El ejercicio reduce el riesgo cardiovascular asociado al cáncer de mama
31/01/2018
Practicar ejercicio físico es muy beneficioso para las pacientes con cáncer de mama, ya que no solo alivia las molestias de la quimioterapia, sino que mejora el pronóstico de este tipo de tumores, entre otras ventajas, a las que se suman las conclusiones de un nuevo estudio realizado por científicos de la Universidad del Sur de California, que indican que la actividad física regular puede prolongar la vida de las mujeres que han superado esta neoplasia porque reduce las probabilidades de que desarrollen enfermedades cardiovasculares –que constituyen la primera causa de muerte en estas pacientes–, y diabetes tipo 2.
A pesar de que la tasa de supervivencia del cáncer de mama a los cinco años es de casi el 90%, el tratamiento incrementa el riesgo de sufrir obesidad y síndrome metabólico, que se caracteriza por la concurrencia de hipertensión, acumulación de grasa abdominal, resistencia a la insulina y niveles colesterol altos en la sangre, que aumentan las probabilidades de desarrollar patologías cardiovasculares o metabólicas (como la diabetes) y cáncer.
Las mujeres tratadas de cáncer de mama que realizaron ejercicio presentaron una reducción del 10% en sus niveles de presión arterial y un incremento del 50% en los niveles de colesterol bueno
Y es que, tal y como han explicado los autores de la investigación, que se ha publicado en Journal of Clinical Oncology, las mujeres con síndrome metabólico tienen un 17% más riesgo de sufrir cáncer de mama, el triple de probabilidades de experimentar una recidiva de dicho tumor, y dos veces más riesgo de morir a causa de esta neoplasia.
Ejercicio contra síndrome metabólico y enfermedad cardiovascular
Para comprobar el impacto del ejercicio físico en la reducción del riesgo de síndrome metabólico en estas pacientes, los autores del trabajo reclutaron a 100 mujeres con una edad promedio de 53 años, el 46% de las cuales eran obesas, y que habían finalizado el tratamiento oncológico en los seis meses anteriores, y las dividieron en dos grupos de forma aleatoria.
Uno de los grupos continuó con su vida sedentaria, mientras que las participantes del otro grupo se sometieron durante cuatro meses a un programa que constaba de ejercicios aeróbicos (un mínimo de 150 minutos) y de resistencia con pesas, de intensidad moderada, divididos en tres sesiones a la semana. Al cabo de ese tiempo se observó que mientras entre las sedentarias la tasa de síndrome metabólico alcanza el 80%, en las que realizaban ejercicio era de tan solo el 15%.
Además, las mujeres que se mantuvieron activas gracias a la tabla de ejercicios no solo perdieron el exceso de grasa y ganaron masa muscular, sino que también mejoraron su salud porque experimentaron una reducción del 10% en sus niveles de presión arterial y un incremento del 50% en los niveles de colesterol HDL (el 'bueno'), lo que disminuyó sus probabilidades de sufrir patologías cardiovasculares.
Actualizado: 4 de mayo de 2023