Hacer ejercicio a menudo ayuda a prevenir el COVID-19 y sus riesgos

Encuentran un vínculo entre la práctica regular de ejercicio físico –150 minutos de actividad física de intensidad moderada o 75 minutos de intensidad vigorosa, a la semana– y un menor riesgo de infección por coronavirus y de COVID-19 grave.
Dos personas haciendo ejercicio en el gimnasio

23/08/2022

Practicar ejercicio físico tienen numerosos beneficios para la salud, y no solo previene la aparición de enfermedades, sino que también mejora el bienestar emocional y protege frente a los efectos del envejecimiento. Ahora, una revisión de estudios ha añadido una nueva ventaja al comprobar que hacer ejercicio de manera regular también puede reducir el riesgo de contraer la infección por coronavirus y de experimentar síntomas de COVID-19 graves –incluyendo la necesidad de ingreso hospitalario o muerte– en caso de infectarse.

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Los resultados del estudio, que ha sido dirigido por Antonio García-Hermoso, de la Universidad Pública de Navarra, revelan que la mayor protección se consigue con 150 minutos de actividad física moderada o 75 minutos de actividad física de intensidad vigorosa a la semana. El ejercicio físico ya se había relacionado en estudios previos con una reducción tanto del riesgo de infección, como de su gravedad, en las infecciones respiratorias, debido en parte a que potencia el sistema inmunitario.

En el caso del COVID-19 no se comprende bien el vínculo entre la práctica regular de actividad física y la gravedad de la enfermedad, pero según los investigadores es probable que intervengan factores metabólicos y ambientales. El objetivo de su estudio, que se ha publicado en British Journal of Sports Medicine, era cuantificar el umbral de actividad física a partir del cual podrían disminuir los riesgos de infección por SARS-CoV-2, y de hospitalización y muerte por esta causa.

La práctica regular de ejercicio de intensidad moderada puede promover las respuestas antiinflamatorias del organismo y las aptitudes cardiorrespiratoria y muscular, y proteger contra el COVID-19 grave

El equipo de científicos revisó las publicaciones científicas entre noviembre de 2019 y marzo de 2022 para buscar trabajos que hubieran investigado los efectos del ejercicio físico sobre la infección por SARS-CoV-2 y encontraron 16 trabajos que cumplían los criterios para ser seleccionados y que incluían datos de 1.853.610 personas (un 54% mujeres) con una media de edad de 53 años. La mayoría de los estudios eran observacionales y se habían llevado a cabo en Corea del Sur, Reino Unido, Canadá, Irán, España, Brasil, Palestina, Sudáfrica y Suecia.

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43% menos riesgo de muerte por COVID-19

Al analizar los datos los investigadores encontraron que aquellos que practicaban ejercicio regularmente tenían un 11% menos riesgo de infección por coronavirus, un riesgo 44% menor de enfermedad grave por COVID-19, un riesgo 36% menor de ingreso hospitalario, y un riesgo 43% menor de muerte a causa de esta enfermedad, que el de los participantes físicamente inactivos. Observaron, además, que el beneficio que proporcionaba la actividad física era independiente de otros factores que podrían haber influido.

El máximo efecto protector se produjo alrededor de los 500 minutos semanales del equivalente metabólico de la tarea (EMT), tras los cuales no hubo más mejoras. Los EMT expresan la cantidad de energía (calorías) gastada por minuto de actividad física, y 500 de ellos equivalen a 150 minutos de actividad física de intensidad moderada o 75 minutos de actividad física de intensidad vigorosa.

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Los investigadores han advertido que su análisis incluyó estudios observacionales, diferentes diseños de estudio y evaluaciones subjetivas de los niveles de actividad física, y que se realizaron durante las oleadas provocadas por las variantes beta y delta del coronavirus, y no por ómicron, aspectos que pueden alterar la interpretación de los resultados.

Señalan, sin embargo, que hay explicaciones biológicas plausibles para sus hallazgos, ya que la práctica regular de ejercicio de intensidad moderada puede contribuir a promover las respuestas antiinflamatorias del organismo, así como las aptitudes cardiorrespiratoria y muscular, lo que puede a su vez explicar sus efectos beneficiosos para evitar que el COVID-19 evolucione hacia un cuadro grave.

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“Nuestros hallazgos destacan los efectos protectores de realizar suficiente actividad física como estrategia de salud pública, con beneficios potenciales para reducir el riesgo de COVID-19 grave”, afirman los investigadores, que añaden: “Dada la heterogeneidad y el riesgo de sesgo de publicación, ahora se necesitan más estudios con metodología estandarizada e informes de resultados”.

Actualizado: 5 de mayo de 2023

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