Hacer ejercicio físico en la infancia mejora la memoria de trabajo
10/07/2017
La ausencia de actividad física es un problema de salud pública a nivel mundial ya que, según la evidencia científica, es una de las principales causas de la aparición de múltiples enfermedades no transmisibles; lo que resulta especialmente preocupante en la población infantil por la forma en la que el sedentarismo podría afectarles a largo plazo. Pese a que son muchos los estudios que analizan los efectos del sedentarismo sobre la salud, hasta ahora ninguno había analizado la asociación longitudinal entre los hábitos de actividad física y la denominada memoria de trabajo en dos períodos clave del desarrollo durante la infancia.
Ahora, un grupo de investigadores del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), acaba de publicar en The Journal of Pediatrics un estudio prospectivo según el cual concluyen que la falta de actividad física de los cuatro a los seis años tiene efectos en el desarrollo cognitivo de esos niños en el futuro, siendo por el momento más evidentes sus consecuencias al alcanzar la adolescencia.
La falta de actividad física de los cuatro a los seis años tiene efectos en el desarrollo cognitivo de los niños, y afecta especialmente a la memoria de trabajo durante la adolescencia
Para realizar el estudio se entregó un cuestionario a los padres de 1.093 de los 1.400 niños seleccionados, en el que debían informar sobre los hábitos de vida de su hijo a los cuatro años de edad. Cada uno de esos niños realizó una prueba de memoria tres años después, a los siete años. Los otros 307 niños restantes, cuyos padres también completaron el cuestionario de hábitos, pero esta vez a los seis años de edad, realizaron un test que analizó la memoria de trabajo a los 14 años de edad.
Tras realizar los ajustes estadísticos necesarios, los autores del trabajo investigaron las relaciones existentes entre unos hábitos de vida saludables y la memoria de trabajo, y hallaron que unos niveles pobres de actividad física fuera de la escuela cuando los menores tenían cuatro años se asociaban a un 0,95% menos de capacidad en la memoria de trabajo cuando cumplían los siete años. Pero esta cifra aumentaba hasta un 5% en el caso del grupo de niños de seis años que habían tenido comportamientos sedentarios cuando estos llegaban a la adolescencia.
Por tanto, la ausencia de actividad física en dos de los momentos más cruciales del desarrollo cognitivo, la edad preescolar y primaria, se asociaron con un menor rendimiento de la memoria de trabajo; unos resultados que ponen de manifiesto la importancia de promover hábitos saludables y la reducción del sedentarismo desde etapas tempranas de la vida para que el potencial cognitivo de los niños no se vea disminuido.
Qué es la memoria de trabajo
El concepto de memoria de trabajo, creado por Alan Baddeley en la década de los 80 del pasado siglo XX, se utiliza para hacer referencia a la memoria temporal que el ser humano emplea para determinadas tareas. Es, por tanto, una habilidad cognitiva perteneciente a la función ejecutiva del cerebro, que demuestra el perfil activo y dinámico de la memoria, capaz no solo de almacenar información, sino también de llevar a cabo su procesado y transformación.
Hablamos en este caso de una memoria a corto plazo que nos permite retener información mientras llevamos a cabo otras tareas, aprender, a través de la asociación del nuevo conocimiento con otro que ya conocíamos, y procesar la información en relación con experiencias pasadas almacenadas en la memoria a largo plazo. La memoria de trabajo la utilizamos a diario para un sinfín de actividades cotidianas, como podrían ser orientarnos por las calles de una ciudad, recordar una lista de la compra, o llevar a cabo la secuencia de pasos para elaborar una receta.
Actualizado: 4 de mayo de 2023