Nace el primer bebé gestado gracias al útero de una donante muerta
10/12/2018
Aunque no es el primer niño que viene al mundo tras someterse su madre a un trasplante de útero, nunca antes se había logrado que un embarazo llegase a término cuando el órgano trasplantado procedía de un cadáver, como ocurre en este caso. La madre del bebé, que ha sido niña, carecía de útero a causa de un síndrome congénito conocido como Mayer-Rokitansky-Küster-Hauser, y ocho meses antes del trasplante se le realizó un tratamiento de fecundación in vitro en el que se obtuvieron ocho embriones que fueron criopreservados.
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La donante era una mujer de 45 años que falleció de un ictus, y los médicos implantaron su útero en la receptora –que tenía 32 años–, conectándolo con los vasos sanguíneos, los ligamentos y otros tejidos circundantes. Tras siete meses de seguimiento durante los cuales la paciente tuvo que tomar fármacos inmunosupresores, entre otros, para prevenir posibles complicaciones, y después de comprobar que no se habían producido anomalías y que tenía menstruaciones con regularidad, los especialistas le implantaron el embrión.
A las 35 semanas de embarazo programaron una cesárea, que tuvo lugar el 15 de diciembre de 2017, y durante esta intervención, además de nacer una niña sana, también se retiró el útero implantado sin complicaciones. Los detalles del procedimiento se han publicado en la revista científica The Lancet, y sus autores sugieren que el trasplante uterino es una opción que puede facilitar el deseo de muchas mujeres que quieren tener hijos y no pueden, sobre todo si no es necesario que la donante esté viva.
La receptora del útero de la fallecida debería someterse a dos intervenciones de cirugía mayor y tomar inmunosupresores, con los riesgos que esto supone
Un trasplante de útero con muchos riesgos
Hay que recordar, sin embargo, que se trata de una técnica poco probada, porque hasta ahora solo se han realizado alrededor de 50 trasplantes de útero en todo el mundo. Además, también se han alzado voces críticas al respecto, que cuestionan este procedimiento tanto desde el punto de vista ético, como sanitario, por los riesgos que conlleva para la salud de madre y bebé.
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Así, como ha explicado Beatriz Domínguez-Gil, directora de la Organización Nacional de Trasplantes, incluso en el caso de que el útero proceda de una donante fallecida, sería necesario someter a la receptora (que aunque sea infértil, está sana) a dos intervenciones de cirugía mayor –con los riesgos que suponen–, y a madre e hijo a los efectos secundarios del tratamiento inmunosupresor necesario para evitar el rechazo del órgano. De hecho, la Organización Nacional de Trasplantes ha emitido un informe negativo a esta práctica en España.
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Actualizado: 4 de mayo de 2023