Un reloj interno regula el ciclo menstrual, sincronizado también por la luna

Un estudio revela que el ciclo menstrual está regulado por un mecanismo interno que actúa como un reloj más que por procesos externos, en el que también influye el ciclo lunar, y que los problemas de fertilidad en la mujer se podrían abordar desde una perspectiva cronobiológica.
Un reloj somre una compresa simbolizando el tiempo para la próxima mestruación

11/04/2024

El ciclo menstrual es como un calendario biológico que el organismo de la mujer sigue cada mes y en el que se repiten una serie de eventos para preparar el cuerpo femenino para un posible embarazo. Es un proceso natural que dura en promedio 28 días –aunque puede variar de una mujer a otra y de un mes a otro– en el que tienen lugar cambios hormonales. Es como si la naturaleza dijera: “¡Estamos listos para la vida!”. Sin embargo, aún no conocemos con detalle la fisiología reproductiva de las mujeres, ni cómo influyen diversos factores, tanto internos como externos, en la regulación del ciclo menstrual.

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Ahora, un grupo internacional de científicos que reúne al Inserm, al CNRS y a la Universidad Claude Bernard Lyon 1 ha investigado el ciclo ovárico femenino y específicamente si su ritmo mensual es controlado por un mecanismo interno similar a un reloj, o por factores externos, así como su relación con el ciclo lunar. Analizando dos grandes conjuntos de datos epidemiológicos que incluyen ciclos de mujeres europeas y norteamericanas, los investigadores encontraron evidencia de que el ciclo menstrual probablemente es regulado por un mecanismo interno.

Además, han descubierto una influencia leve, pero significativa, del ciclo lunar de 29,5 días en el ciclo menstrual, aunque esta influencia varía entre las poblaciones europeas y norteamericanas. Estos hallazgos sugieren la posibilidad de optimizar el ciclo ovulatorio mediante enfoques cronobiológicos para tratar los problemas de fertilidad en mujeres. Sus hallazgos se han publicado en Science Advances.

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Cómo influyen los ritmos circadianos en la menstruación

El ciclo menstrual, con una duración promedio de 29,3 días, es un ritmo biológico que supera las 24 horas. Aunque se sabe que tiene tres fases (latencia, ventana fértil y postovulatoria), la pregunta de si un reloj interno regula su duración ha permanecido sin respuesta. Los autores partieron de que existe cierta evidencia que sugiere que cada una de las tres fases de los ciclos menstruales puede estar bajo la influencia del sistema de sincronización circadiana, y que la alteración de los ritmos circadianos se asocia con alteraciones de la función menstrual.

Estudios previos han demostrado que la contaminación atmosférica tiene un efecto sobre el momento de la ovulación, o sobre la duración de la fase postovulatoria, mientras que otros han descrito un efecto de la exposición a la luz y el trabajo por turnos. Sin embargo, hasta la fecha, no existe evidencia sólida o incluso moderada que respalde la existencia de un sistema de sincronización endógeno que impulse todo el ciclo menstrual. En el nuevo estudio utilizaron análisis estadísticos avanzados en datos de ciclos menstruales de mujeres en Europa y Norteamérica (26.912 ciclos de 2.303 mujeres europeas y 4.786 ciclos de 721 mujeres norteamericanas) para explorar esta cuestión.

Los hallazgos abren la puerta a futuras investigaciones sobre cómo se puede aplicar la cronobiología para mejorar la fertilidad femenina

Los investigadores observaron que la duración del ciclo menstrual muestra una regulación que recuerda la duración de ciclos anteriores, lo que sugiere la existencia de un sistema de temporización interno de origen endógeno. Además, identificaron una conexión entre los ciclos menstruales y lunares, aunque esta relación es débil y varía entre las poblaciones estudiadas. Esto podría indicar que el ciclo menstrual y, por lo tanto, la ovulación, podría estar influenciado directamente por el ciclo lunar o ser un vestigio de nuestro pasado evolutivo.

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El estudio también menciona que la longitud del ciclo menstrual tiene una base genética, relacionada con la regulación de la hormona estimulante del folículo, y está influenciada por factores clínicos como la edad, el número de embarazos y partos y la edad de la menarquia.

