Beber alcohol embarazada puede alterar la forma de la cara del bebé
17/02/2023
Beber alcohol está totalmente contraindicado en las embarazadas porque puede afectar al desarrollo del feto y tener consecuencias tan graves para el futuro bebé como el síndrome de alcoholismo fetal, que causa diversos problemas de salud físicos y mentales. Sin embargo, hay quién lo hace de forma esporádica al pensar que no tiene tantas implicaciones. Ahora, un nuevo estudio ha ido más allá y ha revelado que el consumo de alcohol antes y durante el embarazo se asocia a la alteración de la forma de la cara del niño, incluso cuando la madre tomaba una cantidad inferior a 12 g a la semana, que equivale a un vaso pequeño de vino de 175 ml o a 330 ml de cerveza.
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Los investigadores han encontrado una asociación entre las alteraciones en la forma de los rostros de los niños y la cantidad de alcohol que tomaban sus madres tanto antes de la gestación como durante la misma. Es el primer estudio que descubre este tipo de relación en los niños cuyas madres consumieron alcohol hasta tres meses antes del embarazo, pero dejaron de hacerlo al quedarse embarazadas. Sus hallazgos se han publicado en Human Reproduction.
La forma de los rostros de los bebés puede ser un signo de futuros problemas de salud y desarrollo. Gennady Roshchupkin, profesor asistente y líder del grupo de biología de población computacional en el Centro Médico Erasmus (Rotterdam, Países Bajos), que ha dirigido el estudio, declara: “Yo llamaría a la cara un 'espejo de la salud', ya que refleja la salud general de un niño. La exposición de un niño al alcohol antes del nacimiento puede tener efectos adversos significativos en el desarrollo de su salud, y si una madre bebe regularmente una gran cantidad, esto puede provocar un trastorno del espectro alcohólico fetal (FASD), que se refleja en las caras de los niños”.
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Los bebés que nacen con trastorno del espectro alcohólico fetal (FASD) o síndrome de alcoholismo fetal (SAF) sufren retraso del crecimiento, deterioro neurológico y un desarrollo facial anormal característico, y síntomas como deterioro cognitivo, TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad), problemas de aprendizaje, de memoria y de comportamiento y retrasos en el habla y el lenguaje.
Asociación entre la exposición al alcohol y la forma facial del niño
Ya se sabía que un excesivo consumo de alcohol durante el embarazo puede provocar este síndrome en el bebé, pero la nueva investigación se ha centrado en los efectos de la ingesta de pequeñas cantidades de esta bebida antes y durante la gestación en niños de diferentes orígenes étnicos, utilizando un algoritmo basado en IA y aprendizaje profundo para estudiar imágenes tridimensionales de niños obtenidas cuando tenían nueve años (3.149) y 13 años (2.477), que habían participado en el Estudio Generación R en los Países Bajos, un estudio poblacional de mujeres embarazadas y sus hijos desde la vida fetal en adelante. Los niños que fueron analizados nacieron entre abril de 2009 y enero de 2006.
“No existe un nivel seguro establecido de consumo de alcohol durante el embarazo y es recomendable dejar de beber alcohol incluso antes de la concepción para garantizar resultados de salud óptimos para la madre y el feto”
Las madres completaron cuestionarios donde informaron sobre su ingesta de alcohol al principio, en la mitad y al final del embarazo. Los investigadores las clasificaron en tres grupos: madres que no bebieron ni antes ni durante el embarazo (grupo de control), madres que bebieron durante los tres meses previos a la concepción, pero dejaron de hacerlo cuando quedaron embarazadas y madres que bebieron durante el embarazo, (aquí se incluía tanto a las que solo bebieron durante el primer trimestre del embarazo, y a las que continuaron bebiendo durante toda la gestación).
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“Encontramos una asociación estadísticamente significativa entre la exposición prenatal al alcohol y la forma de la cara en los niños de nueve años. Cuanto más alcohol bebían las madres, más cambios estadísticamente significativos había. Los rasgos más comunes eran la punta de la nariz hacia arriba, la punta acortada nariz, barbilla hacia afuera y párpado inferior hacia adentro”, afirma Xianjing Liu, primer autor del estudio.
“Entre el grupo de madres que bebieron durante el embarazo, encontramos que incluso si las madres bebían muy poco durante el embarazo, menos de 12 g por semana, se podía observar la asociación entre la exposición al alcohol y la forma facial de los niños. Esta es la primera vez que se ha observado una asociación en niveles tan bajos de consumo de alcohol”, añade.
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Los investigadores observaron, sin embargo, que el vínculo entre el consumo de alcohol y la forma de la cara se debilitó en los niños mayores y no encontraron una asociación significativa cuando analizaron los datos de los niños a la edad de 13 años. En opinión de Roshchupkin, podría ser porque a medida que el niño va creciendo le influyen otros factores ambientales y los cambios en la cara pueden disminuir o desdibujarse por el proceso del desarrollo normal, lo que no significa que desaparezca el efecto del alcohol sobre su salud.
“Por lo tanto, es crucial enfatizar que no existe un nivel seguro establecido de consumo de alcohol durante el embarazo y es recomendable dejar de beber alcohol incluso antes de la concepción para garantizar resultados de salud óptimos tanto para la madre como para el feto en desarrollo”, afirma el profesor Roshchupkin. “Se necesitan más investigaciones sobre el mecanismo de asociación para comprender completamente cómo se desarrolla la asociación y luego se debilita con la edad”.
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Encontraron resultados similares al analizar los datos de las madres que bebieron durante el primer trimestre, pero luego lo dejaron, y las que continuaron bebiendo, lo que sugiere que las asociaciones se explicaron principalmente por la exposición del feto al alcohol en los primeros tres meses de embarazo. Según han explicado los investigadores trabajos anteriores sobre desarrollo infantil tras la exposición prenatal al alcohol atribuyen su relación con la forma del rostro a posibles trastornos metabólicos en las madres, como elevados niveles de azúcar en la sangre y la enfermedad del hígado graso. Sin embargo, se necesitan más investigaciones, ya que su estudio es observacional y no puede demostrar la relación causa-efecto, y las mujeres podrían haber subestimado su consumo de alcohol al responder a los cuestionarios.
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El Profesor Matt Sydes, Profesor de Ensayos Clínicos y Metodología de la UCL (University College London), que no ha participado en el estudio, ha puesto algunas objeciones al mismo en declaraciones a SMC Science Media Centre: “Aunque el estudio fue aprobado por el comité de ética, sería bueno ver cómo se seleccionaron las categorías étnicas y si encajan bien y si estamos hablando de cambios morfológicos que se considerarían importantes entre las personas de cada uno de estos antecedentes culturales dentro de Los Países Bajos y más ampliamente”.
“Una limitación clave es el probable sesgo de recuerdo al informar los niveles de consumo de alcohol, o incluso la información errónea deliberada. El consumo de alcohol autoinformado es quizás poco confiable, y esto puede ser más pronunciado en un grupo al que se le dice repetidamente que no beba”.
Actualizado: 20 de febrero de 2023