Una embarazada o un neonato muere en el mundo cada 11 segundos
20/09/2019
Las muertes infantiles se han reducido a la mitad desde el año 2000, y en más de un tercio los fallecimientos maternos. Son buenas noticias, pues las cifras se sitúan en los mínimos históricos, sin embargo, todavía siguen muriendo una embarazada o un recién nacido cada 11 segundos, y todo ello por causas que podrían prevenirse.
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Estos son algunos de los datos que se han dado a conocer en el nuevo informe realizado por UNICEF, la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Grupo del Banco Mundial, y la División de Población de las Naciones Unidas, que se realiza cada año para valorar los niveles y las tendencias en la mortalidad infantil en el mundo.
Los resultados han sido positivos, aunque todavía queda un largo camino para erradicar las desigualdades que provocan la mayoría de estos fallecimientos. El trabajo indica que en 2018 murieron 6,2 millones de niños menores de 15 años, con respecto a los 6,3 millones que fallecieron en 2017 según el informe del año pasado.
Causas de muerte materno-infantil podrían evitarse
Además, añade que 290 000 mujeres perdieron la vida durante el embarazo o el parto debido a complicaciones asociadas, pues durante estas dos etapas son más vulnerables. Se estima que una gestante o un neonato fallece cada 11 segundos en el mundo, lo que equivale a 2,8 millones al año.
Un tercio de las muertes en los niños se producen durante el primer día de vida, y tres cuartas de las mismas durante la primera semana
Entre el año 2000 y el 2017 la tasa de mortalidad materna se ha reducido un 38%, y el objetivo propone conseguir que se den menos de 70 muertes por cada 100 000 bebés nacidos vivos en 2030. En cuanto a los fallecimientos de los niños menores de 15 años se ha reducido la tasa un 56% desde 1990, de 14,2 a 6,2 millones en 2018.
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Durante el primer mes de vida –y especialmente si su nacimiento ha sido prematuro– los bebés se deben enfrentar a posibles complicaciones, como infecciones por contacto o defectos congénitos. Un tercio de estos fallecimientos ocurren a lo largo del primer día de vida y tres cuartos durante la primera semana.
El objetivo al que pretenden llegar en 2030 en relación a las muertes de los neonatos es una reducción de al menos 12 por cada 1000 nacidos, y 25 por cada 1000 en el caso de los menores de cinco años, cuyos decesos suelen darse por diarrea, malaria, sepsis neonatal o neumonía neonatal.
Desigualdades en la atención sanitaria a embarazadas y bebés
Uno de los problemas más importantes que plantea este informe es que existen grandes desigualdades en las muertes de madres e hijos en función de los países donde se encuentren. Las mujeres de África subsahariana tienen un riesgo de morir de una cada 37 durante la gestación o el parto, en comparación con una por cada 6500 que fallece en Europa. Solo en Asia meridional y África subsahariana aglutinan el 80% de los decesos de madres y sus bebés.
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En el sur de la zona asiática se han llevado a cabo mejoras para conseguir una mayor supervivencia materna, que han logrado reducir las tasas de fallecimientos en un 60% desde el año 2000. Bangladesh, Bielorrusia, Kazajistán, Camboya, Mongolia, Marruecos, Zambia y Ruanda son algunos de los países que también han bajado sus índices de muertes infantiles y maternas, gracias a políticas de atención gratuita durante el embarazo y la infancia y la potenciación de la planificación familiar.
Henrietta H. Fore, directora ejecutiva de UNICEF, ha declarado que adoptar medidas como el acceso a profesionales que puedan ayudar a las madres y a los bebés durante el parto, una nutrición adecuada, agua limpia, vacunas y medicamentos básicos, además de invertir en una cobertura universal de salud, podría ayudar a reducir estas tasas de muertes.
Actualizado: 4 de mayo de 2023