Este análisis profundo sugiere que el ciclo menstrual no solo es regulado por un mecanismo interno que actúa como un reloj, sino que también está levemente sincronizado con el ciclo lunar, aunque de manera inconsistente entre diferentes poblaciones. Estos descubrimientos abren la puerta a futuras investigaciones sobre cómo la cronobiología se puede aplicar para mejorar la fertilidad femenina, sugiriendo que podría ser posible optimizar el ciclo ovulatorio para aumentar las tasas de éxito en el tratamiento de la subfertilidad, concluyen los autores en su artículo.

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“Confirmar la existencia de un reloj interno que coordina el ciclo menstrual, así como los mecanismos implicados en su sincronización, podría permitir aplicar los enfoques de medicina personalizada llamados ‘circadianos’, ya utilizados en oncología y para el tratamiento de enfermedades, desde el sueño o la depresión, por ejemplo, hasta cuestiones como la ovulación y los trastornos de la fertilidad”, concluye Claude Gronfier, investigador del Inserm.

Abordar los problemas de fertilidad desde una perspectiva cronobiológica

Para Cristina Carrasco, profesora sustituta e investigadora del departamento de Fisiología, facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad de Extremadura, este estudio –en el que no ha participado– tuvo un objetivo doble: “por un lado, determinar si las variaciones en la ritmicidad mensual del ciclo menstrual, es decir, en lo referente a su duración, podrían estar regidas por algún tipo de reloj circadiano desconocido (como sucede con otros relojes internos que se sabe rigen a diario nuestra vigilia-sueño, tensión arterial, temperatura, producción de enzimas y hormonas, etcétera); por otro, si dichas variaciones podrían estar sincronizadas con un proceso externo tan determinante para otros sucesos naturales como es el ciclo lunar”, ha explicado en declaraciones a Science Media Centre España.

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“Así, aplicando métodos para el análisis numérico de ritmos circadianos, los autores concluyeron que sus resultados respaldaban la existencia de ese hipotético reloj endógeno. Este serviría para corregir las discrepancias en la duración del ciclo menstrual que se da a lo largo de un determinado periodo de tiempo, es decir, la alternancia entre ciclos más cortos con otros inusualmente más largos para compensar la oscilación en torno a una periodicidad marcada internamente. Tal y como señalan los investigadores, el mecanismo podría ser parecido al que pone en marcha nuestro organismo para corregir la descompensación en el ritmo sueño/vigilia tras un viaje intercontinental, el famoso jet lag”. 

“Respecto al rol sincronizador de las distintas fases del ciclo lunar con el inicio del ciclo menstrual, la asociación entre ambas variables fue moderada. Se observó que las mujeres europeas comenzaban a menstruar de manera más frecuente en luna creciente, mientras que las norteamericanas lo hacían en luna llena. Entre las posibles explicaciones, se apunta a este fenómeno como una reminiscencia de nuestro proceso evolutivo a partir de especies acuáticas que, como sucede hoy en día, dependen de las mareas para reproducirse. Ambas conclusiones resultan muy interesantes y suponen un punto de inflexión en el avance del conocimiento sobre la fisiología reproductiva femenina”.

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“Entre las limitaciones, que los propios autores destacan, se encuentra la diferencia en las épocas en las que se recogieron las bases de datos analizadas (entre los años 1960-1990 para la base de datos europea, frente a los 2000 en la norteamericana). Esto podría influir en los resultados obtenidos, particularmente, en las diferencias geográficas respecto a la sincronización de los ciclos lunar y menstrual. Los hábitos de vida (alimentación, actividad física, socialización, exposición solar y artificial, etcétera) influyen en el funcionamiento de nuestro cuerpo, incluida la reproducción, y que han cambiado mucho en los últimos 60 años. Por tanto, sería recomendable realizar más investigaciones que permitieran corroborar los indicios obtenidos haciendo uso del big data actual, disponible gracias a las aplicaciones móviles que utilizamos millones de mujeres de todo el mundo para monitorizar nuestro ciclo menstrual”. 

“Por último, cabe destacar la aplicación clínica de tal evidencia, particularmente, en relación con los problemas de fertilidad y a su potencial abordaje terapéutico desde una perspectiva cronobiológica, la cual ha mostrado ser eficaz frente a otras patologías como el cáncer, las alteraciones del sueño o la depresión. De este modo, podríamos avanzar en el campo emergente de la medicina circadiana personalizada”, concluye la experta.

Actualizado: 11 de abril de 2024

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