellos.

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Investigadores de la Universidad de Glasgow2 han comprobado ahora que caminar a buen ritmo, y dedicar más tiempo a esta actividad, podría disminuir el riesgo de sufrir arritmias o alteraciones en el ritmo cardíaco como la fibrilación auricular, la taquicardia (latido acelerado) o la bradicardia (latido muy lento).

Los beneficios observados fueron independientes de otros factores de riesgo cardiovascular conocidos, aunque fueron más evidentes en las mujeres, las personas menores de 60 años, los individuos que no presentaban obesidad y aquellos con enfermedades crónicas previas. Los resultados se han publicado en la revista Heart3.

Los autores del estudio han destacado que las arritmias cardíacas son frecuentes, ya que, solo la fibrilación auricular, ha duplicado su prevalencia en los últimos 30 años4, alcanzando casi 60 millones de casos en todo el mundo en 2019. Estas afecciones, además, está relacionadas con un mayor riesgo de enfermedades del corazón, muerte súbita y discapacidad5, por lo que identificar factores modificables que ayuden a prevenirlas resulta clave para proteger la salud.

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Beneficios de caminar a ritmo moderado o rápido para el corazón

Aunque ya se sabía que caminar rápido se relaciona con un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares y mortalidad6, pocos estudios habían analizado su efecto específico sobre las arritmias. Con el objetivo de cubrir ese vacío, los investigadores evaluaron el impacto de distintos ritmos al caminar, teniendo en cuenta factores metabólicos e inflamatorios, así como otros elementos de riesgo cardiovascular como la edad, el sexo, la obesidad, el tabaquismo, el consumo de alcohol y la presencia de enfermedades crónicas.

El estudio analizó datos del Biobanco del Reino Unido, e incluyó a 420.925 participantes que habían respondido a cuestionarios en los que informaban sobre su ritmo al caminar. Además, en 81.956 personas se pudo registrar el tiempo dedicado a caminar a diferentes velocidades gracias a dispositivos de seguimiento de actividad.

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Se definió como caminar despacio a menos de 4,8 km/hora, ritmo moderado entre 4,8 y 6,4 km/hora, y paso rápido a más de 6,4 km/hora. La edad promedio de los participantes era de 55 años, el 55% eran mujeres y el 97% de origen blanco. Durante un seguimiento promedio de 13 años, 36.574 personas (el 9%) desarrollaron algún tipo de arritmia cardíaca: 23.526 fibrilación auricular, 19.093 otras arritmias, 5678 con ritmo cardíaco anormalmente lento y 2.168 con arritmias ventriculares (en las cavidades inferiores del corazón).

Quienes caminaban más rápido solían ser hombres, vivir en zonas menos desfavorecidas y llevar estilos de vida más saludables. Además, tenían cinturas más pequeñas, menor peso, mayor fuerza en las manos y niveles más bajos de factores de riesgo metabólicos (como lípidos en sangre y glucosa en ayunas), inflamación y enfermedades crónicas.

Sumario: “Los factores metabólicos e inflamatorios podrían influir; caminar más rápido redujo el riesgo de obesidad e inflamación, lo que a su vez redujo el riesgo de arritmias”

Incluso después de ajustar los resultados por variables demográficas y de estilo de vida, los investigadores observaron que caminar a ritmo moderado o rápido se asociaba con un riesgo significativamente menor de desarrollar arritmias en comparación con caminar despacio (reducciones del 35% y 43%, respectivamente).

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En particular, el riesgo de fibrilación auricular bajaba un 38% y un 46%, y el de otras arritmias cardíacas un 21% y 39%, respectivamente, en quienes caminaban a ritmo medio o rápido frente a los que caminaban lentamente. Entre los participantes con datos de dispositivos de actividad, 4.117 desarrollaron arritmias. Aquellos que pasaban más tiempo caminando a paso ligero tendían a ser más jóvenes, hombres, de origen blanco y con mejor estado de salud general.

Curiosamente, el tiempo dedicado a caminar despacio no se relacionó con un menor riesgo de arritmias, pero sí lo hizo el tiempo caminando a ritmo moderado o rápido, que se asoció con una reducción del 27% en el riesgo. En conjunto, se estimó que alrededor del 36% del efecto beneficioso de caminar más rápido sobre las arritmias podría deberse a mejoras en los marcadores metabólicos e inflamatorios.

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Aunque se trata de un estudio observacional –por lo que no se pueden establecer relaciones de causa y efecto con certeza–, los resultados fueron más pronunciados en mujeres, menores de 60 años, personas no obesas, quienes padecían hipertensión y aquellos con al menos dos enfermedades crónicas.

“Este estudio es el primero en explorar las vías que sustentan la asociación entre el ritmo al caminar y las arritmias, y en aportar evidencia de que los factores metabólicos e inflamatorios podrían influir; caminar más rápido redujo el riesgo de obesidad e inflamación, lo que a su vez redujo el riesgo de arritmias”, ha explicado la profesora Jill Pell, una de las autoras del estudio.

“Este hallazgo es biológicamente plausible, ya que estudios epidemiológicos acumulativos han demostrado que el ritmo al caminar está inversamente asociado con factores metabólicos, como la obesidad, la HbA1c [glucemia en ayunas], la diabetes y la hipertensión arterial [hipertensión], que, a su vez, se asocian con el riesgo de arritmias”, concluye la experta.

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  • 1

    “Actividad Física.” World Health Organization: WHO, 26 June 2024, https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/physical-activity.

  • 2

    “University of Glasgow - University News.” Brisk Walking Pace May Lower Risk of Heart Abnormalities, 15 Apr. 2025, https://www.gla.ac.uk/news/headline_1171216_en.html.

  • 3
    Jill P Pell. «Association of Self-Reported and Accelerometer-Based Walking Pace With Incident Cardiac Arrhythmias: A Prospective Cohort Study Using UK Biobank». Heart, BMJ, 2025, pp. heartjnl–2024, doi:10.1136/heartjnl-2024-325004.
  • 4
    Lizhi Zhao. «Global, Regional, and National Burden of Disease Study of Atrial Fibrillation Flutter, 1990–2019: Results from a Global Burden of Disease Study, 2019». BMC Public Health, vol. 22, n.º 1, Springer Science and Business Media LLC, 2022, doi:10.1186/s12889-022-14403-2.
  • 5
    Hitoshi Ota. «Atrial Fibrillation With and Without Cardiovascular Risk Factors and Stroke Mortality». Journal of Atherosclerosis and Thrombosis, vol. 28, n.º 3, Japan Atherosclerosis Society, 2021, pp. 241–248+, doi:10.5551/jat.53629.
  • 6
    Adrian D Elliott, Dominik Linz, Ricardo Mishima, Kadhim Kadhim, y Celine Gallagher. «Association Between Physical Activity and Risk of Incident Arrhythmias in 402 406 Individuals: Evidence from the UK Biobank Cohort». European Heart Journal, vol. 41, n.º 15, Oxford University Press (OUP), 2020, pp. 1479–1486+, doi:10.1093/eurheartj/ehz897.

Actualizado: 21 de abril de 2025

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