Hacer ejercicio en el embarazo favorece la función pulmonar del bebé
07/09/2021
Diversos estudios indican que realizar ejercicio físico durante el embarazo tiene beneficios para la futura mamá, como reducir el riesgo de desarrollar diabetes gestacional o hipertensión, o de presentar ciertas complicaciones, e incluso menos probabilidades de sufrir depresión antes o después del nacimiento de su hijo. Pero la práctica de actividad física también influye positivamente en la salud de la descendencia, ya que un nuevo estudio en el que se han analizado datos de 814 bebés ha encontrado que aquellos cuyas madres fueron físicamente activas durante la gestación tenían una mejor función pulmonar en comparación con los hijos de mujeres inactivas.
La investigación que ha llegado a esta conclusión se ha presentado en el Congreso Internacional de la Sociedad Respiratoria Europea 'virtual'. La Dra. Hrefna Katrin Gudmundsdottir, pediatra y estudiante de doctorado de la Universidad de Oslo (Noruega) ha afirmado que encontraron “que los bebés nacidos de madres inactivas tenían más probabilidades de estar en el grupo con la función pulmonar más baja en comparación con los bebés nacidos de madres activas”.
“Si la actividad física durante el embarazo pudiese reducir el riesgo de deterioro de la función pulmonar del bebé, sería una forma sencilla de mejorar la salud respiratoria de la descendencia”
La Dra. Gudmundsdottir, tambien ha señalado que “estudios anteriores han demostrado que las personas con función pulmonar baja en la infancia tienen un mayor riesgo de asma, otras enfermedades pulmonares obstructivas, y una función pulmonar más baja en el futuro. Por lo tanto, explorar los factores que pueden estar asociados con la función pulmonar en los bebés es importante. Si la actividad física durante el embarazo pudiese reducir el riesgo de deterioro de la función pulmonar del bebé, sería una forma sencilla y de bajo coste de mejorar la salud respiratoria de la descendencia”.
Función pulmonar más baja en bebés de embarazadas inactivas
La función pulmonar de los bebés se evaluó cuando tenían alrededor de tres meses midiendo su respiración normal cuando se encontraban tranquilos y despiertos. Para ello, se colocó una mascarilla sobre la nariz y la boca del niño, registrando el flujo y el volumen de aire inhalado y exhalado; esta máscara se colocó en un equipo de medición para registrar tantas respiraciones como fuera posible. Las madres, por su parte, respondieron a cuestionarios alrededor de las 18 y 34 semanas de embarazo, en los que informaban sobre su salud, estilo de vida, factores sociales y económicos y tipo de dieta, incluyendo la frecuencia e intensidad con la que hacían ejercicio y durante cuánto tiempo a las 18 semanas, lo que sirvió a los investigadores para clasificarlas como inactivas, bastante activas, o muy activas.
La medida más importante para este trabajo fue la relación entre el tiempo hasta el flujo espiratorio tidal máximo y el tiempo espiratorio (tPTEF/tE). Un tPTEF/tE bajo supone una limitación en el flujo de aire exhalado. El promedio tPTEF/tE de los 814 bebés fue de 0,391; los 290 bebés de madres inactivas tuvieron el promedio más bajo (0,387) y los 299 bebés de madres muy activas el más alto (0,394), lo que no constituye una diferencia estadísticamente significativa.
Los bebés cuyas madres fueron inactivas en el embarazo tenían más probabilidades de tener un tPTEF/tE de menos de 0,25, que indica una función pulmonar baja
Aunque los autores del estudio no encontraron un incremento continuo y significativo en las mediciones de tPTEF/tE desde bebés de madres inactivas hasta bebés de madres muy activas, sí comprobaron que aquellos cuyas madres fueron inactivas en el embarazo, en comparación con las activas, tenían más probabilidades de tener un tPTEF/tE de menos de 0,25, lo cual fue estadísticamente significativo e indica una función pulmonar baja.
“Aunque no existe una definición clara de función pulmonar 'baja', los estudios, incluidos los de nuestro propio grupo (como el publicado en The New England Journal of Medicine), han encontrado que los bebés con una medición de tPTEF/tE de menos de 0,20 poco después del nacimiento tenían más probabilidades de tener antecedentes de asma a la edad de 10 años. Además, los niños con función pulmonar en el 50% inferior del grupo tenían más probabilidades de tener asma actual a los 10 años y de tener antecedentes de asma”, ha señalado la Dra. Gudmundsdottir.
Estos científicos continuarán siguiendo a los bebés a medida que crezcan para comprobar cómo evoluciona su función pulmonar y cómo se relaciona con la aparición de patologías respiratorias, como el asma. “También esperamos explorar asociaciones entre la actividad física materna y el asma, las alergias y otras enfermedades no transmisibles en el futuro”, ha concluido la Dra. Gudmundsdottir.
Actualizado: 5 de mayo de 2023